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Henry Ramos Allup: Yendo al grano

«En cada cuestión ideológica subyace una cuestión política «. Donoso Cortés

Una decisión aparentemente intrascendente y de elemental profilaxis como desalojar del palacio legislativo los mamarrachos iconográficos con los que el chavismo impusiera su doctrina y aplastara toda eventual disidencia – valga decir: gobernara dictatorialmente durante 17 años – ha tocado y puesto de manifiesto la esencia de la circunstancia histórica que vive Venezuela: dar inicio al desalojo del régimen y la frontal erradicación del venenoso expediente con que el castrocomunismo vernáculo pretendiera apoderarse de Venezuela. La llamada revolución bolivariana y el pretendido socialismo del Siglo XXI.

Se comprende perfectamente la ira y la indignación de los afectados. Ramos Allup, actuando en estricta representación de la inmensa mayoría del país, sin un adarme de arbitrariedad y a plena conciencia de la responsabilidad histórica que le ha sido comisionada  por dicha mayoría- el pueblo, en términos de la tradición política – puso el dedo en la llaga. La democracia, que el pueblo venezolano ya ha comenzado a ejercer desde este 5 de enero, fecha de inicio de nuestra transición, no tolera ni debe tolerar la manipulación y el avasallamiento espiritual que la invasión de dicha bastarda iconografía ha subrayado. Mayorías espurias y delincuentes no sólo han golpeado y fracturado huesos opositores bajo la burla del espurio presidente de ese congreso durante años y años: han obligado a nuestros diputados a la humillación de tener que tolerar el ultraje cometido con nuestro libertador y sesionar bajo la mirada socarrona e insolente de un militar golpista, responsable de la mayor devastación sufrida por nuestra República desde los horrorosos hechos de la Guerra Federal, asumida como modelo de acción de una guerra a muerte contra la libertad.

Expulsando esa bastarda iconografía, por darle con dicho nombre mayor rango ideológico a esa barata propaganda dictatorial, Ramos Allup expulsaba a sus creadores y subrayaba la voluntad de ponerle fin a la satrapía. Ante lo cual, el ministro de defensa, en lugar de terciar en un conflicto que no es, en absoluto, de su competencia, debiera obedecer a nuestra máxima autoridad civil democráticamente electa, venezolano de nacimiento e impuesto por mayoritaria e incuestionable decisión ciudadana , retirando de nuestros cuarteles toda enseña que no sea la de nuestra Patria, rechazando la presencia de oficiales extranjeros en sus puestos de mando y, en suma, poniéndose a la orden de su pueblo, nuestro pueblo, y no de persona o parcialidad política alguna. Exactamente cómo se lo dicta la Constitución De la República de Venezuela.

Es recién el principio de una transición que debe involucrar a todos los aspectos de nuestra vida como Nación. Comenzando por la recuperación del nombre de nuestra única identidad: REPÚBLICA DE VENEZUELA. Y de todos sus símbolos fundacionales. Encierran doscientos años de historia. Espurios y absurdos adjetivos deben desaparecer de nuestras vidas. Llegó la hora.

@Sangarccs

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