Es la educación, tonto
Parodiamos la famosa frase que se le ocurrió a James Carville, estratega electoral de Bill Clinton, durante su campaña electoral de 1992, y revisamos la información que ha producido US.News & World Report (www.usnews.com/education/best-global-universities ) en relación a la clasificación de las quinientas mejores universidades en el mundo entero y su ubicación en cada uno de los continentes.
En el pasado hemos comentado resultados de otras fuentes, la metodología utilizada por esta organización toma en cuenta diez factores de evaluación y le asigna diferente peso a cada uno de ellos.
Le asigna el mayor valor (1/8) a la reputación referida a la investigación global y regional y a la cantidad y calidad de sus publicaciones. En segundo lugar se evalúan (1/10) vertientes de la cantidad y calidad de las referencias que reciben tanto sus estudios como sus publicaciones científicas y por último toman en cuenta (1/20) el número de miembros del cuarto nivel de educación premiados tanto entre sus egresados como los que pertenecen a su cuerpo profesoral.
En el grupo de las diez universidades que logran la mejor calificación mundial encontramos ocho universidades norteamericanas y dos británicas, mas nos llama la atención de que la Universidad de Harvard (100%) situada en Boston Massachusets toma una ventaja enorme sobre M.I.T. (88.9%), de la misma ciudad, que parece exagerada.
Si evaluamos el conjunto por continentes, concluiremos que las universidades europeas se ubican en el segundo puesto y sus diez primeras obtienen calificaciones entre 83.6% para la Universidad de Oxford en el Reino Unido y la belga Universidad de Lovaina que logra una calificación de 62.7%.
En esos puestos se ubican centros de estudios británicos, suizo, francés, alemán y belga. Como podemos concluir, la educación avanzada es una preocupación de muchos países de Europa.
Las universidades asiáticas que ocupan los diez mejores lugares están ubicadas en Japón, China, Singapur, Corea del Sur, Israel y Taiwan. La de mejor puntuación y por ende clasificación es la Universidad de Tokio (71.3%) y la número diez de la región es la Universidad de Fudan (55.8%) de Shangai, China.
Revisados los resultados por continentes, las de la sexta región mundial, Australia y Nueva Zelanda, se ubican en el cuarto lugar y como en el resultado global, ocho de las diez son Australianas y Nueva Zelanda obtiene los otros dos lugares. La de mejor calificación es la Universidad de Melbourne (67.4%) y la décima es la Universidad de Otago (43.1%), en Nueva Zelanda.
La nota triste y de desventaja la obtienen nuestras universidades latinoamericanas. En las vastas tierras ocupadas por treinta y tres países que cobijamos unos seiscientos millones de personas y cubrimos unos veinte millones de kilómetros cuadrados, siete universidad de las diez mejores son brasileras, la mejor en esta clasificación es la Universidad de Sao Paulo (59.0%) y la décima es la Universidad Federal de la misma ciudad, Sao Paulo (29.8%) y sólo aparecen universidades de Argentina, México y Chile que logran ubicarse entre las diez mejores.
La primera ocupa el puesto global número 77 y el resto se ubican en la segunda mitad de las quinientas clasificadas.
Como podemos ver, la realidad latinoamericana es terrible. Pareciera que estamos condenados a la ignorancia. Y como decía Antonio Estrada Bertorelli en su espacio de la Plaza Venezuela: “Dios perdona, la ignorancia no”.
El régimen que destruye a Venezuela ha decidido acabar con las modestas y apreciadas universidades venezolanas y como no logra el respaldo de sus profesores y alumnos, ha decidido asfixiarlas económicamente.
Para 2015 les ha asignado un presupuesto que no llega al 40% de lo solicitado por sus autoridades. Y si pensamos en lo que hemos anotado, no creemos que se puedan distinguir ni por sus egresados de cuarto nivel ni por la producción de investigación y publicaciones científicas.
Les ruego nos perdonen por la profusión de guarismos mas los invitamos a revisar el trabajo anunciado pues tendrán una impresión mucho más elaborada y precisa.
Si nuestros dirigentes no cambian de actitud hacia la educación de los mejores, seguiremos avanzando en el camino equivocado.
