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El playbook de la ONU

La Organización de las Naciones Unidas es considerada como la principal institución de deliberación y encuentro político de todos los países del mundo desde su creación en 1945.  La participación de 117 jefes de Estados y de Gobierno, 3 vicepresidentes, 8 viceprimeros ministros y 56 ministros exteriores en la 69 Asamblea General lo confirman. Sin embargo, desde su aparición a la actualidad, privan las mismas reglas del juego para su funcionamiento y cada país ya sabe su rol.

Para algunos sus reuniones y resoluciones pueden pasar sin pena ni gloria, una ocasión con muchos dimes y diretes. Pero sin duda, cada Asamblea General nos revela como es la dinámica dentro de la organización (de querer obtener detalles internos sobre la actuación de la organización a lo largo de la historia, consultar ONU: Historia de Corrupción de Eric Frattini) y se pueden obtener ciertos patrones.

Como primera regla de juego encontramos que debes aceptar que no cumplirás todas tus metas, aplicable a las reuniones de cualquiera de sus organismos, pues la correlación de preferencias entre los jugadores es imperfecta, es decir, los intereses de los países no son idénticos, por lo tanto, al momento de emitir una resolución o tratar un tema de la agenda se debe ceder y bajar las expectativas de las metas iniciales.

Es por ello que el juego es mixto, donde la cooperación y el conflicto se entrelazan en las deliberaciones. Sin embargo, el pertenecer a un organismo que busca el consenso de manera repetitiva, la cooperación es la mejor estrategia.

Así vemos a los países de América Latina y África que Asamblea tras Asamblea critican la composición del Consejo de Seguridad de la organización, su anacronismo, pero siguen siendo parte de esta instancia y asumiendo su membresía rotativa.

En este caso, la mandataria chilena Michelle Bachelet, estimó que el Consejo «no ha sido capaz de actuar con la unidad de sus miembros, lo que afecta su legitimidad”, el presidente Maduro que opta a un puesto no permanente aseveró que “hace falta una refundación democrática y profunda del sistema de Naciones Unidas”, la presidenta de Argentina  con fuerza indicó que «Mientras valga más el voto de los cinco permanentes que están sentados en el Consejo de Seguridad que el de Ghana, Uganda, Argentina o Emiratos Árabes, nada se va a solucionar, solamente serán discursos, estaremos acá todos los años, sin que nada tenga solución”.

Como segunda regla del juego tenemos que las agendas ocultas son parte del sistema y esto nos lleva al tema Irán.

Cuando se está bajo una negociación es factible que un Estado puede quedarse a un lado del camino, desentendiéndose de los acuerdos. Esto sucede cuando los Estados buscan la maximización de los beneficios más allá de lo que se pueda brindar en la cooperación, por no representar ésta resultados superiores.

Como tema de agenda no estuvo la cuestión nuclear de este país, pero se aprovechó la ocasión de la Asamblea General para tratarlo tras bastidores, y algunos discursos como el de Netanyahu fueron mensajes para su desarrollo, criticando éste que le sea permitido tener capacidad nuclear a Irán.  De la misma forma, estrenándose en el escenario, el presidente de Irán, Rohani, pidió que se tomara decisiones valientes y medidas flexibles para llegar a un acuerdo en materia nuclear.

Los últimos minutos antes de la fecha tope en noviembre nos dirá si la desconfianza y el lobby pueden ser superados en las élites burocráticas de G5 + 1.

La tercera regla se basa en no confiar en toda lo que se declare, pues la asimetría en la información es una estrategia que puede ser adoptada por cualquier país, donde cada actor se reserva la realidad y alcance de sus preferencias y expectativas.

En este aspecto Rusia referente a Ucrania fue determinante. Numerosos países llamaron al respeto de la soberanía, dando atisbos sobre la apreciación en el caso Ucrania. No obstante, el canciller Serguéi Lavrov, condenó a la Unión Europea y la OTAN, al decir que “se engañan a sí mismas al considerarse supuestos guardianes de la democracia” y que “Ucrania se convirtió en víctima de esta política arrogante de Estados Unidos y la Unión Europea”.  Asimismo, rechazó el uso de la violencia y que se creyera en la resolución de conflictos por medios que no sean pacíficos (como pasó con la anexión de Crimea y su ayuda humanitaria con armas a los rebeldes claro está).

Seguidamente, la cuarta regla del juego es que los temas de alta intensidad llevan el protagonismo, donde los esfuerzos van encaminados a la solución de éstos, quedando otros temas relegados.

Podemos ver así la resolución sobre 2178 sobre el terrorismo, que fue el tema de mayor apremio en ser tratado y que logró una reunión del Consejo de Seguridad, con una decisión unánime sobre los combatientes extranjeros. La resolución obliga a cada Estado a que establezca orden en sus normativas y políticas de seguridad para prevenir el reclutamiento, organización, transporte y equipamiento de individuos que viajen a otros Estados para planificar, preparar o efectuar actos terroristas o para proporcionar o recibir entrenamiento terrorista y financiamiento a esas actividades.

En este caso habrá que esperar qué tanto hagan en esta área los Emiratos Árabes. 

La quinta regla del juego es que es válido el tit for tat. Me refiero a que los Estados se comportan de acuerdo al comportamiento que vaya indicando el contexto y las otras partes. Algunas veces (siguiendo lo enseñado por el académico Axelrod) se podrá ir con la estrategia de no desertar a menos que el otro lo haga o de cooperar si el otro lo hace.

Podemos citar la situación en materia de responsabilidad por la protección del medio ambiente entre Estados Unidos y China. En la cumbre ambiental previa a la Asamblea General, estos países que son los mayores contaminantes del mundo, anunciaron acciones concretas para reducir las emisiones hasta 2020. Asimismo, es de mencionar la cooperación entre Noruega y Liberia para terminar con la deforestación y la promesa de Francia y Alemania en la contribución monetaria al Fondo Verde.

La sexta regla es que debes escoger entre ser un país guía, desafiante u oportunista.

Como guía Estados Unidos en materia de terrorismo propuso el ataque aéreo a las zonas de operación del Estado Islámico, en acción colectiva adicionalmente con países árabes. Las palabras de Barack Obama fueron:

«Hoy, pido al mundo a unirse en este esfuerzo. Aquellos que se han unido al EI deberían abandonar el campo de batalla mientras puedan (…) porque no sucumbiremos a sus amenazas y demostraremos que el futuro pertenece a aquellos que construyen, no los que destruyen».

Como desafiante es de nombrarse a Rusia y sus planteamientos de lucha contra el terrorismo. Lavorv concluyó que “la amenaza terrorista requiere un enfoque integral si queremos erradicar sus causas de raíz en lugar de estar condenados a reaccionar a los síntomas. El EI es solo una parte del problema”. De igual manera propuso un estudio en profundidad el terrorismo en Oriente Medio y el Norte de África.  

El oportunista es quien manipula la situación sin mostrar una determinación clara en cómo resolver ni bajo cual coalición, solo procura sacar provecho a la situación para cubrir intereses nacionales sin mucho que perder. Entre estas posturas de Estados Unidos y Rusia referente al terrorismo, la India y Pakistán parecían estar apoyando a uno o el otro, debido a que atarse a un concepto y modo de lucha incidirá directamente en el desarrollo del conflicto por Cachemira entre ellos.

Ambos se acusan de apoyar a militantes separatistas que cruzan desde la zona de Cachemira y de acciones en contra de los derechos humanos de musulmanes en ese territorio.

Como última y séptima regla es que siempre que un tema se torne muy complicado se llegará a un acuerdo de que ese asunto debe ser tratado con urgencia y que quedará para una próxima reunión, sino vean el caso del Protocolo de Kioto, Siria y Palestina.

Así son parte de las reglas del juego en la ONU, y más o menos ese será el caso en cualquier organismo internacional donde se relacionen grandes y pequeños países, unos más vulnerables que otros y la gran mayoría queriendo prevalecer, ya sea para refundar el organismo, imponer temas de agenda con sus respectivas soluciones, o por una ampliación de los miembros no permanentes del Consejo de Seguridad.  Al final lo importante es saber cómo jugar.

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