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Futuro incierto del sistema financiero

Ello se ha debido, en buena medida, a la abultada y sostenida expansión de la liquidez monetaria en respuesta al desproporcionado aumento de gasto público deficitario, el cual ha sido financiado en buena medida por el BCV a través de masivas emisiones de dinero sin respaldo. Esa sobreabundancia de medios de pago le ha posibilitado a la banca captar depósitos en grandes cantidades a un costo muy bajo, lo cual, a su vez, le ha permitido realizar inversiones en títulos que pagan exiguos rendimientos, y hacer colocaciones a intereses muy bajos, incluyendo los préstamos obligatorios a diferentes sectores prioritarios a tasas de interés preferenciales, también conocidos como “las gavetas”. De hecho, el costo del financiamiento se ha mantenido en niveles muy inferiores a la tasa de inflación, haciendo que las tasas de interés reales sean hasta ahora profundamente negativas, pero lo suficiente como para generar un positivo  margen de intermediación financiera —diferencia entre las tasas de interés activas y pasivas—, permitiendo la generación de importantes ganancias.

Ante las presiones inflacionarias que se generan por esa abundancia de liquidez, el BCV ha estado implementando algunas medidas de restricción monetaria, tales como la elevación de la tasa de encaje requerido y la venta a la banca de certificados de depósito, sin que ello se haya traducido en un freno efectivo al crecimiento de la liquidez, en buena medida debido a que esas acciones restrictivas son holgadamente compensadas por la masiva creación de dinero inorgánico por parte del instituto emisor para financiar los déficits de las empresas del Estado, particularmente de Pdvsa.

Sin embargo, durante los últimos meses la abundante liquidez bancaria, medida por el nivel de sus reservas excedentes, no se ha distribuido equitativamente, existiendo bancos que han tenido que acudir recurrentemente a los préstamos overnight para cubrir sus obligaciones inmediatas. Esto ha hecho que la tasa de operaciones interbancarias se haya elevado, pasando de niveles de 0,5% anual durante el primer trimestre del año a más de 13% en la actualidad. Los intereses activos, aplicables a los préstamos de los bancos a sus clientes, también han experimentado un aumento sostenido en los últimos meses, aun cuando todavía se ubican en niveles muy inferiores a la tasa de inflación.

Ante la inminencia de un importante ajuste cambiario, y de la intención del gobierno de estabilizar el costo de la divisa y reducir la brecha entre la tasa oficial y la libre, es de esperar que se tomen una serie de medidas para el logro de esos objetivos, entre las cuales tienen que estar el aseguramiento de una oferta suficiente de divisas, y la restricción de la demanda de moneda extranjera por parte del público, objetivo este último cuyo logro dependerá  de la limitación de medios de pago que se puedan canalizar hacia el mercado cambiario, es decir, de la implementación de una serie de políticas tendentes a limitar la oferta monetaria. Esto, a su vez, significaría una presión alcista sobre las tasas de interés. Al ocurrir esto varias instituciones financieras se podrían ver en serios problemas, ya que se verían obligadas a elevar las tasas que pagan por sus depósitos, pero limitadas para subir sus tasas activas, ya que muchas de ellas estarían atadas a préstamos subsidiados, como los de las gavetas, y otras serían tasas fijas artificialmente bajas pagadas por títulos del Estado emitidos en el pasado para financiar gasto público, y que fueron adquiridos por los bancos, en muchos casos de forma conminatoria.

Estos problemas potenciales los deben tener muy presentes las autoridades, quienes tienen que idear acciones tendentes a neutralizar este delicado asunto, pues de lo contrario podrían generarse graves problemas en el sector financiero, con severas consecuencias para la economía y para toda la población.

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3 comentarios

  1. La verdad es que la posibilidad de que nuestro sistema financiero ente en una fase de inestabilidades es como para preocuparse, ya que es una de esos organismos que mas confianza generan entre el público y donde aparentemente su funcionamiento ha sido eficiente. Otra cosa es que las políticas del Estado lo estén forzando a inventar »malabarismos» que no tienen nada que ver con la ortodoxia conservadora con la que se debe manejar el dinero de los clientes.

    Ciertamente, hoy hay muchas facilidades para obtener créditos bancarios en muchas de sus modalidades y hasta el momento pareciera que el índice de morosidad no es significativamente importante, lo que resulta tranquilizador ; si me llama la atención – como cliente normal y corriente – el incremento constante de mi crédito a través de las TDC sin haberlas solicitado hasta unos montos que uno no esta acostumbrado a utilizar. Es como una incitación al consumo superfluo o innecesario ; aunque muchos coincidimos en que básicamente la utilizamos para compras de alimentos en los supermercados y de medicinas en las farmacias o una refacción para el vehículo (cuando se consiguen) Y ello, por las ventajas que este sistema de pago ofrece : no se carga efectivo en el bolsillo ; no hace falta utilizar la TD porque con la TDC el pago es diferido ; la tasa activa esta muy por debajo de la inflación acumulada ; y por que nos obliga a racionalizar el consumo a objeto de mantener el control sobre nuestros ingresos. Muchas ventajas y pocos inconvenientes.

    Sin embargo, el hecho de tener que dedicar una TDC para adquirir aquellos bienes y servicios mencionados no es normal salvo excepciones. Nos esta indicando que los suelos y salarios son insuficientes ; que eso de adquirir tales bienes y servicios conllevan un costo adicional (%) y que al final, estamos pagando un »extra» que encarece el producto, que de por si ya tienen precios que muchas veces rayan en en la especulación y la usura. También es verdad que nuestro signo monetario cada día se parece mas a aquel »peso cubano» inventado por la »revolución» para consumo interno pero sin aceptación en el extranjero y que no tiene valor alguno, salvo para invertir en dólares paralelos, pues pensar que vale la pena ahorrar en bolívares en pleno proceso de estanflación y con las tasas pasivas que nos pagan los bancos, no parece tener mucho sentido.

    Es muy posible que mientras el gobierno siga manteniendo un control de cambio tan estricto la situación mencionada no variará, con el agravante de que hasta el mismo Estado esta sufriendo una severa »sequía» de divisas fuertes. Creo que el camino es ir a la dolarización de la economía y todo apunta a que ello es posible pero primero se tienen que dar todo un conjunto de cambios y ajustes severos para poder hacerlo como debe ser. Nos falta pasar por el trago amargo de una nueva devaluación y unos ajustes que el gobierno no parece muy ganado para ello. No existe una fórmula intermedia : »O te tragas el purgante o te matan los parásitos», cualquier otro camino, como la venta de Citgo, es la vía segura al mas rotundo fracaso ; o entierras el populismo y pones los pies sobre la tierra o, la misma realidad económica nos enterrará a todos juntos… Excelente artículo del señor Palma.

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