En Venezuela
En Venezuela estamos viviendo días muy duros, muy amargos, extremadamente dolorosos. Desde hace algo más de dos meses, estamos luchando para reconquistar nuestra independencia, estamos luchando para librarnos del dominio extranjero, de la mafia de la droga, del grupo inmensamente corrupto, terrorista y maléfico que se ha apoderado del gobierno.
La lucha es tremendamente desigual. La sociedad civil está heroicamente enfrentándose en forma pacífica y valiente a la represión cruel y desproporcionada del gobierno. Como respuesta a esta acción barbárica, el gobierno solo ha logrado envalentonar a una población que está harta de las mentiras, de las vejaciones, de los insultos e improperios continuos del presidente y de sus allegados; harta del sufrimiento diario que significa la búsqueda de los alimentos, de alguna medicina, conseguir algún repuesto o gestionar un trámite. Esta represión feroz ha logrado un aumento cada vez mayor de la presencia de la población en las marchas, plantones y cacerolazos así como de la decisión inquebrantable de no abandonar la calle y la protesta hasta que se logre el restablecimiento de la democracia, el respeto a la independencia de los poderes públicos, se liberen los presos políticos, se permita la apertura de un canal de ayuda humanitaria y se establezca una fecha para celebrar elecciones generales que permitan renovar este año las autoridades del país.
Los venezolanos estamos haciendo todo lo que está en nuestras manos para resolver este inmenso problema, problema que se ha visto agravado por la presencia en el país de fuerzas extranjeras debidamente entrenadas en la represión y control social y que literalmente lo tienen secuestrado. De ahí la enorme importancia que tiene la “Declaración ante los Ministros de Relaciones Exteriores de la OEA sobre Venezuela” que hace la “Iniciativa Democrática de España y las Américas” el 29 de mayo de 2017 y que está firmada por veinte expresidentes y por su Director Ejecutivo, el Dr. Asdrúbal Aguiar, y de la que transcribo el penúltimo párrafo:
“Es prácticamente imposible que el pueblo venezolano, que lucha con coraje para restablecer su democracia y retomar la senda de bienestar, pueda lograr solo y como víctima de una desproporcionada violencia de Estado, sus legítimos objetivos. Y sería inconcebible que la comunidad internacional mire de lado o se neutralice arguyendo el principio de No intervención, siendo que el mismo tiene valor jurídico y moral para la salvaguarda de una soberanía que pertenece al pueblo y que el mismo no puede ejercer bajo la dictadura de quienes lo oprimen”.
El destino de Venezuela se define antes del 30 de Julio de este año, fecha en la que el gobierno tiene prevista la instalación anti-constitucional de una “Asamblea Constituyente Comunal” para remplazar la constitución vigente por una constitución socialista a la cubana y así poder eliminar la propiedad privada y eternizarse en el poder.
No nos queda otra alternativa que vencer y Venezuela necesita del soporte y ayuda de las naciones democráticas del mundo en esta hora menguada de su historia.