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El Neocinetismo de Gisseline Amiuny

Los artistas son testigos de la dinámica, el progreso y las tendencias que mueven las sociedades humanas.  Por eso, es preciso hacer alusión al Manifiesto Amarillo, escrito por Vasarely en 1955, una innovadora visión del arte cuyos factores fundamentales fueron el movimiento y el tiempo.  Ya en 1947, Vasarely había expresado su inconformidad con las escuelas tradicionales: “Descubrí que la forma pura y el color puro no podían explicar el mundo”.

De allí que, el Manifeste jaune recoge el sentir de los artistas del momento, deseosos de sacudirse de los estándares tradicionales y hurgar en las teorías científicas en boga, adoptar las novedosas herramientas tecnologías y experimentar con nuevos materiales, lo que les permitió incursionar en el arte con novedosas propuestas participativas, sentando las bases teóricas del movimiento cinético y del arte construido o Art Construit, como lo conocemos actualmente

Denise René, promotora de las ideas de Vasarely en su galería parisina, organiza en 1955 la exposición Le Mouvement, dando un significativo impulso a una proposición plástica que exaltaba la inestabilidad del plano a través del movimiento real o virtual y una nueva dialéctica entre el espectador y las obras.

Apoyados en la ciencia y los avances tecnológicos, la obra del artista comenzó a ser “transformable en sí misma, por el movimiento óptico o la intervención del espectador, la obra convertida en una recreación sin límites”, escribió Pontus Hulten, curador de la exposición, sobre esa revolucionaria experiencia visual e interactiva, en la que participaron Calder, Tingueli, Arp, Vasarely, Duchamp, Agam y un joven artista venezolano llamado Jesús Soto.

El cinetismo introdujo en el arte nociones inéditas como el tiempo y el espacio, produciendo un cambio significativo en el lenguaje visual tradicional, ya que el espectador, de ente contemplativo pasó a ser parte integrante de la obra al involucrarse y participar en ella. De igual manera, la superficie plana se transformó en una ambientación espacial tridimensional. El artista cinético se reivindicó desde entonces como un investigador que utiliza tecnología y materiales del momento, adecuándolos y combinándolos para desarrollar nuevas posibilidades expresivas y nuevas proposiciones estéticas.

El desarrollo y la vigencia de una tendencia en el arte, es el fruto de enormes reflexiones, esfuerzos y atrevimientos.  El Cinetismo, que algunos consideran la última de las vanguardias, ha dado origen a una nueva generación de jóvenes artistas que han asumido la construcción de su propio escenario dentro del arte construido. Podríamos llamarlos “neocinéticos”, ya que retomaron los fundamentos y conceptos de esta corriente adaptándolos a la tecnología del presente, a su visión del mundo, a sus conocimientos y a sus experiencias. Con los nuevos materiales disponibles y su poesía personal han creado obras dentro de una línea estética innovadora.

La audaz propuesta de Gisseline Amiuny (1963), nos conduce a una aventura visual e interactiva, donde la luz y el movimiento generan otras formas de percibir la realidad, al interactuar con una compleja arquitectura de tramas y formas especulares que crean volúmenes virtuales con efectos cinéticos.

En nuestro encuentro en París, le comenté que las obras de un artista son sus respuestas a la incertidumbre, es decir, momentos de claridad que se transforman en materia, volúmenes, texturas, formas, luz, color. Al preguntarle a Gisseline a dónde apuntan sus reflexiones, su respuesta no deja lugar a dudas sobre la coherencia de su discurso plástico: “El cinetismo y la geometría me apasionan. Partiendo de un concepto, mi propuesta la sustento mediante la investigación y el estudio de técnicas y materiales para poder hacer realidad la idea que he venido desarrollando y ver la obra materializada. Mis reflexiones apuntan a la creación de volúmenes virtuales, utilizando la luz como fuente de color. Mi arte es tecnológico, para fabricar mis obras utilizo computadoras y máquinas para corte por láser con control digital o CNC. Materiales acrílicos, iluminación LED y el uso de controles electrónicos para el color son fundamentales en mi trabajo. Al ser totalmente diseñados y elaborados en mi taller, logro un dominio total sobre las variables de color que utilizo en dichas obras. He logrado crear mi propio lenguaje y mi propuesta forma parte de las nuevas tendencias del arte óptico y cinético”.

Al preguntarle cuáles artistas han influido en la concepción de su trabajo, respondió: “Cuando vi la exposición Didáctica y Dialéctica del Color de Carlos Cruz-Diez, pude apreciar el proceso creativo y la investigación del color que fundamentan su obra, incorporándolas desde entonces a mi investigación sobre la luz y el color.

Del maestro Cruz-Diez, también he aprendido sobre la perseverancia y la investigación formal para la realización de una obra y lo maravilloso del trabajo en familia, ya que producir mi obra se ha convertido en una empresa familiar.

Del maestro Soto he aprendido sobre la vibración virtual y las variables del cinetismo. Y de ambos he aprendido tener humildad en el trabajo, para de esa forma salir fortalecida de los obstáculos que se presentan en el transcurso de mi carrera artística”.

La mejor prueba de la vigencia de los postulados de la abstracción geométrica que en vida promoviera Denise René y su prestigiosa galería Parisina, es que sesenta años después de Le Mouvement, realiza la exposición Art Construit latinoaméricain, nouvelles propositions (2015-2016), con nuevos talentos del arte construido e innovadores postulados cinéticos. Gisseline Amiuny participó junto con otros dos venezolanos, Inés Silva y Luis Mille, compartiendo las salas con los argentinos Karina Peisajovich y Abel Ventoso, jóvenes creadores que comparten un lenguaje plástico objetivo y reflexivo.

El arte funciona como un mediador entre la razón y la sensibilidad. Al aproximarnos a las cautivantes obras de Amiuny, observamos la utilización de un lenguaje plástico objetivo y una propuesta de gran rigor y purismo. Mediante procedimientos tecnológicos sutilmente percibidos por el espectador, éste se involucra con los volúmenes geométricos virtuales que observa:  “A través de las líneas, las curvas y las formas geométricas, me puedo expresar como artista. Me inspira experimentar con la luz, las sombras y los reflejos que producen las formas geométricas interactuando con los materiales. La creación de efectos sutiles que, en su conjunto, hacen pensar al observador que hay superficies curvas donde solo existen elementos planos, que hay elementos inclinados donde solo hay rectas, o que simplemente existen sombras que se incorporan a la obra y cambian dependiendo del trayecto y distancia desde donde se observen, mis piezas gozan de gran dinamismo.  Al ser observadas desde diferentes ángulos, el espectador puede descubrir varias obras incluidas en una misma. La percepción juega un papel tan importante como la sensibilidad del observador. El cerebro y el ojo siempre van juntos, pero creo que el corazón tiene una importancia significativa en la percepción”.

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