La infernal taumaturgia del chavismo

Taumaturgia es la facultad de realizar prodigios, es decir, algo que va en contra de las leyes naturales y, en tal sentido, es evidente que el chavismo ha llegado a ser uno de los experimentos más dañinos, falaces y corruptos en lo que va de siglo, pues ha transmutado un país que era la envidia de América Latina (y quizás también de otras latitudes), en tierra arrasada objeto de conmiseración.
Sin embargo, al tiempo que arruinaban la patria y condenaba sus habitantes a la miseria y al exilio, la cúpula chavista ha venido amasando a la sombra del poder, una de las fortunas más colosales de la historia mundial del latrocinio y, al concebir al país como un botín, no le importa su soberanía (ni la de otros), la cual coloca a destajo al son que le marcan su afanes de lucro.
La capacidad destructiva del chavismo, sus riquezas mal habidas y su falta de escrúpulos, en combinación con caimanes del mismo pozo, grupos y foros radicales y la delincuencia transnacional, configuran un foco de infección que perturba y causa zozobra a la comunidad de naciones, la cual está cada vez más convencida que es necesario proceder a extirparlo y que ha llegado la hora de practicar la correspondiente operación de asepsia.
A nivel nacional, a pesar de todo, los esfuerzos no han sido suficientes, el diálogo es un ejercicio de comprobada inutilidad por la engañosa catadura del régimen y senderos más drásticos lucen intransitables por ahora.
Solo va quedando la negociación internacional, pero para que produzca resultados concretos, debe efectuarse entre quienes manejan realmente los hilos del poder, por cuanto el régimen chavista es marioneta de quienes hacen posible que aún subsista, contra la voluntad de la gran mayoría de los venezolanos.
En un panorama mundial, plagado por querellas de todo tipo, en el cual se inserta nuestra problemática, es más importante que nunca continuar reiterando la importancia de erradicar un régimen tan ponzoñoso, en particular para América Latina. La evidente y persistente peligrosidad del chavismo y la verborrea disparatada de sus capos, se encargan de mantener la crisis sobre el tapete y de resaltar la urgencia de buscar una salida.
Es oportuno que la comunidad internacional se preocupe por el cambio climático, pero también es necesario que se ocupe de la contaminación del clima político mundial, agravada por la infernal taumaturgia del chavismo.