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El pueblo palestino debe liberarse de Hamás

En la actual guerra, el grupo terrorista Hamás rechazó en dos ocasiones una oferta de alto el fuego inmediato, confeccionada por Egipto, secundada por Estados Unidos y aceptada por Israel. La Carta Fundacional de este grupo islamofascista, hecha pública en 1988, advierte en su artículo 13: “Iniciativas y, así llamadas, soluciones pacíficas, y conferencias internacionales, contradicen los principios de Hamás…”. “De vez en cuando hay un llamado a una conferencia internacional para buscar modos de resolver el problema palestino.

Conociendo las actitudes de los participantes en estas conferencias, Hamás no considera que las conferencias sean capaces de aceptar sus demandas, devolver sus derechos y hacer justicia a los oprimidos.

Estas conferencias solo sirven para que los infieles sean árbitros en la tierra de los musulmanes…”.

“No hay ninguna solución para la cuestión palestina, excepto el Jihad. Todas las iniciativas, propuestas y conferencias internacionales son en vano y constituyen una pérdida de tiempo”.

El artículo 7 de este mismo documento constitutivo declara: “Hamás es uno de los eslabones en la lucha contra el invasor sionista. El Profeta ha dicho ‘El Día del Juicio Final no llegará hasta que los musulmanes maten a todos los judíos que se esconden detrás de piedras y árboles. Las mismas piedras y árboles dirán, ¡Oh, musulmanes! Hay un judío detrás de mí. Ven y mátalo’”.

No se trata de un pasaje ritual o simbólico: es la propuesta de Hamás para el pueblo palestino en particular, y para el mundo árabe en general. En su escatología, no se diferencia de otras sectas islamofascistas que asuelan el Medio Oriente: el califato del Isis para Irak y el Levante; el secuestro de 200 niñas a manos del Boko Haram en Nigeria, o la crucifixión de creyentes cristianos en Siria, que el Papa Francisco denunció con lágrimas en los ojos.

La única diferencia entre estas masacres, que en Siria ya se han cobrado el saldo de 200.000 personas en un año, y el intento de Hamás de masacrar civiles judíos indefensos en Israel, es que mientras los restantes casos quedan impunes y pasan al olvido, el Estado de Israel procura defender a sus ciudadanos.

Con la masacre de los atletas israelíes de Munich de 1972, la organización terrorista palestina Septiembre Negro legó a sus descendientes fundamentalistas de Hamás la idea de que el secuestro y asesinato de civiles judíos indefensos era mucho más rentable publicitariamente que el enfrentamiento en una campo exclusivamente militar contra el ejército regular de Israel.

Pero Hamás le agregó a esta perversión una abominación: descubrió en los albores del siglo XXI que exponer a sus propios civiles en la primera línea de fuego, como escudos humanos, luego de disparar misiles contra los civiles judíos, era incluso más rentable.

El pueblo palestino debe liberarse de Hamás para pasar a la solución perdurable: dos Estados para dos pueblos, conviviendo pacíficamente.

(Clarín.com)

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Un comentario

  1. Esta es la otra cara de la moneda, que los adictos al conflicto y la violencia procuran ocultar o negar, inundando con su propaganda goebbeliana los medios, que satanizan a Israel cuando responde, pero maquillan las permanentes acciones bélicas de esas organizaciones fundamentalistas, que buscan la eliminación total de Israel, un remake de la humanista propuesta Nazi, que produjo más de 6 millones de inmolados en la «Solución Final», diseñada por Hitler y sus acólitos.

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