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El paraíso perdido de la economía venezolana

El único paraíso es el paraíso perdido. Marcel Proust

Quantum mutatis ab illo ¡Cuán cambiado de lo que era antes! Frase latina atribuida a Eneas

Introducción

Uno de los grandes problemas de la economía venezolana desde que se inauguró la explotación y la exportación de petróleo en gran escala ha sido la sobrevaloración de la tasa de cambio que empezó en 1934 cuando Roosevelt devaluaba el dólar atendiendo a la Gran Depresión de aquellos años, y nosotros increíblemente revaluamos nuestro signo monetario, para depender casi totalmente per secula seculorum de la exportación petrolera al punto que la mítica renta petrolera permitiría un crecimiento sin estar acompañado de la inflación hada perversa de las economías.

Ahora bien, en los años 50 al 57, al parecer sin que todavía existiera la OPEP, con apenas una apertura de nuevas concesiones petroleras, la economía venezolana se remontó al impactante ritmo del 5,02%, medido por el aumento interanual del PIB por persona a precios (PIB p.c) de un dólar constante de 1990 (PIB p.c) . Basta acotar que Estados Unidos durante ese mismo período su economía creció un 1,92%, apenas Alemania que era una máquina de producir sin descanso, era la única nación que superaba a Venezuela con una tasa   de incremento del 7,63%.  

También mostró una tasa de inflación promedio de 0,76% interanual, una de las más bajas del mundo: prácticamente no existía aumento del costo de la vida. Esto operaba con una tasa de desempleo, de 7,2%, la cual coexistía curiosamente con un gran empleo en obras públicas que atraía a   una inmigración europea especialmente de españoles e italianos. El precio del barril de petróleo rondaba los 2,80 US $ en promedio. Esto le permitió al país exportar 12.723 millones de US $ en petróleo. Con lo cual este régimen no democrático realizó una cantidad de obras de infraestructura.

Crisis y recuperación: años de Betancourt, Leoni y primer gobierno de Rafael Caldera

Luego, al venir la democracia a partir de 1958, la primera crisis económica junto con intentos de instalar una dictadura comunista más golpes de estado de orientación derechista, hicieron que el desempleo alcanzara un 14,2% el doble del período anterior. Sea como fuera, el país siguió en la senda del crecimiento, aunque más modesto de un 2,64%. El presidente Betancourt supo sortear con éxito una triple crisis: política, económica, y bancaria. Y su sucesor, Raúl Leoni de su mismo partido, también a pesar de iniciar una política de sustitución de importaciones logró su gobierno una tasa de inflación (1,40%) menor inclusive que la de Estados Unidos.

La administración que siguió a la de Raúl Leoni: el primer gobierno de Rafael Caldera, obtuvo una tasa de crecimiento de un 1,48% del PIB p.c, pero hay que dejar en claro que exportó en petróleo un 211% más, y el precio promedio del barril que logró fue también más elevado que el del anterior gobierno (véase el Cuadro 1). En este lapso, el crecimiento económico de Venezuela es superado por países como Argentina, Brasil, Colombia, y Perú. La única nación que registra una reducción del PIB p.c, es Chile debido a su presidente de entonces, Salvador Allende un marxista puro.

Los años del crecimiento vigoroso pero de instalación de la inflación

Durante el período siguiente (1974-78) administración gubernamental presidida por primera vez, por Carlos Andrés Pérez, se retorna a una tasa importante de expansión al alcanzar un 2,33% (PIB p.c) producto del vigoroso aumento del precio del petróleo debido al embargo petrolero declarado por los países productores del medio oriente en su guerra contra Israel. Así en estos años, la inflación repta a un 7,5%, situación que preocupó a las autoridades económicas de aquel tiempo, pero jamás la gente se daba cuenta de que en ese gobierno se alcanzó la más baja tasa de desempleo de toda la historia económica desde 1950 hasta la fecha. También en 1975 se revierten las concesiones petroleras, y se configura la empresa PDVSA, con el antiguo personal que trabajaba en las empresas transnacionales del petróleo. Según Asdrúbal Baptista, el acervo (stock de activos totales no intangibles) del sector petrolero se expande en este período un 24% en la refinación y un 0,66% en la extracción. Sin embargo, los elevados precios petroleros permitieron incorporar reservas pre-existentes pero que no podían ser explotadas comercialmente a los recatados precios vigentes hasta 1973. Por otra parte, la estatización de la industria petrolera que se llevó a cabo a partir de 1976 permitió detener el proceso de declive de ésta, al iniciarse con éxito la política de intensificar la exploración. Al final el resultado de esta política fue el aumento del valor absoluto de las reservas de hidrocarburos al pasar de 13.812 millones de barriles en 1973 a 24.581 en 1982, equivalente a 35,5 años de duración teórica. (Véase a este respecto el excelente libro publicado por ediciones Cavendes, en Caracas, 1982: Cuando Venezuela perdió el rumbo, un estudio coordinado por el economista Julio César Funes, p.85).

Los años fatales de Luis Herrera Campíns y de Jaime Lusinchi

Tal vez. uno de los gobiernos más extraños o indescifrables, fue el que reemplazó   a la   primera gestión del presidente Pérez. En efecto, a pesar de que tuvo ingresos por exportaciones petroleras que superaron a su antecesor en casi un 76%, el crecimiento económico del país fue negativo al bajar un -4,7% el PIB p.c. En este sentido, podemos afirmar que la denominada “renta petrolera” un ingreso extraordinario que acompañaba a la economía venezolana manejado en su mayor parte por el gobierno de turno, ya había perdido casi en su totalidad la capacidad de impulsar el crecimiento económico y atraer la inversión privada nacional y extranjera. Sea como fuese, en estos años también Estados Unidos había crecido muy poco (0,17% del PIB p.c), Argentina había experimentado un fuerte descenso -2,66%; Chile también sufrió una caída -2,47 % además de Brasil (-1,77).  Al mundo industrializado y emergente le pegaba ya el alto costo de la energía, y esto repercutía en la economía mundial. Pero la sobrevaluación que le imprimió la inflación un 11,2%, y la salida de capitales le obligó a un control de cambios que quiso esconder o disimular una devaluación del bolívar. Todo esto en plena época de elevados precios del petróleo. Tampoco supo o atinó a conducir el problema   de la reestructuración de la deuda externa constituida en su mayor parte en acreencias a favor de la banca internacional privada, con vencimiento a corto plazo.  Según calculan algunos analistas, la deuda externa había alcanzado el último año de este presidente ¾”que siempre oía crecer la hierba”¾ el gran total de  US $ 36.200 millones en 1983.

El gobierno que prosiguió, el del médico Jaime Lusinchi, prorrogó el nefasto e ineficaz control de cambios, heredado, y complementariamente le agregó   controles de precios y aranceles, también lo acompañó el descenso de los precios petroleros que se produjo en 1986 cuando cae fuertemente el precio de realización del petróleo venezolano de US $ 25,89 a US $ 12,82 el barril. Posteriormente, al concluir su gestión administrativa, a pesar de haber alcanzado un crecimiento económico de un 1,28% del PIB p.c, con una tasa de inflación promedio de 23,7%, dejó sin reservas internacionales al país. Así, el gobierno que le sucedió con Carlos Andrés Pérez a la cabeza de nuevo, tuvo que implantar un programa urgente de ayuda con el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial.

El segundo gobierno de Carlos Andrés Pérez lucha inclemente contra la adversidad heredada

 En este orden de cosas, esta nueva administración, se distinguió con un gabinete económico con expertos de gran capacidad muy distinto a los de las administraciones de Luis Herrera Campíns (integrado por amigos) y el de Jaime Lusinchi (integrado por figuras mediocres y del partido Acción Democrática). Sea como fuere, el nuevo gobierno, tuvo que lidiar contra el empresariado cuya testarudez en exigir el pago de cartas de crédito que habían sido rechazadas por no haber reservas internacionales en el BCV, como también contra un partido de “gobierno” anclado en el populismo. De igual modo, la creencia popular de que todavía existía una “renta petrolera” a la cual ordeñar y seguir con subsidios, provocó esa explosión de ira que desembocó en saqueos y en un gran disturbio que ameritó la llamada al orden mediante la intervención de tropas del ejército porque la policía no podía contenerla. Por si todo esto fuese poco, estalló un intento de golpe de Estado, producto de una conspiración militar que estaba larvada desde hacía más de diez años. En el año 1992 el presidente de la República tuvo que decretar la creación de un Consejo Consultivo integrado por Pedro Pablo Aguilar (copeyano), Ruth de Krivoy (economista), Domingo Maza Zavala (economista de izquierda), José Melich Orsini (abogado experto en Derecho Civil), Pedro A. Palma (economista keynesiano, profesor del IESA), Pedro Rincón Gutiérrez (médico ex rector de la Universidad de los Andes), Julio Sosa Rodríguez (empresario vinculado a Rafael Caldera), y  Ramón J. Velásquez (periodista e historiador).  Este “Consejo” emitió 125 recomendaciones, muchas vagas, inconsistentes y hasta contradictorias con el programa de reformas que había puesto en marcha el segundo gobierno de CAP, entre ellas congelar el precio de la gasolina.

Otro de los grandes méritos de este gobierno tan vapuleado en muchos frentes, fue el haber conseguido la necesaria reestructuración de la deuda externa la cual se situó en la suma de US $ 27.105 millones de los cuales US $ 17.919 se constituyeron en bonos de la deuda externa (72%) y deuda a favor de las instituciones multilaterales (Fondo Monetario Internacional y Banco Mundial) en US $ 3.060 (12%).  

 De igual forma, llevó a cabo un proceso de privatización en el cual el Fisco obtuvo ingresos por más de Bs. 127.350 millones (unos US $ 2.000 millones), así las inversiones extranjeras captadas mediante la privatización duplicaron el valor de las inversiones extranjeras en aquel entonces registradas en la Superintendencia de Inversiones Extranjeras (SIEX). El Estado -por este medio- se deslastró del compromiso de ejecutar inversiones que resultaban indispensables para mantener las actividades de las empresas privatizadas, entre las cuales la CANTV era una de las más representativas.

En resumen, a pesar de todos estos grandes problemas, este gobierno obtuvo un crecimiento de 3,2% PIB p.c, con una fuerte inflación de 36 %, resultado de la unificación cambiaria tan necesaria y postergada tanto tiempo.

El segundo gobierno de Rafael Caldera, último de la democracia o primero de la “revolución”

El segundo gobierno de CAP fue sustituido por la segunda administración de Rafael Caldera, crítico acérrimo de su antecesor quien, en pleno Congreso, en ocasión de la intentona golpista del teniente coronel Hugo Chávez F., sesión ésta televisada, hasta despotricó contra la democracia por no haber sabido alimentar al pueblo, cómo si él nunca hubiera gobernado en la democracia inaugurada en 1958.  Pero, al rato de haber asumido la banda presidencial, tuvo que hacerle frente al estallido de una gran crisis bancaria, en la cual dio saltos de zancos. Esta crisis bancaria trajo como consecuencias un crecimiento del dinero inorgánico y una sensible disminución de las reservas internacionales. Sin embargo, cabe destacar que fue el interino gobierno de Ramón J. Velásquez, el que impulsó el botón de la gran corrida bancaria al intervenir puertas cerradas al Banco Latino, en lugar de haberlo intervenido a puertas abiertas.

El segundo gobierno de Rafael Caldera, que arrancó con ataques   y desaires   al Fondo Monetario Internacional (FMI) y al Banco Mundial, concluyó a la postre otorgándole al director general del primero de estos institutos el cognomento de visitante distinguido y aceptó entrar al programa de apoyo coyuntural de este organismo.  “Errar es humano, perseverar es diabólico” como dice el popular proverbio. Al terminar, la segunda presidencia de Rafael Caldera había alcanzado un crecimiento económico del 0,48% (PIB p.c) inferior al gobierno de su predecesor y una inflación del 54,4% que superó ampliamente a la de la segunda administración de CAP.  En fin, en la actualidad muchos discuten si el segundo mandato de Rafael Caldera fue el primero de la quinta república o fue el último de la democracia civil inaugurada a partir de enero de 1958.

Los años de la revolución y de la conmoción económica para siempre

Hugo R. Chávez F., comienza en 1999 a mandar “comme il faut” y consigue en su primer año convocar una Asamblea Constituyente que redacta una nueva constitución que incluso le cambia el nombre al país, y centraliza más las decisiones en el poder ejecutivo. Por si fuera poco todo esto, comienza un ataque devastador contra el sector privado (Fedecámaras) y el sector sindical (CTV).  Y encima, se lanza de lleno contra los trabajadores petroleros; guerra a la llamada meritocracia. Así al llegar el año 2002, se gesta un intento de golpe de Estado que lo retira por un fin de semana del poder, pero al regresar, lo espera una huelga general, a la cual se suman los trabajadores de PDVSA. La huelga duró casi dos meses, y al final despidieron a más de 17.000 empleados y obreros de la empresa petrolera estatal.

A este respecto, en defensa de la meritocracia podemos decir que PDVSA, fue competente en desarrollar un proceso de internacionalización pulcro, y también alcanzó a transferir al Estado, entre 1976 y 1990, la totalidad de 135.000 millones de US $ por concepto de impuestos. Además, pudo dilatar la duración teórica de las reservas de hidrocarburos que se había reducido a 10 años en 1970, colocándolas en 35 años en 1982 y a 85 años en 1989. Como también se convirtió en la tercera empresa petrolera más grande del mundo en el ámbito petrolero. ¿ Qué más carrizos entonces se pretendía de la multinacional PDVSA? (Extraído también del libro Cuando Venezuela perdió el rumbo, Op. Cit. p.144).

Entre los años 1999 y 2004, el PIB p.c de Venezuela se redujo un -0,64%,  Estados Unidos aumenta el suyo en un 2,13%, Chile crece un 3,48%; Brasil un 2,19% y hasta Colombia nuestro vecino aumenta su PIB p.c un 2,46%, solo Argentina acompañó en el descenso a Venezuela con -1,01%. Y el precio de realización del petróleo venezolano alcanza en promedio US $ 23,28 el barril, superior al del segundo gobierno de CAP.

Por otra parte, al llegar el año 2005 se establece un organismo autónomo llamado el Fondo Nacional para el Desarrollo (FONDEN) , el cual recibió durante los años 2005-2014, la suma de US $ 48.925 millones de parte del BCV más US $ 83.044 millones de parte de PDVSA. Un gasto extrapresupuestario con escasísimos controles o ninguno. Según unos analistas, entre 2004 y 2011, en promedio se manejaron 37% de los ingresos petroleros dirigidos al gasto público. En el año 2011esta cifra alcanzó 65% debido a la nueva Ley de Contribuciones Especiales de 2011, la cual desvía automáticamente recursos a FONDEN cuando los precios superan el precio estimado en la Ley de Presupuesto Anual promulgada también en el año 2011.

El crecimiento económico de Venezuela es extraordinario en estos años del 2005 al 13, luce brillante, al igual que la arrogancia revolucionaria: un 3,98%,(PIB p.c) mientras que Estados Unidos lo hace en un 0,3%. Los precios petroleros suben tanto que en algunos años pasan la cota de 100 US $ el barril. La inflación se combate no con medidas de política monetaria sino con subsidios y un dólar controlado que permite una fuerte sobrevaloración del bolívar.

Por último, en el período 2014-2018, se genera una fuerte reducción del crecimiento (-16,6%) acompañada de una “soberana” inflación promedio del 2.007,7%, también la reducción de la producción y la exportación petrolera se hace sentir en el presupuesto nacional, lo cual induce a una situación de atraso en los pagos de la descomunal deuda externa contraída a pesar de los inconmensurables ingresos por exportaciones de hidrocarburos. El “milagro “ de la revolución ha gestado el monstruo de la recesión permanente y la hiperinflación.

Terminamos estas líneas transcribiendo el estado de la fiscalidad petrolera. En la actualidad el sistema impositivo venezolano establece una regalía de 33%, una tasa de impuesto sobre la renta de 50% y un impuesto a las ganancias súbitas para precios internacionales mayores de US $ 70 el barril. Esto equivale a una tasa marginal de 66,67% para precios por debajo de US $ 70, por barril que se incrementa gradualmente para precios superiores a 70% hasta llegar a 100% cuando el precio alcanza US $ 170 por barril. ¡Impuestos confiscatorios y super regresivos! Hoy por hoy, nuestro país está extrayendo petróleo a los niveles de 1950, algo impensable, y más todavía ¡increíble!

Bibliografía

Esteves A. José Tomás: Historia Económica Mundial y Venezolana, Caracas, Editorial Panapo, 1995.

Fundafuturo (estudio coordinado por Julio César Funes), Cuando Venezuela perdió el rumbo,Caracas, ediciones Cavendes, 1992.

Rodríguez, Pedro Luis y Luis Roberto Rodríguez Pardo: El Petróleo como instrumento de progreso, Caracas, Ediciones IESA, 2012

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