Elecciones en México bajo la sombra del COVID-19
Las elecciones de medio término en México constituirán la aprobación o desaprobación de la gestión del presidente Andrés Manuel López Obrador. Este domingo se realizarán las elecciones más grandes de la historia moderna de México, en las cuales no sólo está en juego la mayoría calificada en la Cámara de Diputados del movimiento que llevó a la presidencia al presidente López Obrador, sino el respaldo popular a su gestión y la ratificación de la confianza de la mayoría de los mexicanos a su proyecto de gobierno, inédito en un país donde la corrupción fue el estigma que popularizó a México como uno de los países más corruptos del mundo, al grado que en Argentina denominaron hacer “una mexicanada” a un acto de engaño y pillaje.
Lamentablemente, se llega a la mayor elección realizada en México, no en medio de propuestas, sino de descalificaciones, calumnias y mentiras de unos y otros. En medio de un alto nivel de popularidad del presidente, pese a las descalificaciones y la absurda idea sin sustento sobre el una mala gestión de la crisis sanitaria por la pandemia del COVID-19, serán los ciudadanos quienes mostrarán la madurez alcanzada para entender los cambios implementados en la conducción del país y la nueva gestión de los programas sociales, que durante décadas fueron utilizados con fines electorales o para servirse de ellos e incrementar las cuentas de muchos políticos, los cuales se convirtieron en los nuevos ricos de México
El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, goza de un índice de popularidad de más del 60%. Sin embargo, las elecciones de este domingo serán en referéndum de esta popularidad alcanzada, de su diálogo permanente con el pueblo a través de las “Mañaneras” y de los periodistas, los cuales se han convertido en los interlocutores de o9rganizaciones sociales y comunidades, en los contralores sociales, denunciando hechos y situaciones de abusos de poder y de corrupción.
Los ciudadanos se presentarán a las urnas el domingo en una elección que constituye la más grande habida en la historia de México. Por primera vez, una simplificación en el calendario electoral ha hecho coincidir la renovación de los 500 escaños de la Cámara de Diputados, con la elección de 15 gobernadores y cerca de 20 mil servidores públicos locales; donde el pueblo, al que ha hecho referencia incesantemente el presidente de México, mostrará su inteligencia para identificar las mejores opciones entre los candidatos, para discernir entre el bien y el mal, para identificar entre los candidatos aquellos que representan el pasado que se resiste a morir y el nacimiento de la nueva ética pública, la nueva moral de un gobierno que ha declarado a la corrupción como su principal enemigo.
Aun cuando el presidente sigue siendo muy popular entre los mexicanos, con una calificación de más del 60%, el movimiento que representa podría estar sometido a una fuerte presión en la lucha por la mayoría del parlamento; pero también, podría encontrar en estas elecciones el respaldo que requiere para gobernar y materializar su proyecto de transformación de México con la aprobación de la mayoría de los mexicanos en las urnas. Nada está escrito en este momento, la moneda están en el aire; en medio de llamados del Instituto Nacional Electoral (INE), los electores parecen más preocupados por el COVID-19 que por salir a votar.
