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La Ira de Dios, la Ira de la Naturaleza y del Hombre

En la Biblia se dice que “La ira de Dios es santa y siempre se justifica”. Me atrevo a decir que la Naturaleza es parte de Dios, así como lo es el Universo, advirtiendo que cuando me refiero a Dios no es al de los cristianos, ni de los musulmanes o judíos, sino a Dios como energía universal. La ira del Hombre no es justificable ya que “Sólo Dios puede vengarse porque su Venganza es perfecta y sana mientras que la del hombre es pecaminosa”.[1]

Me pregunto si uno puede pensar que en estos días aciagos en los que la humanidad sufre pandemia, en el que, en zonas de sequía casi permanente, lluvias tormentosas producen inundaciones, mientras que en otras, con agua abundante, hay sequías que incluso impiden que sus ríos dejen de ser navegables, tal como es el caso en Paraguay con el río Paraná, uno puede preguntarse si se está ante la ira de Dios, de la Naturaleza.

Hay venganza de la naturaleza, que como dije, es parte de Dios, ante el ataque de los seres humanos contra ella. En un reciente documental, David Atenboough, a los 93 años de edad, describe refiriéndose la historia de la tierra, que hace millones de años ocurrió la destrucción de cerca del 75% de todos los seres vivientes, por el impacto de un meteorito en Yucatán, y explica la forma en que la naturaleza se repuso hasta llegar a una época casi paradisíaca, conocida como el holoceno, una era en la que hubo grandes desarrollos científicos y sociales, con mucha estabilidad, con equilibrio entre los actos de los seres humanos y la preservación de la naturaleza, sin que corriera graves peligros la biodiversidad. Pero eso, desgraciadamente, se está acabando con el surgimiento del Antropoceno, la era de la acción del hombre.

Una de esas graves consecuencias de lo que ocurre en el Antropoceno es el cambio climático. Hemos visto como la emisión de carbono en el aire, producto de los combustibles fósiles, está causando lo que se conoce como el recalentamiento, el aumento de la temperatura en las regiones de la tierra, cosa que no ocurría durante el holoceno en que la temperatura se mantuvo constante durante 10.000 años.

Entre las propuestas para reducir el dañó causado por el carbono están: la eliminación de los motores de vehículos con combustible fósil, por motores eléctricos; la sustitución de plantas de energía eléctrica, generada por derivados del petróleo, con otras como la eólica y la solar. Pero esa sustitución debe producirse a un plazo mucho más corto que el de los estados y las grandes corporaciones a quienes el lucro económico se opone a las reformas que se requieren.

La noticias que se tienen de la conferencia de Glasgow sobre el clima no son muy optimistas; a pesar de que los jefes de Estado y de gobierno que están participando en ella, manifiestan que hay que tomar medidas para preservar el ambiente, mientras hay algunos que quieren que esas medidas se tomen dentro de un plazo mucho más largo que el necesario para que ellas tengan los efectos positivos que de ellas se esperan. Las razones de éstos son de orden meramente económico, para que las industrias que ellos protegen no sufran grandes pérdidas.

En cuanto a la ira del hombre, a través de la venganza pecaminosa, se manifiesta, por ejemplo. cuando alguien que no soporta los ladridos del perro de un vecino, se venga envenenando al perro.

Hay que tomar medidas sin tardar para que no se siga manifestando la ira de la naturaleza.


[1] Romanos 12:19.

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