El EditorialOpinión

La ayuda humanitaria

Resulta absurdo e increíble que Maduro persista en su argumento de que no es necesaria la ayuda humanitaria porque aquí, en su reino de Narnia, no hace falta nada. A su juicio, todos los venezolanos tienen acceso suficiente y fácil a las medicinas que requieren y a los alimentos que necesiten.

Suponiendo que eso fuera cierto, que obviamente no lo es, la pregunta que cualquier persona que viva del salario mínimo se haría es a qué precio se pueden comprar los antibióticos o cuánto cuesta un queso, para tan sólo mencionar dos rubros cuyos precios están dolarizados o por las nubes.

Es verdad que en algunas tiendas alimenticias que venden productos importados se consiguen los vinos más exquisitos, quesos y jamones importados de Europa y exquisiteces, pero solo los pueden adquirir quienes tengan una cartera con adecuado respaldo en dólares. Lo mismo le ocurre al común mortal que necesita cauchos nuevos para su vehículo o cualquier repuesto para algún artefacto, lo puede conseguir pero el precio del mismo está dolarizado y a veces a un costo superior que en el exterior.

El pueblo, o mejor dicho la inmensa mayoría de los venezolanos que no disponen de dólares, no puede comprar casi nada. Situación parecida a la que prevalece en la “isla de la felicidad”. En La Habana, hay algunas tiendas de lujo que los cubanos normales visitan para ver en las vitrinas las maravillas que nunca podrán adquirir.

Por eso hay que preguntarse ¿qué sucederá en el momento en que entren, como se ha anunciado, los convoyes repletos de productos esenciales para paliar el hambre o satisfacer las necesidades de medicamentos: lo proclamado por Maduro, que no permitirá que entre al país ni una aspirina, o por el contrario, la población se movilizará para proteger la ayuda?

Sea cual sea la manera como la ayuda humanitaria entre a nuestro país vemos muy difícil, o al menos bastante improbable, que tenga éxito la decisión de Maduro de impedirlo.

En la guerra de los Balcanes, en medio de la feroz lucha que enfrentaba a serbios, bosnios y croatas, aviones de la OTAN lanzaban, en paracaídas, cajas con alimentos y medicinas y que se sepa ningún avión fue derribado.

La población clama por ayuda y no la condicionada y parcial que se incluye en los llamados “claps”. ¿Hasta cuándo puede prevalecer el cinismo del régimen?

Por lo que se ha visto en las gigantescas movilizaciones ocurridas desde el mes de enero a todo lo ancho y largo de Venezuela, la gente ya no cree en ellos y piden a gritos que entre, lo antes posible, la ayuda humanitaria que tantas naciones del mundo están dispuestos a brindar para paliar la atroz crisis imperante en nuestro país .

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