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El Juego Energético de “Suma Cero”

Decisión Reciente de la OPEP

El pasado 5 de octubre la OPEP Ampliada (países petroleros de la OPEP más los países No OPEP) se reunieron en Viena, Austria, y su 33ra Reunión Ministerial acordaron el recorte de la producción de crudo en 2 millones de barriles diarios a partir de noviembre próximo, respecto de los niveles de producción acordados en agosto pasado. Se argumentó que esta decisión fue adoptada para enfrentar la incertidumbre económica mundial actual, el comportamiento reciente del mercado petrolero y, obviamente, como una forma de atender el futuro de este último. La decisión incluyó prorrogar el acuerdo hasta finales del venidero año 2023.

Datos Referenciales del Mercado Petrolero

Como bien se conoce, el mercado petrolero ha sido históricamente muy sensible y de drásticos comportamientos, con alzas y bajas muy fuertes en sus precios. A este respecto, vale tener como referencia la siguiente información:

Por una parte, que en los últimos 20 años, el precio promedio máximo del crudo OPEP superó los $/bl 131 (julio 2008), en tanto que su mínimo fue algo superior a los $/bl 17 (abril 2020).

Y por otra parte, cierto es que el precio petrolero promedio OPEP aumentó 12,5% en los últimos 12 meses (octubre 2021-2022); sin embargo,  también es cierto que ha disminuido de manera importante desde el nivel máximo promedio alcanzado en junio 2022 de $117,72. Esto último ha significado una reducción de 21,6% (más de $ 15) si se le compara con el promedio registrado hasta el día 5 del presente mes de octubre de $/bl 92,29 (https://datosmacro.expansion.com/materias-primas/opec#:~:text=El%20petr%C3%B3leo%20de%20la%20OPEP,%2C%20un%203%2C21%25)

Lo anterior explica, en gran medida, la preocupación en términos económicos que tienen los países productores de petróleo, y si tomamos la decisión en términos absolutos, hasta pudiéramos entender que la misma favorecería el medio ambiente al reducirse la producción de petróleo. No obstante, tampoco debemos ser tan ingenuos como para imaginarnos que la decisión OPEP+ es una decisión de visos ecológicos,… mas bien tiene profundas raíces económicas.

Reflexiones

Viendo el tema en profundidad y de cara a los aspectos medioambientales, el reciente anuncio de recorte de la producción de petróleo no hace sino abonar a la idea de que poco o nada realmente se está haciendo en el mundo (ni los productores ni los consumidores, ni países desarrollados ni países en desarrollo) por cuidar el planeta y su medio ambiente.  

Realmente y pese al recorte, los países OPEP están más preocupados por los precios del petróleo y los ingresos que se derivan del mismo que por las consecuencias de la extracción de petróleo, mientras que los países consumidores desearían que se mantuviese (o ampliase) la oferta petrolera. La intención de los primeros es hacer que los precios se recuperen del reciente deterioro que antes destacamos, en medio de las dificultades que se vienen planteando a raíz del conflicto bélico entre Rusia y Ucrania;, en tanto que los segundos luchan por aminorar los efectos inflacionarios sobre sus economías derivados de un aumento de los precios del petróleo transmitidos al resto de los precios de sus bienes y servicios, y que ahora, con la decisión, ven revividos o fortalecidos.

Y es que la suma de los “esfuerzos” que se han venido haciendo en el mundo en términos de protección del medio ambiente termina siendo una operación de “suma cero”. Los países consumidores, con su posición de política, directa o indirectamente, parecen preferir y promover un mayor  consumo petrolero proveniente de las fuentes fósiles tradicionales en las actuales circunstancias pues se garantizan precios más bajos. El peligro de la coyuntura actual es que su objetivo de lucha antiinflacionaria podría hacer que se vuelvan a reactivar la producción de petróleo vía fracking en EEUU y la explotación de carbón en Europa, al menos para el corto y mediano plazo mientras se supera la situación internacional. Esto, en sí mismo, iría en contra de la pretendida protección del medio ambiente, ya que pone énfasis en evitar la aceleración de la dañina inflación que enfrentan. De no producirse esta expansión de la producción de EEUU y Europa por las vías mencionadas, los países industrializados seguirán exportando inflación hacia los países productores de petróleo y demás naciones en desarrollo, vía la exportación de sus bienes terminados/finales.

Como se podrá observar, no es factible ganar en los dos tableros, el medioambiental y el inflacionario. Si se opta por no producir petróleo de las fuentes fósiles tradicionales o carbón (incluyendo el fracking), se tendrá que asumir el costo de la subida general de precios en el corto y mediano plazo. Si se opta por ampliar la producción petrolera se podrá morigerar el efecto inflacionario, pero con los costos medioambientales conocidos. Pero si se “opta” por asumir cualquiera de los dos costos, entonces las consecuencias las pagaremos todos  (la humanidad), sean estos costos ambientales o inflacionarios.

Vale comentar que evitar la reanimación inflacionaria se lograría, ceteris paribus, mediante el incremento de la oferta o producción del bien en cuestión, en este caso el  petróleo, precisamente el bien que genera la afectación del medio ambiente, la vida de la humanidad y el planeta. El pequeño-gran problema con esta “solución” es que estamos hablando de un bien muy particular, el petróleo, que forma parte de la vida moderna de múltiples y variadas formas, lo cual limita su pertinencia y efectividad.

Comentarios Finales

Lo cierto es que los países en general y sus hacedores de política manejan en distintas direcciones y el resultado es un “suma cero” ambiental y económico. Obviamente, si se acelera la puesta en marcha masiva de otras fuentes energéticas más limpias, en esa medida estaremos superando los obstáculos medioambientales y económicos aunque solo sea en el mediano y largo plazo, pues el corto plazo parece estar signado por la continuación del deterioro del ambiente y las activas presiones inflacionarias.

Mientras tanto, el conflicto bélico actual ruso-ucraniano y sus consecuencias sobre Europa parece que continuaran signando las futuras evoluciones sobre estos dos temas, con la posibilidad real de la agudización de las consecuencias dañinas sobre otros aspectos de la vida cotidiana en Europa en particular, esto sin considerar aspectos presentes en otros mercados y que presionan el contexto internacional.   

Finalmente, el llamado a acelerar los estudios y puesta en marcha masiva del uso de energías más limpias es una necesidad apremiante para que la suma medioambiental y económica sea positiva. Mientras tanto, el énfasis de corto plazo debe ser el de minimizar los efectos de estos problemas que se derivan del juego energético, y evitar así la “suma cero” de los mismos en el mediano y largo plazo.

En este orden de ideas, es claro entonces que el recorte de producciones petroleras al estilo de la adoptada por la OPEP+ no ayudará en corto plazo y por si misma a la solución de los problemas planteados, ni medioambientales ni económicos.

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