La Asamblea Nacional Constituyente como “Tribunal del Pueblo”
En recientes declaraciones de la Fiscal General Luisa Ortega Díaz, quien, junto con su esposo, el diputado Germán Ferrer, ante las feroces persecuciones de la dictadura de Maduro, tuvo que refugiarse en Colombia, afirmó que la ANC se había convertido en un “Tribunal del Pueblo”.
Cabe preguntarse qué son los tribunales del pueblo y cómo han surgido a través de la historia.
Los tribunales del pueblo, también conocidos como tribunales revolucionarios surgieron durante la Revolución Francesa. En la Francia de la Convención, el Tribunal revolucionario (Tribunal Révolutionnaire) fue creado como una jurisdicción penal extraordinaria. Tenía su sede en el palacio de justicia en lo que se llamaba “Sala de la Libertad”. Estaba constituido, principalmente, por mujeres que, junto a desempleados recibían subsidios de la Comuna. Dicho tribunal condenó a muerte, sin respeto al debido proceso, a 2.742 personas, la mayoría de las cuales no habían cometido delito.
En la Unión Soviética, bajo el leninismo y el estalinismo, se crearon los Tribunales Revolucionarios (Верховные трибуналы). Fueron establecidos en 1917 “para el propósito de la lucha contra las fuerzas contrarrevolucionarias y defender la Revolución, así como luchar contra los bandidos y especuladores, el sabotaje y otros abusos cometidos por comerciantes, industriales, empleados y otros.” Dentro de la Cheka, el Comité de Seguridad de emergencia (чрезвыча́йная коми́ссия) se creó un Tribunal Revolucionario Especial que debía seguir los intereses de la revolución sin restringirse a debido proceso.
El 21 de octubre de 1919 fue establecido el Tribunal Revolucionario Especial dentro de la Cheka, ((ЧК – чрезвыча́йная коми́ссия )para considerar los casos graves de especulación, soborno y abuso de poder. Como establecía el decreto, «en sus consideraciones, el Tribunal Revolucionario Especial sigue los intereses de la Revolución y no es restringido (…) y formas de procedimiento legal.»
En cuanto al Tribunal del Pueblo (Volksgerichsthof) del Tercer Reich, veamos lo que Ingo Müller dice al respecto:
Ingo Müller
Los Juristas del Horror
P. 30.- La doctrina según la cual la “defensa del estado” o la “emergencia nacional” justificaban las acciones de los acusados ya había sido denunciada mucho antes de que lo hiciera el prominente profesor de derecho constitucional Georg Jellinek “meramente otra manera de declarar el principio que la fuerza hace el derecho.” Pero los tribunales lo aceptaron incluso hasta el nivel de la Corte Suprema, que reconoció, por lo menos en principio, que la creencia de que existía un estado de emergencia nacional podía justificar la transgresión de las leyes. Pero a su vez los tribunales habían eliminado la necesidad de tal justificación y habían manifestado que el gobierno no estaba de modo alguno condenado a permanecer inactivo cuando se dieren a conocer los actos ilegales de las fuerzas armadas.
- 32.- Esclarecidos juristas reconocieron en esa época cuan lejos había ido la Corte Suprema del Reich en su perversión de la justicia con su mensaje fatal de que el (presunto) interés del estado estaba por encima del derecho. Por los crímenes más espantosos no eran punibles si se cometían en interés del estado, mientras que actos legales eran punibles si eran contrarios al mismo.
Los Tribunales Populares de Cuba han sido del mismo corte que los tribunales del pueblo y/o revolucionarios antes citados. Basta con recordar cómo los juicios se convertían en espectáculos. Hasta ahora, condena a inocentes sin debido proceso.
Tiene razón Luisa Ortega Díaz cuando dice que la ANC se ha convertido en tribunal del pueblo: a través de la llamada “Comisión de La Verdad condena a opositores sin tener jurisdicción penal para ello. Le ordena a la Sala Constitucional del TSJ que condene a prisión a disidentes sin que dicha Sala tenga jurisdicción penal. La misma se ha convertido en lo que en el Tercer Reich era la llamada “Sala del Führer” de la Corte Suprema y un verdadero Tribunal del Pueblo, en lo que se está convirtiendo la ANC.
