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Esta semana es crucial

Todo el mundo lo sabe: lo que viene es eneas.  Eso, más o menos, fue lo que le dije a un agente de policía que estaba redirigiendo el tránsito porque más adelante había un grupo de opositores que se manifestaba de acuerdo a como tienen derecho: pacíficamente.  El uniformado no solamente me dijo que debía desviarme, sino que agregó: “Menos mal que eso se termina la semana que viene.  Porque después de la Constituyente se acabarán esas concentraciones”.  Me tocó pararme para hacerle una pregunta: “¿Y es que usted cree que le va a tocar lidiar menos con las protestas?  Por el contrario, le va a tocar redoblar los esfuerzos, porque quienes no creemos en esa farsa, aumentaremos nuestras reclamaciones y críticas.  Lo que viene es eneas.  Piénselo”.  Pisé el acelerador antes de que me fuera a salir con una pachotada.

Los días que faltan para el 30 deben ser usados por los miembros sensatos del partido de gobierno (que los hay, aunque pocones) y de los mandos militares para reflexionar qué es lo conveniente para Venezuela; si seguir adelante con esa farsa sacada de la manga para intentar seguir en el poder o, por el contrario, obligar al ilegítimo a retirar esa insensatez.  La culpa por las muertes que seguramente seguirán ocurriendo caerá sobre quienes obstinadamente porfían en tener una Constitución a la medida de sus conveniencias y no una que se corresponda con los intereses, el provecho y el concierto del país nacional.

Ya dentro del partido oficialista hay grupos importantes que hacen presión sobre el régimen para que se comporte con sensatez, pero eso no es lo que se ve dentro de las fuerzas militares.  Pero, con cada día que pasa, lo que se nota es más partidización por parte de los altos mandos quienes, con ceguera voluntaria, adoptan y profieren consignas partidistas uniformados de campaña.  Y hasta levantan el brazo izquierdo con la mano empuñada, como lo hacía el muerto difunto que no vive.

A este respecto, gloso algunas de las cosas que dijo en su reciente carta pública el general Pedro Dávila Fernández, excelente oficial y profesor de varias generaciones, buen abogado y querido amigo: “…se ha incorporado al quehacer y decir de los miembros de los componentes de la FAN, lemas y acciones que los identifican con el PSUV; incluyendo miembros de la FAN uniformados, en programas televisivos de clara tendencia político-partidista, violando flagrantemente el contenido del mencionado art. 328 (…)  Por lo tanto, son claramente inconstitucionales hechos de esa naturaleza (…)  Esa línea política es tan miope e inconveniente, como parece ser la que se aplica en todas las decisiones de gobierno. Pero, en este caso, deriva en perjuicio de la imagen de la FAN”.

Otra decisión tomada por la nomenklatura y que compromete la seriedad y profesionalidad de las FAN, es eso de haberse convertido en cómplices de la utilización de la justicia militar para encausar a los líderes opositores.  Como el Código de Justicia Militar está tan dispar con lo que establece la Constitución vigente, en su articulado no prevé eso de “Será juzgada en libertad” a que se refiere el Art. 44, numeral 1, y por eso encarcela a cuanta persona de la disidencia caiga en manos de los jueces y fiscales militares — quienes no cumplen con su deber como lo demandan la justicia, la ética y la deontología, sino que, por el contrario, se asimilan a subordinados del PUS—, con lo que hay un líder menos en las manifestaciones.  Eso le complace al régimen pero hace quedar muy mal a las FAN, equiparándose al Sebin y hasta a la en buena hora disuelta Seguridad Nacional en eso de “desaparecer” a quienes les resultan inconvenientes.  Tanto la cúpula militar como los más humildes subordinados que portan uniforme, saben hasta la saciedad que en esos tribunales abundan los expedientes “aliñados” con evidencias falsas —haciendo ver que los detenidos portaban armas, municiones y explosivos— para hacerlos aparecer como reos de delitos militares.

La nomenklatura y los altos mandos tienen que reconocer que eso de convocar una constituyente sin que la mayoría del electorado la avale va contra toda lógica; que eso de conducir al país hacia el corporativismo no es sino una zambumbia de fascismo, dictadura bananera y estalinismo de a locha que no redundará en nada bueno para la nación; que aunque lo nieguen la Tibi y Jorgito Rodríguez, la consulta popular a la sociedad civil del pasado 16 resultó un éxito descomunal; que en ella actuaron millones de ciudadanos de todos las condiciones sociales; que fueron más de siete millones y medio de voluntades expresadas; y que si se empeñan en el sainete del 30, solo acudirán los empleados públicos amenazados de ser botados por sus jefes si no llegan el lunes con el dedo manchado de tinta.  Pero eso no asegura que ellos votarán “sí”.  Aunque sabemos que las maquinitas están programadas para dar resultados fraudulentos.  Esa es la razón por la cual no va a haber papeleta de votación.

La cúpula militar tiene que entender que Venezuela corre el riesgo de ser reputado como un país paria si se sigue con esa dizque “constituyente comunal” —que es lo mismo que “soviética”— y que ya un número importante de países y organizaciones internacionales están dispuestos a aplicar sanciones al gobierno del país, pero que quien va a sufrirlas es la nación entera.  Y el régimen no puede andar con jaquetonerías cuando acabó con las reservas y le debe a cada santo una vela.

Termino con palabras del general Fernández: “…ustedes como miembros del Alto Mando Militar, con mucha mayor información A-1, transformada en inteligencia útil, completa y oportuna (…), consulten su consciencia, piensen en el futuro de la generación de relevo, (…) realicen una apreciación de situación, profesional, desligada de cualquier interés y matiz político-partidista, y presenten al Comandante en Jefe de la Fuerza Armada Nacional, con la crudeza que la situación demanda, las formas de acción que permitan frenar esta desquiciada carrera al despeñadero”.

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