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Equivocado abordaje

Aunque es alentador que el apoyo político al régimen del iletrado de Maduro haya caído estrepitosamente (30% según algunos sondeos), ello no significa que el fachochavismo esté derrotado y que la victoria en las próximas elecciones parlamentarias esté garantizada como algunos han afirmado.

El rechazo coyuntural a la administración Maduro no es insuficiente para derrotar al proyecto milico bolivariano por varias razones:

i) no todos quienes rechazan al ungido de Miraflores se identifican con la disidencia política.

ii) en muchos casos el rechazo se circunscribe a la presente administración y sus acólitos, pero no al fachochavismo como proyecto político.

iii) es imperativo darle contenido político a ese rechazo coyuntural expresado por esa gran mayoría a fin de consolidar una nueva alternativa política inmune a las manipulaciones y medidas populistas (recordar el Dacazo), iv) defenestrar ideológicamente los planteamientos emocionales sobre los racionales, el uso de la mentira, el odio y la violencia. Para ello la confrontación hay que librarla en el terreno político y no simplemente en lo electoral.

No basta con llamar a votar por candidatos quienes lejos de ofertar un proyecto de país alternativo que confronte al proyecto oficialista, solo se quedan en un ingenua oferta electoral inscrita en un país imaginario.

Este viejo y equivocado abordaje electoralista, más no político, explica el por qué el oficialismo a pesar de sus incoherencias ideológicas, el carácter reaccionario y represor, así como del desastre y caos en el cual han sumido al país aún mantienen un respaldo popular no despreciable (25 – 30%), mientras la oposición sigue sin alcanzar una mayoría contundente.

Lamentablemente la oposición sigue inmersa en su propio laberinto; sigue trillando un discurso electoralista, vacío políticamente y sin contenido social que no entusiasma a las grandes mayorías. Sigue enfrascada en una retórica dirigida fundamentalmente a la clase media.

Ha fracasado en conectarse con los sectores populares, pero en especial con aquellos que en un momento determinado fueron encantados por el falaz y maniqueo discurso del ya fallecido tte. coronel. Pareciera que no han logrado entender cuan importante es derrotar políticamente a la Estadolatría militarizada bolivariana, derrotar su reordenamiento económico, educativo, científico, social y militar.

El éxito electoral de la disidencia pasa necesariamente por abatir políticamente al fachomilitarismo bolivariano en todas sus variantes.

El fachomilitarismo ha logrado su supremacía política no sólo por medio de la coacción, el chantaje, la represión, y el terror sino también porque han logrado «vender» exitosamente su visión autoritaria en amplios sectores de la sociedad lo cual ha favorecido su dominación hegemónica.

Ello lo ha logrado a través de la creación de una compleja red de organismos e instituciones que han sido insertadas en la sociedad civil a fin de adoctrinar políticamente a los ciudadanos, permitiendo la reproducción del sistema de dominación a gran escala. Instituciones políticas como los frentes gremiales, consejos comunales, sindicatos paralelos, misiones, ligas campesinas, así como asociaciones populares han sido creadas para tales fines.

Además, estas organizaciones que superan los limites del Estado en el sentido estricto, han sido utilizadas para neutralizar el descontento popular frente a la escasez, la inflación, la represión, la crisis hospitalaria, así como promocionar el conformismo, el miedo y la sumisión.

Vale recordar que enfrentamos a un régimen bonapartista totalitario que ha llevado a un límite extremo la concentración de poderes en la figura presidencial.

Un régimen burocrático-militar que ha desmantelado completamente las instituciones del Estado, criminalizado la protesta social y militarizado a la sociedad.

Una barbarie hamponil que en nombre de una supuesta voluntad popular pretende imponer por la fuerza un opresor pensamiento militarista y excluyente, un control férreo de los medios de comunicación, ideologizar la educación, exterminar al contrario, y domesticar la actividad científica y cultural.

Mientras prevalezca la equivocada concepción electoralista tendremos fachochavismo para rato. La longevidad del régimen bonapartista bolivariano dependerá en gran medida del éxito de la oposición en derrotarlo políticamente. De la capacidad de consolidar una nueva gran mayoría que le permita una contundente victoria electoral en cualquier escenario.

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