OpiniónOpinión Nacional

El nuevo Leviatán venezolano: entendiendo el #15OCT

Comprender con exactitud lo que ocurrió el 15-O durante las elecciones regionales en Venezuela  para muchos un verdadero misterio.Para otros no existe ninguna sorpresa.

Los resultados ya estaban predeterminados pues las condiciones para ir a votar no eran las adecuadas.

Hay quienes piensan que la trampa fue electrónica. Otros mencionan diversas irregularidades tales como las reubicaciones y las sustituciones. Y finalmente hay quienes endilgan la responsabilidad de la derrota opositora en los abstencionistas. También hay quienes prefieren aceptar cualquier explicación –pero en el fondo no quieren entender la verdadera causa detrás del fenómeno– al afirmar que fue una combinación de todos estos factores.

El enredo es ciertamente monumental

Distintas interpretaciones abren caminos radicalmente diferentes: un fraude clausuraría definitivamente el camino electoral, las irregularidades conducen a incrementar las presiones nacionales e internacionales para mejorar las “condiciones” y la abstención señala que existe un problema de estrategia, organización y liderazgo que debe ser resuelto para poder competir efectivamente con el chavismo.

Los líderes políticos opositores han adoptado distintas posiciones con respecto a este tipo de argumentos, lo cual hace que se dividan entre los que quieren insistir y los que proponen abandonar la participación electoral –no sólo a las venideras elecciones municipales sino incluso a las presidenciales–. Este choque de visiones ha terminado por confundir aún más a todos los ciudadanos que desean promover cuanto antes un cambio político en el país.

El chavismo ve su recuperación electoral de otra manera. Algunos señalan que el 15-O marcó un triunfo de la paz frente a las protestas de los últimos cuatro meses. Otros mencionan que su alta votación fue reflejo de un rechazo a las sanciones, lo cual supuestamente confirma en la mente de la población que el país efectivamente enfrenta una guerra económica. Según esta narrativa, ante la amenaza de ser expulsados del poder por el imperialismo, el chavismo se aglutinó para defender el “bolivarianismo” y salió a votar por convicción: es la confirmación de la más simple de las épicas revolucionarias.

¿Pero qué fue lo que realmente ocurrió? ¿Cuál de estas posibles explicaciones es la verdadera? ¿Cómo es que en un contexto de alta inflación que este año va a terminar en más de 1200 por ciento, con altos niveles de escasez y con la mayor contracción económica de nuestra historia, pudo el chavismo obtener 18 gobernaciones e incrementar su votación en prácticamente todos los estados del país? ¿Qué fue lo que hizo o dejó de hacer la oposición, en unas elecciones en las que sus candidatos enfrentaron todo tipo de irregularidades, para dejar de ganar por lo menos 15 gobernaciones que habían sido proyectadas como seguras? ¿Por qué terminaron tan sólo con 5 entidades? ¿Por qué perdieron una cantidad de votos tan significativa con respecto a las legislativas? ¿Si efectivamente hubo fraude, salvo en el caso de Bolívar, donde existen evidencias físicas de un número de actas que fueron ilegalmente forjadas, cómo es que en el resto del país estas actas terminaron siendo congruentes? Todas estas preguntas merecen ser respondidas.

El tema de la abstención

Uno de los primeros argumentos que se han utilizado para explicar por qué el chavismo obtuvo 18 gobernaciones (independientemente de las irregularidades y los delitos electorales observados) es la abstención. Según esta explicación, la oposición fue derrotada porque la abstención terminó favoreciendo a los candidatos chavistas frente a una sociedad que decidió desmovilizarse.

Algunos reputados analistas y politólogos –e incluso diversos voceros de los partidos de oposición– han recurrido a esta variable como recurso para identificar las razones por las que en algunos estados perdió el candidato opositor mientras que en otros ganó el chavismo. Los mismos se basan en las encuestas previas a los comicios que revelaban que el chavismo estaba mucho más motivado a ir a votar que la oposición. Se ha llegado incluso a esgrimir el argumento de que la clase media se abstuvo de forma significativa, lo cual minó la votación opositora, especialmente en los centros urbanos y por lo tanto en los estados de mayor tamaño e importancia.

Los datos de los resultados electorales, por lo menos a nivel de los estados, no parece respaldar completamente este tipo de argumentos y tampoco favorece abiertamente la idea de aquellos que hablan de abstención georreferenciada. Quizás pueda haber referencia puntual en algunos municipios que reflejen lo que se encontró en los estudios de opinión; pero en términos generales, los resultados arrojan algunas dudas iniciales sobre la utilidad de este tipo de afirmaciones.

La abstención nacional para estos comicios regionales (38.9%) fue mucho menor que la observada en la elección para gobernadores del 2012 (46.1%), y un poco mayor a la registrada en el 2007 (34.5%). La abstención en gran parte de las regiones del país tampoco evidencia una desviación muy alta con respecto a la media, lo que en la práctica sugiere que la abstención no tuvo un claro sesgo político. Curiosamente, la oposición logró obtener un triunfo en el Zulia que fue el estado con la mayor abstención observada en toda Venezuela (44.3%). ¿Si la abstención es la variable explicativa, cómo es que podemos comprender a través de ella el triunfo opositor en este caso tan relevante? Asimismo, la oposición perdió en estados como Cojedes y Lara que presentaron una de las menores tasas de abstención (30% y 36% respectivamente) y en cambio ganó en Mérida (con un 35.2% de abstención) que fue una región que mostró uno de los niveles de participación más alta.

Estos resultados parecieran indicar más bien que la distribución de preferencias entre los que participaron y los que se abstuvieron se distribuyen de una forma similar en los distintos estados. Simplemente, la evidencia empírica inicial no respalda el poder tan fuerte que se le atribuye a este tipo de variable sobre diferencias relativas en la participación por grupo político, tal como apuntaban las encuestas. Es probable que los datos más detallados a nivel municipal e incluso a nivel parroquial contravengan esta afirmación. Sin embargo, en el agregado estadal, la idea de que la oposición perdió en aquellas provincias donde los votantes se quedaron en sus casas luce un tanto débil. Algunos mencionan municipios puntuales para refutar esta idea, tales como Baruta y Chacao. Sin embargo, estos municipios mostraron tasas de abstención elevadas quizás porque fueron territorios que estuvieron sujetos a una dosis muy intensiva de reubicaciones, y a los incrementos muy elevados en los costos de movilización.

En la opinión pública venezolana este tipo de afirmaciones se han afianzado a pesar de ser extremadamente problemáticas: trasladan la responsabilidad de la derrota opositora a la sociedad y no logran identificar sus verdaderas causas. La realidad que muestran las estadísticas que presenta el CNE (que evidentemente deben ser cuestionadas) es que la sociedad venezolana salió a votar y no lo hizo de una forma muy diferente a como lo ha hecho en el pasado.

Al relativizar la abstención como variable critica, una potencial explicación alternativa podría radicar en variaciones de los patrones de votación entre aquellos ciudadanos que efectivamente decidieron salir a votar. Como veremos, estos cambios son notorios pero también resultan extremadamente complejos de interpretar, en especial porque muestran una elevada efectividad en la votación del chavismo en todo el territorio nacional.

Diferencias relativas en la movilización

Es fundamental partir de una comparación adecuada con otros comicios para poder tener una fotografía exacta de lo que ocurrió el 15-O. Esta comparación permite establecer cómo fue que creció o decreció en número de votantes, con respecto a elecciones anteriores, tanto el voto chavista como el voto opositor en cada uno de los estados durante las elecciones regionales. La única forma de garantizar que esta estimación sea comparable, es normalizando la comparación por el nivel de abstención en todas las regiones. De lo contrario, la comparación puede llevar a conclusiones erróneas debido al potencial efecto negativo que ha tenido la emigración de venezolanos al exterior y podría terminar subestimando o sobrestimando el verdadero esfuerzo de movilización y cooptación del voto de los distintos partidos políticos entre aquellos que decidieron salir a participar el 15-O.

La que tabla que a continuación publicamos presenta el crecimiento tanto en votos como en porcentajes de la votación chavista como opositora. Para ello se recalculó la votación de las elecciones legislativas de 2015 por estado, tomando como referencia la abstención observada en las elecciones regionales. Esta comparación de la participación normalizada por abstención permite estimar el crecimiento en términos reales de la votación, así como el esfuerzo efectivo de movilización; dicho de otra manera, captura los verdaderos cambios en la votación de ambos bandos, independientemente de la abstención y de la cantidad de venezolanos que en los últimos dos años se hubiesen mudado al exterior.

Resumen regionales 2017

 

Los comentarios, textos, investigaciones, reportajes, escritos y demás productos de los columnistas y colaboradores de analitica.com, no comprometen ni vinculan bajo ninguna responsabilidad a la sociedad comercial controlante del medio de comunicación, ni a su editor, toda vez que en el libre desarrollo de su profesión, pueden tener opiniones que no necesariamente están acorde a la política y posición del portal
Fundado hace 28 años, Analitica.com es el primer medio digital creado en Venezuela. Tu aporte voluntario es fundamental para que continuemos creciendo e informando. ¡Contamos contigo!
Contribuir

Publicaciones relacionadas

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Te puede interesar
Cerrar
Botón volver arriba