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Elecciones en Perú: entre moderación y populismo

Sebastian Grundberger y Jasmin Wölbl

El 7 de octubre, 23.375.001 votantes registrados cumplieron con la obligación legal de elegir a las 12.966 autoridades regionales, municipales y locales, entre ellas 25 gobernadores y vicegobernadores regionales, así como alcaldes de provincias, distritos y comunidades.

En este proceso, el cargo con más significado político es el del alcalde de la capital, Lima, en la cual se encuentran más de 8 millones de votantes. En un giro sorpresivo y con una amplia ventaja (36,2% de los votos), fue electo como alcalde metropolitano de Lima, Jorge Muñoz Wells, hasta la fecha alcalde del pudiente distrito de Miraflores. Muñoz Wells se candidateó por el partido histórico Acción Popular, al cual se unió en enero de este año.

El segundo puesto lo obtuvo el candidato de corte populista y exministro del Interior, Daniel Urresti, cuyo partido Podemos Perú obtuvo el 19,6% de los votos. Renzo Reggiardo, antiguo congresista conservador, y su partido Perú Patria Segura, obtuvieron el tercer lugar con un 8,8%. Finalmente, el presidente del Partido Popular Cristiano (PPC), Alberto Beingolea, obtuvo 4,5% de los votos.

Muñoz, quien desde hace años cultiva una imagen de político local moderado y prudente, contaba hasta dos semanas antes de las elecciones con apenas un 4% de intención de voto, muy por detrás de Reggiardo y Urresti, quienes por meses estuvieron a la cabeza.

La popularidad de Muñoz se incrementó significativamente después de su buena performance en el primer debate televisado de los candidatos a la alcaldía, llevado a cabo el 22 de setiembre, y al cual Reggiardo no asistió. De esta manera, la contienda final fue entre Muñoz y el nacionalista de izquierda Daniel Urresti. Este último, antiguo general del ejército y (por algunos meses) ministro del Interior durante el gobierno de Ollanta Humala, consiguió el apoyo de los sectores populares con un discurso de mano dura, el cual, sin embargo, generó el rechazo de otro número importante de electores. Asimismo, tres días antes de las elecciones, Urresti fue declarado inocente por el Poder Judicial en el caso de un periodista asesinado en 1988.

El miedo ante una posible victoria de Urresti movilizó a sectores medios y medios bajos a favor de Muñoz y le concedió una holgada victoria, y a Acción Popular doce alcaldías distritales en Lima. Sin subestimar el rol del factor anti, es también necesario destacar lo que los sectores políticos moderados pueden conseguir si trabajan de forma unida y organizada, en vez de boicotearse mutuamente. Esta tendencia fue, sin embargo, perjudicial para la candidatura del candidato del PPC, Alberto Beingolea, quien cuenta con el apoyo de los mismos sectores sociales que respaldan a Muñoz. El PPC obtuvo cuatro alcaldías distritales en Lima, buenos resultados en diversos distritos de la capital y algunas posiciones en ciertas localidades. Además obtuvo varias alcaldías en regiones.

El primero de enero de 2019, Jorge Muñoz asumirá la alcaldía metropolitana de Lima, el cargo por votación directa más importante después de la Presidencia de la República. Importancia que se verá incrementada por el hecho de que el presidente Martín Vizcarra no fue elegido por votación popular, sino que asumió el cargo como vicepresidente.

La gestión de Muñoz, abogado de 56 años, será evaluada en función de cómo lidie con las preocupaciones fundamentales de los limeños: seguridad ciudadana, transporte y lucha contra la corrupción. Queda también por verse si Muñoz se limitará al ámbito de la política municipal o si utilizará su gestión como trampolín para consolidarse como una figura política a nivel nacional.

Fragmentación del sistema de partidos

Si bien las fuerzas políticas moderadas y el partido histórico Acción Popular celebraron en Lima un triunfo inesperado, la situación es muy diferente en los gobiernos regionales, donde persiste la fragmentación del sistema de partidos políticos. Después de los resultados de las elecciones, en 15 de las 25 regiones habrá este 9 de diciembre una segunda vuelta electoral para elegir al gobernador, ya que el candidato vencedor no alcanzó el mínimo de 30% de los votos.

En el norte del país, el partido Alianza para el Progreso (APP), obtuvo buenos resultados al ganar dos gobiernos regionales, muchas alcaldías y con cinco candidatos que participarán en la siguiente ronda de sufragio.

Sin embargo, APP no es un partido con una ideología y programa claros, sino más bien una asociación de candidatos de diversas facciones, unidos por el liderazgo y —según muchos observadores— por los enormes recursos económicos de su fundador César Acuña. Este, dueño de varias universidades privadas, sacará provecho de estos resultados para concretar sus ambiciones presidenciales el año 2021.

El partido Acción Popular consiguió pasar a la segunda vuelta electoral en dos elecciones de gobierno regional, entre ellas en la región minera de Cajamarca, donde hasta el momento gobernaba un partido de corte de izquierda, dirigido por el activista antiminero Gregorio Santos.

Otros resultados, sin embargo, generan cierta preocupación. En la región minera de Puno, en el sur del país, ganó Walter Aduviri, quien en el pasado organizó protestas violentas contra proyectos mineros, por lo que fue condenado a siete años de privación de la libertad. Su participación en las elecciones fue posible solo después de que el Tribunal Constitucional anulara su condena pocos días antes de los comicios. En el Callao, región que limita con Lima, ganó Dante Mandriotti, contra quien actualmente hay una orden de captura por pertenecer a una organización criminal. Luego de que la orden de captura se dio a conocer (un día antes de las elecciones) Mandreotti desapareció a fin de evadir la justicia. Por lo tanto, el gobierno regional deberá ser asumido por el número 2 de su lista. En la provincia de Madre de Dios ganó Juan Imura, quien, según diversos informes, estaría vinculado a las mafias que extraen ilegalmente oro en esta región. Estas organizaciones constituyen un Estado dentro del Estado. Durante los últimos años el gobierno central ha intentado combatirlas, sin mucho éxito. Iduviri, Mandriotti e Imura, al igual que la mayoría de candidatos electos en provincias y distritos, pertenecen a movimientos locales que no siguen intereses claramente definidos y, al carecer de una línea ideológica, son vulnerables a la influencia de organizaciones criminales.

Normalmente, en el Perú, los resultados electorales a nivel municipal y regional no tienen una vinculación muy estrecha con las elecciones nacionales. De todos modos, se pueden observar algunos indicadores. Esto es particularmente cierto con relación a los resultados del partido fujimorista Fuerza Popular (FP). Este partido, que tiene 62 de 130 congresistas, perdió las tres regiones que ganó el 2014. Tampoco ganó ningún distrito en Lima y su candidato a la alcaldía de Lima obtuvo un 2,6% (un resultado tan bajo como lo fue el del 2014). Sin embargo, FP obtuvo algunas alcaldías en zonas rurales, las cuales —de acuerdo con las afirmaciones de su lideresa Keiko Fujimori— sumarían 50. Es plausible asumir un vínculo entre los débiles resultados de FP y la pérdida de prestigio de este partido, causada por la actitud beligerante de su bancada en el Congreso de la República. De la misma manera, el partido histórico APRA, que presentó pocas candidaturas, obtuvo malos resultados. El partido de gobierno Peruanos por el Kambio ganó a nivel nacional solamente dos alcaldías, acelerando así su proceso de declive.

Junto con la falta de programas de gobierno y líneas ideológicas claras, resalta la preocupante falta de representación de las mujeres. Ninguna mujer fue elegida para los gobiernos regionales y, a nivel nacional, solo habrá alrededor de 20 alcaldesas. En las últimas elecciones el 2014, fue elegida una gobernadora regional y 51 alcaldesas, lo que en aquella época representaba menos del 3%.

Conclusión

Las elecciones regionales y municipales se celebraron en un contexto de mucha tensión política. Más que temas electorales, la discusión se centró en el anunciado referéndum para la reforma constitucional y la anulación del indulto humanitario al expresidente autoritario Alberto Fujimori. En la semana posterior a las elecciones, la detención de Keiko Fujimori, lideresa de la oposición, remeció el tablero político. Para los próximos meses se avecina una situación de continuo enfrentamiento entre el Ejecutivo y la fuerza mayoritaria del Parlamento. Esta situación puede provocarle a muchos el anhelo por serenidad, moderación y reformismo. En este momento, el recién electo alcalde metropolitano de Lima, Jorge Muñoz, es quien encarna mejor esta promesa.

Traducción: Dr. Andrés Hildebrandt

Diálogo Político – Fundación Konrad Adenauer Uruguay

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