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La Hispanidad, legítimo orgullo

La locura revolucionaria venezolana cambió el nombre al Descubrimiento de América por el de la Resistencia Indígena. Lo que sí no podrán hacer, los izquierdistas latinoamericanos, los liberales norteamericanos o los socialistas antihispanos europeos, es restarle grandeza al 12 de octubre de 1492.

Para esa fecha, América, tal como la denominaron los que llegaron a estas tierras, estaba conformada por poblaciones inconexas, con dialectos diferentes, con niveles dispares de civilización y sometidos los más, a los caprichos de los menos que monopolizaban las armas.

El Descubrimiento fue obra hispana gracias a la circunstancia que para esa época los reyes de Castilla habían derrotado y expulsado a los moros de España y se inclinaron a apoyar los planes de Colón, ansiosos como estaban de consolidar su victoria con igual poder en ultramar.

El Descubrimiento y la posterior colonización marcó la historia de la humanidad, como no lo hicieron los grandes de otras épocas. Gengis Khan, Alejandro Magno, Julio César fueron grandes conquistadores pero la colonización de América ha perdurado en el tiempo, demostrando la superioridad de la civilización occidental y cristiana sobre las anteriores.

Hernán Cortés, Francisco Pizarro y Diego de Almagro con sus victorias militares, la Iglesia evangelizadora y humanizadora en defensa de los indígenas y la acción de Virreyes y Capitanes Generales sentando las bases de una perdurable convivencia social, fueron los ejecutores de esta magna obra que hoy se llama Hispanoamérica extendida desde el Río Bravo hasta la Patagonia.

La Hispanidad nos muestra cuan importantes son la unidad en la diversidad, la fraternidad sobre la esclavitud, el mestizaje sobre el racismo y la trasmisión de lenguas y culturas por generaciones gracias al trabajo paciente de escribidores, relatores e historiadores del bando colonizador.

Debido a esa labor, los descendientes de aztecas, incas, mayas, quechuas, guaraníes y mariches han podido conocer la cultura y los hechos de sus antepasados. Y todo se inició el 12 de octubre, hace más de quinientos años.

Muchos pueblos indígenas sojuzgados por aztecas e incas se unieron a los conquistadores para derrotar a sus explotadores. La verdadera historia del continente no se puede ocultar ni maquillar con calificativos fatuos.

Hispanoamérica ampliada a Iberoamérica por obra del aporte portugués y consolidada por las luchas independentistas ha representado un ejemplo civilizador. El Almirante sembró en estas tierras la civilización fundada en la filosofía griega, la democracia ateniense, las leyes romanas y la fe judeocristiana.

Derribar las estatuas de Cristóbal Colón tal como se hizo en Caracas o pretende Bill de Blasio alcalde de Nueva York son actos de ignorancia que no borrará su contribución a descubrir y civilizar el Nuevo Continente.

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