Inflar, inflar hasta reventar
Carlos Armando Figueredo
¿Recuerdan ustedes el cuento de los tres cochinitos? Para evitar que el lobo se los comiera tenían que refugiarse y para ello nada mejor que construir casitas. El primero de ellos construyó una casa de paja y se refugió en ella. Cuando llegó el lobo a su puerta, el cochinito se negó a abrirle y entonces el lobo le dijo: “soplaré y soplaré y tu casa de paja derribaré”. Y así fue sopló y sopló hasta que la casita derribó. El cochinito salió corriendo y se refugió en la casa de madera que había construido su hermano. Pasó lo mismo, no le abrieron la puerta al lobo y éste les dijo: “soplaré y soplaré y la casa de madera derribaré”. Soplo y sopló hasta que la madera de la casita voló en mil pedazos. Los dos cochinitos huyeron despavoridos a protegerse en la casa de su hermana, sólidamente construida con ladrillos y cemento. Se repitió lo que había ocurrido con las dos primeras casas: cuando no le abrieron les dijo: “soplaré y soplaré y la casa de ladrillos derribaré”. Por más que sopló la casa no se movió ni un milímetro. Cuando quiso entrar por la chimenea, el fuego que la cochinita había encendido quemó a lobo, que huyó despavorido.
Esta historia de los tres cochinitos se le puede aplicar a Maduro quien cree que soplando y soplando con locas y absurdas medidas va a poder mantenerse indefinidamente en el poder, acabando con la oposición. Pero le está pasando lo mismo que a los cochinitos con las dos primeras casas: si los partidos y la sociedad civil no se han preparado para enfrentarlo y resistir, logrará su cometido. Pero, como en el caso de la tercera casita, esos mismos partidos, con la sociedad civil y el apoyo indiscutible de la comunidad internacional, lo derrotarán, lo harán abandonar el país y lograrán restituir la democracia, la libertad y el mejoramiento de la economía, con bienes y servicios esenciales para todos y no solo para un atajo de corruptos.
Eso de soplar y soplar, creando más inflación, hasta que haya un ineludible reventón, me hace recordar lo que sucede en algunas fiestas de cumpleaños: el niño cumpleañero le pide a sus padres que le permitan inflar los globos. Sopla y sopla hasta que los globos revientan. Maduro debería saber que la inflación va acabar con el país y con él también pero todas las medidas que adopta, lejos de reducir la inflación, la aumentan.
Lo estamos observando con los decretos de aumento del salario mínimo: no favorecen a los beneficiarios ya que el aumento es muy inferior a la inflación y ellos quedan peor que antes. Lo que es más, habrá patronos que no cuenten con recursos para pagar el aumento y se verán obligados a cerrar. Si bien los trabajadores recibirían el pago de sus prestaciones sociales en bolívares devaluados, en menos de un mes los gastarían todos para poder sobrevivir y ya no encontrarían trabajo.