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El “Ordoliberalismo”

Un estudiante me preguntó recientemente cómo era posible que el acuerdo económico impuesto a Grecia por la troika fuese en contra de las decisiones democráticas del pueblo griego. La respuesta me permitió explicarle las bases doctrinales de la UE actual.
La UE se asienta fundamentalmente sobre las bases del llamado “ordoliberalismo”- pensamiento económico dominante en Alemania-, que tiene su origen en la Escuela de Friburgo nacida en los años 30 del pasado siglo.
El “ordoliberalismo”, doctrina incuestionable para la clase dirigente alemana, se basa en normas jurídicas dotadas de un rango superior a la soberanía política. Son normas inmutables, no sometidas al voto democrático. El soporte último de la ley no es el Parlamento alemán, sino el Tribunal Constitucional.
No son las mayorías políticas o los resultados de un referéndum los que determinan el orden jurídico. Al contrario, las normas jurídicas son las que determinan las relaciones del Estado con la economía. Y, además, para evitar un uso arbitrario de la acción de gobierno, la intervención en la economía debe hacerse por instituciones “independientes”.
Una institución “independiente” es el Banco Central Europeo (BCE), hecho a la medida del Bundesbank, el banco central alemán. El objetivo fundamental del BCE es la estabilidad de precios; objetivo que forma parte de las normas jurídicas y, por tanto, es ajeno al debate político.
Esta es una diferencia importante con los bancos centrales de los países anglosajones (Reserva Federal de Estados Unidos, el Banco de Inglaterra), donde el pleno empleo y el crecimiento económico son objetivos principales y sus políticas son objeto de controversia pública.
En el caso del Bundesbank y del BCE, el objetivo de estabilidad monetaria exige el control de la evolución de la cantidad de dinero y de la inflación como prioridades absolutas. Cualquier exceso de demanda sobre oferta que pueda poner en peligro el objetivo de precios debe ser controlado de inmediato. De ahí que el comportamiento de los agentes sociales (trabajadores, empresarios y gobiernos), en materia de salarios, precios y políticas económicas, deban atenerse a los mandatos del BCE.
El objetivo de estabilidad monetaria determinó en 1999 el llamado “Pacto de Estabilidad” por el cual los Estados miembros de la Eurozona están obligados a tener presupuestos equilibrados y no incurrir en déficits públicos excesivos (superiores al 3% del PIB). Por si fuera poco con dicho Pacto, recuerden los lectores que el gobierno español tuvo que modificar la Constitución en 2011 -artículo 135- en apenas semanas, por exigencia de la troika, para garantizar los preceptos europeos de déficit estructural (diferencia entre ingresos y gastos públicos de carácter permanente, sin tener en cuenta los efectos del ciclo económico).
En 2013, entró en vigor el “Pacto Fiscal Europeo”, para incrementar la disciplina fiscal de la eurozona, que introduce la llamada “regla de oro presupuestaria” que limita el déficit estructural al 0,5% del PIB, aunque la ley de Estabilidad Presupuestaria y Sostenibilidad Financiera de España de 2012 ha sido aún más estricta marcando como objetivo el 0%. Otro día hablaremos de los propósitos y de las realidades.
El “ordoliberalismo” significa que estos preceptos no pueden, insisto, verse contrariados por el ejercicio de la democracia, porque forman parte de “la economía y sus reglas”. Son los componentes de la “jaula de hierro” de la Escuela de Friburgo a los que, como dijo un periodista de Le Monde Diplomatique recientemente, la economía y los políticos deben someterse.
Pues bien, el “ordoliberalismo” sostiene sin matices que en Grecia hay que controlar el déficit y la deuda pública, sea como sea. Así se entiende que Juncker, el presidente de la Comisión Europea, declare “No puede haber elección democrática en contra de los tratados europeos” o que Schäuble, el ministro de finanzas alemán, sentencie que “No se puede dejar que unas elecciones cambien cualquier cosa”.
Así se entiende un poco más, creo yo, lo que pasó con el acuerdo del trece de julio pasado entre Grecia y la Eurozona.
*Catedrático de la Universidad Autónoma de Madrid. En Público.es
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