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La gerencia en la nueva institucionalidad pública

DEDICO:

A Dante Rivas, uno de los impulsores

de la nueva institucionalidad en la construcción

del modelo socialista de Estado…

La nueva institucionalidad pública, es una política pública del Gobierno venezolano implementada desde todas las instancias del poder público local, estadal y nacional. Una de las instancias que ha impulsado esa nueva institucionalidad es el Servicio Administrativo de Identificación, Migración y Extranjería (Saime), que en el tiempo que estuvo bajo la dirección del geógrafo y activista político Dante Rivas, materializó algunos cambios importantes. La nueva institucionalidad del Estado, está descrita en los objetivos estratégicos nacionales del Plan Socialista Simón Bolívar (2013-2019), orientado hacia la capacitación, desarrollo, acompañamiento y asistencia técnicamente al servidor (a) público e instituciones, en el marco de una gestión pública participativa y de una nueva relación planteada en el marco constitucional, entre el Estado y la sociedad venezolana. La nueva institucionalidad exige contar con ciudadanos y ciudadanas, conscientes del papel protagónico que hoy les toca desempeñar y que el contexto histórico actual les demanda. Esta nueva institucionalidad requiere de un servidor público que sea capaz de conocer y emprender las necesarias transformaciones previstas y consagradas en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (CRBV, 1999), guiada a la calidad de la gestión pública y a cumplir lo dispuesto en el artículo 141: “La Administración Pública está al servicio de los ciudadanos y ciudadanas y se fundamenta en los principios de honestidad, participación, celeridad, eficacia, eficiencia, transparencia, rendición de cuentas y responsabilidad en el ejercicio de la función pública, con sometimiento pleno a la ley y al derecho.” La nueva institucionalidad se cimienta en los códigos de una nueva ética social política que, por supuesto demanda la sociedad en desarrollo; así mismo debe garantizar éxito en el impacto de las políticas de Estado en el ámbito de sus competencias, dentro de las políticas públicas. Es necesario cambiar la concepción que los ciudadanos y ciudadanas tienen de la administración pública nacional, para ello es importante repensar prácticas institucionales orientadas a optimizar la implementación de las políticas públicas en el marco de un espíritu de sentido compartido y corresponsable. La idea es que el Estado esté al servicio de los intereses reales del pueblo, resulta imprescindible impulsar la nueva institucionalidad. Esto requiere de la participación de las comunidades organizadas en funciones de gobierno, no sólo a través del ejercicio de la contraloría social sino también mediante la participación en la toma de decisiones con relación al diseño, coordinación, ejecución y evaluación de las políticas públicas.

En este sentido, Dante Rivas, a comienzo de este año 2015, ha implementado una serie de acciones que se enmarcan en esa nueva institucionalidad: “…Eliminamos recaudos innecesarios, fotocopias de cédulas y RIF, límites de atención por día. Aplicamos cumplimiento estricto de los horarios a todo el personal, especialmente los jefes. Capacitamos y entrenamos aplicando nuevas técnicas de relacionamiento mejorando el respeto al ciudadano. Prohibimos requerir cualquier documento que se pueda verificar en consulta electrónica. Sabemos que cada recaudo innecesario es una alcabala que potencia la corrupción desde adentro. La buena noticia es que la productividad en 2015 creció en las 486 oficinas del país, con topes de hasta 615%, con respecto al mismo período de 2014…”

Habidas cuentas, destaca Rivas, se ha predicado con el ejemplo, incorporando “…a los trabajadores al cambio motivándolos con talleres basados en la Cultura del Trabajo Feliz y dotándolos de las herramientas y equipos para que su desempeño necesariamente sea óptimo. La transformación está en marcha y es indetenible… Tenemos una Ley de Simplificación de Trámites Administrativos que nos obliga a no demorar el desmontaje de la vieja burocracia de la Cuarta. Honremos a nuestros compatriotas partiendo del principio de la Buena Fe, con control posterior de los formularios.”

Sin lugar a dudas, estas acciones impulsadas por el Gobierno Nacional a través de funcionarios como Dante Rivas, son una muestra de la Gerencia de la Complejidad en experiencias puntuales de carácter institucional-gubernamental; es la visión de una nueva institucionalidad al servicio de la gente. Con la creación de un nuevo mapa estratégico en Venezuela ha impulsado desde todos los ámbitos del poder, la implantación de la planificación estratégica como marco que orienta los mecanismos de desarrollo, el carácter estratégico de la planificación se presenta en las distintas leyes que norman este aspecto. Esto se traduce a su vez en pautas para la planificación nacional y la elaboración del proyecto anual de presupuesto, los planes operativos y los presupuestos institucionales que deben formularse en atención a las orientaciones estratégicas que orientan la acción institucional.

La nueva concepción institucional parte de programas y proyectos de inclusión y empoderamiento en la administración de la cosa pública. Estos programas y proyectos constituyen el mecanismo operativo, por excelencia, y sirven para concretar anualmente la acción estratégica de las instituciones gubernamentales y racionalizar la asignación de los recursos públicos y por consiguiente deben formularse en atención a las directrices del plan estratégico institucional.

En el aspecto gerencial, se ha venido desarrollándose en el campo organizacional en un esquema sistémico abierto y cerrado, con claros y válidos objetivos económicos, sin embargo, la problemática de valores y de cultura existente en el país no sólo debe ser abordada desde el plano sociológico, económico y/o político, sino en el contexto socioeducativo. Además, se ha convertido la educación en una de las más importantes áreas de la actividad humana, porque desde que el hombre habita la tierra realiza esfuerzos por transferir su conocimiento, su legado a otras generaciones, con la finalidad de lograr y alcanzar la supervivencia de la raza humana. En este aspecto aparece la gerencia como vía para canalizar, en educación, los objetivos propuestos para el bien común y el beneficio de los grupos sociales, transformándolos en acción organizacional mediante la planeación, organización, dirección y control.

Al respecto, en la actual época globalizada y competitiva, las organizaciones se encuentran en una imperante búsqueda de la efectividad y eficiencia que les garantice el éxito en los objetivos propuestos de una misión definida hacia la calidad en la gerencia. La gerencia es un proceso de la administración general donde se establecen políticas operativas que guían la inter actuación de la organización y su entorno. En tal sentido, la gerencia constituye el medio donde se generan las directrices para la dirección definida y el despliegue de los recursos que fortalecen la gestión de las estructuras organizativas. Asimismo, en el contexto de la gerencia moderna, señala que la gerencia en las organizaciones modernas es el espíritu de un cuerpo articulado, racional, que busca satisfacer necesidades, pero no sólo a cambio de productos o dinero, sino a cambio de ganarse un espacio en la complejas conexiones de la modernidad.

Bajo esa perspectiva, se argumenta que la gerencia es un proceso que desarrolla acciones para que las organizaciones se adapten a cada una de las funciones referidas a la planificación, dirección y control; incorporando cambios tanto en el ámbito interno como en el entorno, donde los miembros responsables de las mismas constituyen un elemento fundamental en la ejecución de objetivos y metas hasta la evaluación de la gestión. En este sentido, la gerencia se presenta como una coordinación de todos los recursos a través del proceso de planeamiento, organización, dirección y control a fin de lograr objetivos establecidos. De allí, que el concepto de gerencia, ha sido objeto de un constante dinamismo; la idea misma del gerente como persona encargada de supervisar todo el proceso de la producción ha variado. Progresivamente, el omnipoderoso funcionario delega funciones, según el propio avance de la idea de perfeccionar la administración, para convertirse más bien en un organizador y líder de equipos de trabajo que practican una marcada flexibilidad para el logro de una meta.

Los cambios en las organizaciones exitosas, para alejarse de las estructuras tradicionales de trabajo y aproximarse a la técnica de los equipos autodirigidos han sido positivos, y hay numerosos ejemplos de éxito. La gerencia puede resultar al comienzo algo difícil para los miembros de la organización, que están más acostumbrados a los sistemas tradicionales, en los cuales el supervisor tiene la responsabilidad primaria de proveer el feed-back sobre el rendimiento tanto individual como en equipo.

En esta misma línea, se concibe la formación gerencial como un cambio conductual por parte de la persona a quien se forma, según la cual el trabajo del gerente consiste en integrar a cada miembro de la organización a los objetivos de ésta, no sólo para las políticas de las organizaciones, sino estableciendo diálogos entre jefes y subordinados. Las distintas intenciones de hacer gerencia, no responden a la verdad que se solapa en los planos prácticos y referenciales donde mejor encuentran subrepción los trascendentales problemas de la gran política o alta política. Específicamente, a partir de una particular comprensión de hacer gerencia, toda vez que se ha entendido equivocadamente su praxis reduciéndose al hecho simple de dictar órdenes sin más fundamentos que las ínfulas que otorga el poder que brindan ciertas posiciones o cargos de estamentos superiores. Precisamente, en razón de tan controversial situación, se busca advertir y concienciar un concepto de gerencia que va más allá de cualquier señalamiento meramente técnico-administrativo o empresarial. Sólo cuando gerenciar adquiere la connotación debida, bien puede procederse a encauzar propósitos de amplio espectro. A todas estas: ¿Cómo entender la nueva gerencia en el marco de la institucionalidad venezolana?

Entender la nueva gerencia institucional es como asomarse a la realidad organizacional no sólo con los instrumentos de la administración, sino también preparado por el respeto a valores que tocan razones tan válidas y reivindicables como la verdad, justicia, libertad, dignidad, confianza, disciplina, tolerancia, sinceridad, solidaridad y la cooperación, fundamentalmente. En principio, se podría señalar que la gerencia, por efecto de las naturales contingencias que suscriben las vigentes complejidades, dejó de ser una técnica, una teoría, un conjunto de postulados aislados de toda ubicación real y posible.

Por tal motivo, gerenciar logra su mejor argumentación, si su razón se explica cómo filosofía de vida a partir de la cual resulta inminente comprender las actitudes, estimular las capacidades, escuchar las opiniones, cooperar con tareas plausibles, instar al hecho de identificarse con la institución donde se labora, animar la equidad, la honestidad y la amistad. En razón a lo expuesto, se entiende por gerencia el proceso que involucra a las personas para realizar actividades con resultados óptimos con el propósito de alcanzar los objetivos de acuerdo a las metas propuestas por la organización y las personas que intervienen en ella.

En otro aspecto, cuando se aplica el término de gerencia al ámbito institucional, debe existir una conceptualización diferente, dado que predomina un fin netamente social y en el contexto de su evolución se ha aplicado en forma predominante un enfoque administrativo; enfoque donde se desarrollan los procesos señalados anteriormente, pero no con un fin o beneficio económico, sino procurando el desarrollo de los recursos humanos mediante la sustentación básica de un proyecto, indistintamente de que éste provea un retorno en capital de los presupuestos ejecutados; de allí que, el decir que el presupuesto o gastos de la administración pública, no constituye una inversión de recursos directos sino un gasto necesario. Mientras que en otros sectores diferentes al educativo procuran una inversión de capital humano buscando ganancias directas de bienes o el retorno de algunas formas de pago.

Cabe señalar que los procesos de planificación, organización, dirección y control difieren entre una empresa dirigida con un enfoque administrativo, como el caso educativo. No obstante, durante los últimos tiempos, la palabra gerencia, como estrategia y diferencia competitiva, ha sido incorporada al vocabulario educativo, lo cual ha originado una tendencia, no solamente en el vocabulario pedagógico, sino a la situación de términos propios del sector educacional por el vocabulario del sector productivo, industrial o comercial.

Por ello, en todo esto juega un papel importante el ser humano, más aún cuando hoy vive en un mundo cada día más cambiante, obligándole a desplegar una gran variedad de conductas con la finalidad de satisfacer las diferentes necesidades experimentadas en el transcurso de su existencia; necesidades que pueden escalonarse desde las más vitales hasta las de carácter espiritual más elevadas, tales como la curiosidad por comprender, interpretar y explicar los fenómenos del mundo que lo rodea.

En síntesis, la gerencia es un proceso de unificación y racionalización de criterios para incursarlos hacia la conquista de objetivos claros y concretos en la construcción y consolidación de una organización; en el plano educativo, la gerencia es un proceso que se desarrolla a través de necesidades que tienen las organizaciones de movilizar la energía hacia el trabajo de los recursos humanos del plantel para el logro de los objetivos planteados, es por ello que, se considera como un proceso guiado y dirigido hacia la consecución de metas y objetivos establecidos, un conjunto de estrategias que delinean la tarea que desarrolla un directivo en una organización escolar. Es decir, la gerencia institucional, tiene como finalidad o función primordial diseñar y mantener un entorno en el que trabajado en grupos los individuos cumplan eficientemente objetivos específicos basados en las actividades de planeación, organización, ejecución y control, en el ámbito de los espacios destinados a la formación y dotación del recurso humano para habilidades y destrezas en su accionar profesional.

Es así, como en el ámbito de la administración pública, se cumplen las mismas funciones de la gerencia general, solamente que se adaptan a los principios filosóficos educacionales en los que se apoyan sus normas y reglamentos. En este sentido, al considerar que las instituciones educativas constituyen una empresa de orden sistemático que funciona como proceso previamente planificado, se comprende la necesidad de gerenciar bajo similares concepciones y prácticas desarrolladas en otras organizaciones.

De allí, que los avances que se han logrado en materia de gerencia deben ser puestos al servicio de las instituciones de carácter gubernamental, con el fin de acelerar la evolución como base del desarrollo, lo cual requiere que los gerentes o funcionarios públicos sean más eficientes y productivos, basados en una continua adaptación a los constantes cambios que se producen en el entorno. Este nivel de adaptación sólo puede lograrse a través de un nuevo sistema gerencial que esté en la búsqueda continua de la calidad y la productividad.

Si bien es cierto, que una práctica gerencial de calidad sólo se logrará con gerentes que sustenten su acción mediante esfuerzos en una teoría gerencial, y cultiven el aprendizaje y el conocimiento profundo, puntos centrales de la filosofía de los teóricos de la calidad. El conocimiento profundo, implica tener una visión sistémica de la organización, con un conocimiento del propósito de la misma, sus elementos y sus interrelaciones. Un sistema debe ser gerenciado para lograr la optimización lo cual significa el cumplimiento del fin con el esfuerzo organizado de todos los componentes del mismo.

Por esta razón, se requiere de un cambio en los valores, actitudes y conducta de todos los miembros de las organizaciones, representando en sí mismo, un verdadero cambio de paradigma, es por ello, que la gerencia debe mejorar desde el nivel más alto de la organización hasta llegar al docente, actor fundamental del proceso administrativo moderno, donde el gerente juega un rol que se hace cada vez más determinante dentro del contexto institucional.

En virtud a ello, la gestión de un gerente depende no sólo de su capacidad al actuar sino de un cúmulo de habilidades que estén en estrecha relación con el logro de los objetivos institucionales, a fin de desarrollarlos y producir resultados. En consecuencia, es preciso definir cada uno de los aspectos que se consideran en la gerencia educativa, con esto se pretende que quienes asumen un rol gerencial en una institución educativa respondan a las directrices y a las responsabilidades que le corresponden.

Es decir, la gerencia institucional, en una palabra, abarca un proceso que exige aspectos íntimamente relacionados con la participación del recurso humano y su importancia radica en la toma de conciencia para la ejecución de estrategias, siendo ésta, responsabilidad principal de quienes dirigen la organización. En este orden de ideas, las instituciones educativas de nivel superior requieren de un cambio donde posibiliten la reflexión en lo interno de la institución y la movilización de las inteligencias de sus actores desde una apertura epistemológica holística, por lo que, la transformación en las organizaciones son sistemas vivos y complejos, así se flexibiliza y se permeabiliza la estructura organizativa y, además, se logran concretar nuevas modalidades relacionales intra universitarias.

Se podría señalar, que las instituciones públicas son vista como una totalidad en la que se entrecruzan seres racionales-emocionales, demanda el desarrollo de las múltiples inteligencias de sus integrantes; en un contexto en el que la diferencia sería aceptada como estímulo para el respeto mutuo, la libertad y la responsabilidad, en esta estrategia de cambio es pertinente considerar la singularidad de cada universidad, aun cuando basada en forma general, en los constructos de co-petencia y co-inspiración, el sustento será la cultura, valores, experiencia, e historia singular de cada universidad.

Desde esta perspectiva, una cultura organizacional fundada en el trabajo en equipos con alto grado de autonomía y libertad creativa, donde las redes de comunicación son fundamentales para el despliegue de competencias conversacionales, ya que la organización universitaria constituye un sistema social, es también, un fenómeno político en el que se determina la manera en cómo se relacionan. Ello incluye, tomando ideas del chileno Humberto Maturana (1997), la forma como se escucha, como entrelazamos el lenguaje y las emociones, donde las interacciones, las que sólo escuchamos desde nuestra estructura constitutiva, sólo somos capaces de aproximarnos a una historia personal.

En este aspecto, la gerencia educativa se relaciona con una variedad de subsistemas, entre los que destaca la gerencia en educación superior o universitaria, la cual se comporta como un proceso que debe acompañar a la transformación del sistema educativo y ser en ella, a la vez, el primer producto de esa transformación, no obstante, para que la gerencia cumpla con este rol, necesitaría orientarse, por principios, en los postulados planteados por Peter Senge (1993), en su obra “La Quinta Disciplina”, y que pudiera reflejarse en las siguientes características: Sistémica, que auspicia la toma de decisiones y promover cambios, basándose en la consideración global, interdependiente de todos los componentes estructurales del sistema educativo, así como de sus autores; Proactiva, que está en permanente actitud de alerta tanto para visualizar la necesidad de cambios en el sistema educativo como para ejecutar los mismos y para prevenir sus efectos o consecuencias, a corto, mediano y largo plazo. Todo lo cual es opuesto a una gerencia reactiva; Dinámica, que mantiene un estilo de activa e inmediata reacción, ante la sucesión de cambios previstos y no previstos que se sucedan en el funcionamiento del sistema; Flexible y estratégica, que produce respuestas variables y adaptables a diferentes realidades, tanto al diseñar los cambios en el sistema, como al ejecutar y al realizar el seguimiento de la aplicación de éstos; Audaz, que busca estar dispuesto a correr riesgos, tanto al promover o diseñar cambios, como al buscar soluciones a las problemáticas planteadas; Abierta al aprendizaje permanente, que está dispuesta a cambiar los mecanismos de toma de decisiones y las decisiones mismas, de acuerdo con los resultados que se deriven de estas durante la ejecución de los planes de acción; Asertiva, que refleja el dominio personal de la gerencia por parte de los dirigentes del sistema educativo, lo cual crea un ambiente de credibilidad y confianza entre quienes laboran dentro del sistema educativo y entre quienes son usuarios y testigos de su acción; Integradora, que promueve los cambios y tomar decisiones basadas en la consideración global de sus efectos en todos los componentes del sistema y en las consecuencias que de éstos pudieran derivarse. Es decir, por mantener una percepción holística de la problemática educativa y de sus soluciones; y Descentralizadora y desconcentradora, que promueve los cambios en la estructura administrativa y gerencial, que permitan la adecuación más efectiva de las políticas nacionales a las particularidades propias de las regiones, estados, distritos, localidades y comunidades específicas. Tal promoción propiciará la participación de los ciudadanos, así como la concentración y el consenso entre las diferentes instancias de las instituciones.

A la luz de las consideraciones que anteceden queda develado el hecho de que el permanente cambio que sucede ha obligado a las organizaciones y sus gerentes a desarrollar todos sus potencialidades, para adaptarse constantemente a nuevas situaciones, donde puedan sobrevivir y prosperar, más aún si pretenden incidir y modificar el ambiente cambiante y complejo. En este sentido, los gerentes institucionales deben estimular y conducir la reorientación de sus organizaciones para el fortalecimiento de la cultura organizacional, desde la perspectiva del pensamiento sistémico, el cual constituye la piedra angular del modo en que una organización inteligente aprende a través de personas, valores y sistemas. La investigadora indica, que en la medida en que los gerentes adopten nuevos paradigmas gerenciales, las organizaciones irán cambiando su modo de pensar y actuar. Por otra parte, el gerente institucional debe tener los siguientes principios: ser accesible en la idea de bajar para hablar con sus subordinados; atender   a sus subordinados de   una   manera directa; cada jefe tiene la obligación de conocer muy bien a todos sus subalternos y ser capaz   de felicitarlos cuando realicen un buen trabajo; asegurarse siempre que el personal ha entendido lo que se le ha expresado; ser muy objetivo a la   hora de   evaluar   un   trabajo; ser capaz de cumplir la responsabilidad de un trabajo mal hecho sin delegar demasiadas responsabilidades; debe existir un esfuerzo colectivo en un   trabajo en equipo y cooperación; ser específico y concreto; trabajar con acuerdos tomados en común desde el principio; y sobre todo, mostrar que es un ser humano.

Es decir, las relaciones del gerente institucional con todo el personal que conforma la estructura organizativa de la institución han de estar fundadas en los principios de lealtad, respeto mutuo, consideración y justa solidaridad, debe contribuir a que reine la armonía y la mejor relación humana entre los miembros de la organización.

Por lo tanto, el conocimiento por parte del gerente de las aspiraciones, valores, actitudes de los trabajadores permitirá minimizar las debilidades y optimizar las fortalezas para así satisfacer las necesidades en virtud del desarrollo deseado, donde prevalezca la superación profesional y laboral para poder abordar y convivir con la complejidad.

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