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Extravío y hallazgo del Acta de Independencia

 Raúl Sanz Machado

En la sesión vespertina del viernes 5 de julio de 1811, el Congreso Constituyente reunido en la Capilla de Santa Rosa, del Palacio Municipal, sede de la actual Alcaldía de Caracas, los 37 diputados presentes, después de haber discutido en un encendido debate, el proyecto de declaración de Independencia de Venezuela, redactado por el diputado Juan Germán Roscio y el secretario Francisco Isnardi, fue aprobada la declaraciónno la firma del Acta– como erróneamente se suele señalar, quizá por error originado en el cuadro-mural del pintor Tovar y Tovar que representa el imaginario acto de los diputados firmantes del Acta de Independencia. La declaración de Independencia, que nos dio libertad y soberanía, fue aprobada en medio de clamorosos vítores el 5 de julio. Como ocurre en toda asamblea, la redacción de las actas se hace posteriormente para su aprobación, tal como ocurrió con la nuestra que fue aprobada el 7 de julio y luego transcrita al libro de Actas, el 17 de agosto cuando tuvo lugar la firma de los diputados, en el trascendental documento que nos otorgó la libertad.

En los inicios de la guerra, en 1812, el Congreso se trasladó a Valencia, ante la presencia en Venezuela del Oficial de la Real Marina de Guerra de España, Domingo de Monteverde, designado por el gobierno español, para enfrentar al Generalísimo Francisco de Miranda y rescatar a Venezuela. Los dos libros de Actas, que contenían todas las disposiciones que habían sido promulgadas se extraviaron, quizá debido a que algún patriota los escondió para preservarlos de los ataques realistas.  Sólo se conoció el texto del Acta en el libro II publicado en El Publicista, órgano oficial del Congreso, el 11 de julio de l811. El texto original permaneció extraviado durante 96 años.  El 14 de marzo de 1812 Domingo Monteverde invadió a Valencia y los diputados optaron por disgregarse abandonando el archivo del Congreso. Cerca de 100 años después, en la residencia de Doña María Josefa Gutiérrez, viuda del ingeniero Carlos Navas Spínola, Don Ricardo Smith, amigo de la familia, encontró el viejo libro de Actas II,  en la banqueta de un piano donde se conservaban documentos y otros valores. Al ojearlo, halló para su sorpresa el Acta original. Con honda emoción compartida con Doña María Josefa, el Señor Smith entregó el libro al historiador Francisco González Guinand quien a su vez lo puso en manos del Presidente del Poder Ejecutivo, Don Samuel E. Niño, para su entrega formal al Presidente Cipriano Castro, quien agradeció la invalorable donación a la República, hecha por intermedio del historiador González Guinand.

La autenticidad del documento fue verificada por la Academia Nacional de la Historia y el 5 de julio de 1911, en ocasión del centenario de la declaración de independencia, el Presidente Castro depositó el libro en una urna de cristal, con sede en el Salón Elíptico del Palacio Federal. La llave de la urna, está, desde entonces, en manos de los Presidentes de Venezuela, que se abre al público el 5 de julio de cada año. Es la cédula de identidad de la República libre, independiente y soberana de Venezuela.

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