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Eleazar fuera de juego

Recuerdo que cuando estudiábamos la carrera Comunicación Social, en la Universidad del Zulia, una de las referencias obligadas era Eleazar Díaz Rangel.

Lo recomendaban nuestros profesores y su libro «Miraflores Fuera de Juego» era sugerido como lectura periodística para nuestra formación.

Entonces para aquella época de hace aproximadamente 3 décadas y media atrás, el periodista y profesor universitario encarnaba los valores del periodismo, era la representación del buen periodista y, por ende, irradiaba un gran respeto nacional e internacional.

Particularmente, nos conocimos en la lucha gremial. Para entonces, quien escribe estaba alineado con el sector opositor a los gobiernos de AD y Copei. En consecuencia, éramos considerados de Izquierda y, lo admito, profesábamos estas ideas las cuales superé con el tiempo.

En Caracas la referencia del sector de los periodistas era Prensa Libre que agrupaba a los periodistas de Izquierda entre quienes se contaban Díaz Rangel, Gilberto Alcalá, Rosita Caldera, entre otros, mientras que en el sector independiente surgió un interesante movimiento algo inclinado hacia la Izquierda pero con autonomía política, gremial, sindical: el Grupo Cuartilla con Javier Conde, Katia Gil, Bernardo Fischer, Héctor Landaeta y otros.

Todos los sectores de los periodistas que políticamente criticaban a los gobiernos nacionales (Prensa Libre, Cuartilla y otros) gozaban del más amplio respeto de éstos, desde los gobiernos de Raúl Leoni, Rafael Caldera (I), Carlos Andrés Pérez (I), Luis Herrera Campíns, Jaime Lusinchi, Carlos Andrés Pérez (II), Octavio Lepage, Ramón J. Velásquez hasta el último mandato de Rafael Caldera (II), períodos en los cuales al periodista se le permitía entrevistar al Presidente y sus ministros con total amplitud, sin preguntas prefabricadas y nada elogiosas ni presiones oficialistas, tal como ocurre en la actualidad.

En el Zulia, políticamente el gremio estaba dividido entre periodistas afiliados a AD, a Copei y todo el resto era etiquetado de Izquierda. Poco importaba porque todos- todos nos respetábamos y las diferencias políticas no eran obstáculo para compartir eventos gremiales, dado que existía la solidaridad y el respeto mutuo como valores resaltantes, en razón de que lo verdaderamente importante era el sector periodístico, los comunicadores, y hacia allá se dirigían todos los esfuerzos.

Con Eleazar nos reunimos varias veces, especialmente en la casa del insigne periodista Argenis Bravo. Después, cuando me fui a la capital para trabajar en El Universal y posteriormente en el gobierno de Caldera, mantuve con Díaz Rangel una relación gremial más estrecha. Éramos amigos porque compartíamos los mismos valores del Periodismo.

Cuando su nombre sonó para ser jefe de prensa de la VII Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno en Margarita, me consultaron y, sin dudarlo, apoyé su designación. Su labor fue un verdadero desastre pero la figura gremial que entonces era Eleazar, sepultó toda crítica a su pésimo desempeño.

Ya terminando el gobierno de Caldera me llamaron de Cúcuta, Colombia, para un evento del Día del Periodista allá. Recomendé a Eleazar (Eleázar, como le dicen en Colombia). Fuimos Díaz Rangel, Roberto Giusti y mi persona para exponer en el evento nuestros puntos de vista profesionales sobre el periodismo y el periodista, en esa jornada gremial. Creo que su condición de verdadero periodista quedó sepultada allí, en esa última exposición en el Norte de Santander.

En esas idas y venidas, perdí contacto con él hasta que me enteré que con la llegada de Hugo Chávez al poder, Eleazar Díaz Rangel (EDR) había sido llamado a compartir las mieles del poder. De una forma indirecta, es decir, apoyando a Chávez desde la trinchera del periodismo, fungiendo de actor político pero vistiendo los ropajes del personaje del acreditado periodista para pretender dar una imagen de imparcialidad cuando, en el fondo, estaba totalmente parcializado hacia el régimen.

A partir de Chávez, Eleazar Díaz Rangel cambió o surge la duda si verdaderamente nunca cambió y lo suyo, de antes, fue pura escenificación teatral. Pero, en todo caso, dejó de ser aquel Eleazar que enorgullecía a Arístides Bastidas, Héctor Mujica, Federico Álvarez, Adolfo Herrera, Ignacio De La Cruz y Sergio Antillano, entre otros, para transformarse en una pluma servil, postrada a los pies de Chávez y ahora de Nicolás Maduro y para muestra de su conducta profesional allí están sus escritos que, sin duda alguna, revelan su condición de amanuense del gobierno, de pluma pagada, a quien hoy premian por esta labor política.

Su estatura gremial se derrumbó de la noche a la mañana,  al estilo de una explosión terrorista, porque no quedó vestigio alguno de lo fue el pasado reciente de EDR.

Hoy día, en la segunda década del siglo XXI, de cuando en cuando el nombre de Díaz Rangel solo se escucha en razón de los cuestionamientos que le hacen los periodistas acerca de la forma tendenciosa como maneja el periodismo. De la forma equivocada y tergiversada como conduce el ejercicio periodístico, al punto que su propio hijo, Eleazar Díaz Camacho, le envió una carta criticándole su posición política y, por ende, su conducta profesional (“La Intolerancia de Eleazar Díaz Rangel”).

Los dos apellidos de Díaz Rangel y su condición de periodista son asociados al pérfido trabajo de los censores y nada que ver con los verdaderos valores del periodismo.

Triste papel para el actual Eleazar quien, parafraseando su libro, está fuera de juego. Out entre las verdaderas figuras del periodismo venezolano. El poder, ese poder que con acierto cuestionó en aquellos lejanos tiempos, lo envolvió y convirtió en un personaje oscuro que ejerce un cargo con objetivos divorciados del verdadero periodismo.

Si no lo creen, pregúntenle a todos los periodistas que desde que EDR asumió la dirección de Ultimas Noticias han sufrido los rigores de su conducta censora y avaladoras de las agresiones a sus colegas, muy especialmente a la gente que tiene bajo su mando. Pregúntenle sobre todo a Tamoa Calzadilla y a su equipo de Investigación, quienes son sus últimas víctimas.

@exequiades

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2 comentarios

  1. Debió ser más explícito y dar a conocer las específicas razones por las cuales EDR «fue un verdadero desastre en la VII Cumbre, y su condición de periodista quedó sepultada, con su exposición en el norte de Santander». No es que yo lo dude, EDR me merece la peor de las opiniones, es más falso que un billete de 12, pero en cualquier artículo, las afirmaciones genéricas, de este tipo, deben ser razonadas, explicadas. Ayuda a que los lectores se formen el concepto completo. Coincido en que EDR es una pluma servil, y todo cuanto se pueda decir de él con sentido negativo, se queda corto. También habría sido muy útil el link a la valiosa carta del hijo, referencia esencial para tener una buena idea sobre este dañino mercenario del periodismo. Es muy cierto que Tamoa Calzadilla es una de las genuinas periodistas que puede dar fe de las nefastas condiciones de EDR.

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