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La locura del desabastecimiento

Es una locura lo que estamos viviendo en el país con el problema del abastecimiento. Sobre todo porque garantizar los bienes y servicios básicos a la población si bien es algo laborioso, los mecanismos en nuestro país no son tan complicados.

Y esto lo digo porque se dispone de:

1 – Un suficiente y continuo flujo en el ingreso de divisas para satisfacer las necesidades de importación de aquellos productos faltantes.

2 – Una legión de técnicos y profesionales venezolanos altamente capacitados.

3 – Una infraestructura industrial que se ha sostenido está subutilizada.

4 – La incorporación de la Fuerza Armada al proceso que puede aportar la cantidad necesaria de efectivos y la experiencia necesaria en el manejo de la logística. Como sucedió con el gobierno de Chávez.

5- Un control gubernamental de las instancias legislativas y ejecutivas que le permiten tomar todas las medidas que considere necesarias.

6 – El respaldo de un importante sector de la población, que garantiza, si se organiza bien, el control del funcionamiento de las cadenas de producción, importación y distribución de los bienes.

El hecho de que a pesar de estas ventajas se viva tal desbarajuste deja en evidencia una inmensa incapacidad. Pero más allá de ella, o gracias a ella, existen otros factores que son necesarios considerar para resolver este problema de una vez por todas. Entre ellos tenemos:

El acaparamiento

No tengo ninguna duda que existe una guerra económica y la he podido constatar, tal como he dicho antes, comparando en muchos productos las fechas de elaboración con las de la venta, que deja al descubierto el acaparamiento. Por decir un ejemplo de los muchos, un medicamento llamado Daflon, de primera línea para enfermedades circulatorias y que era imposible de conseguir hace dos o tres meses, aparece de repente en febrero en cadenas de farmacias con fechas de elaboración de mayo de 2014.

Lo que por cierto devela verdadera calaña de muchos capitalistas, que en realidad son “comerciantes de la muerte”.

El sabotaje              

Pero esa guerra va más allá utilizando el sabotaje. Por ejemplo, el líder sindical de una fábrica de una importante fábrica de pañales y papel sanitario denunció que: “La empresa recibió en septiembre pasado 1 millón de dólares, cuando se necesita mucho más para cubrir la demanda…Kimberly Clark opera actualmente en un 70% de su capacidad”

O hay sabotaje dentro del gobierno por quienes suministran las divisas o por parte de la empresa que no solicita las divisas necesarias.

¿Cuántos casos más como este existirán?

Información errónea

El ministro Elías Jaua en un artículo publicado en Ciudad Caracas del 19 de enero escribió que Venezuela produce en el sector agrícola 24.686.018 toneladas de alimento Eso equivaldría a decir, que cada venezolano consume nada más y nada menos que dos kilos y cuarto de comida al día producida por el agro (para tener una idea de lo que eso significa, esa cantidad sería equivalente a unos 20 platos de espagueti ó 20 arepas), incluyendo los 700.000 menores de un año y sin tomar en cuenta el volumen importante de alimentos importados como el trigo, la avena, la cebada, la soya, etc.

Además, señaló que producimos 4.699.120 toneladas de carne al año, equivalentes a casi medio kilo de carne al día por persona (es decir, unas cuatro hamburguesas) todo ello sin incluir el consumo de otros rubros como el pollo, (la proteína cárnica de mayor consumo en el país) el cochino, el pescado, etc., amén de la carne, pollos y pescados importados.

Con tal volumen de alimentos, por más acaparamiento que hubiese, no solamente no habría escasez, sino que tendríamos sobrantes para una exportación elevada.

Lo cierto es que esas cifras no tienen el menor grado de sustentabilidad.

Por supuesto que esos datos no los inventó el ministro Jaua. Seguramente se las aportó algún burócrata deseoso de mostrar logros que lo atornillen en su puesto. El problema radica en que si lo maneja Jaua, también lo deben hacer los otros miembros del ejecutivo, lo que los llevaría a buscar sus causas en otros sitios y no en la principal: la producción.

Y el ministro Osorio no se queda atrás. En una declaración a la prensa dijo que con el inventario de 32.000 toneladas de leche en polvo el país tenía suficiente. En realidad esa cifra alcanzaría si acaso para que cada venezolano tome una taza de leche diaria .por poco más de tres semanas. Sin incluir a los niños.

Parece ser que el problema es que se dimensiona erróneamente al país. Por ejemplo con los pañales. Se armó una algarabía porque estaban acaparados más de 1 millón de pañales. Si tomamos en cuenta que hay unos 700.000 niños menores de 1 año, y poniendo un consumo tentativo de 4 pañales por día tendríamos una demanda anual de más de mil millones de pañales, sin agregarle lo que demanda la población infantil mayor de un año. Es decir, que ese decomiso si acaso alcanza al 0,1% del consumo anual.

Claro que hay acaparamiento y claro que hay que combatirlo, pero se debe tomar en cuenta el tamaño del país para calcular un abastecimiento correcto.

Mecanismos insuficientes de distribución

Chávez instauró mecanismos ágiles y efectivos de distribución de los alimentos a la población. Se percibe que los mismos han disminuido sensiblemente su eficacia, notándose incluso que la distribución de bienes se ha limitado a los canales tradicionales (supermercados, cadenas de farmacias, etc.) lo que ha sido completamente contraproducente ya que se da el caso de que muchos de sus propietarios son contrarios al proceso de cambio y algunos han caído en acaparamiento y mal servicio en las cajas a propósito.

Exceso de liquidez

La combinación de un exceso de liquidez y una campaña de rumores sobre la escasez de productos ha ocasionado que se hayan disparado las compras nerviosas aumentando el desabastecimiento.

El sector financiero ha puesto su granito de arena en esta guerra aumentando desproporcionadamente el límite de las tarjetas de crédito en cuatro y hasta seis veces el monto original del crédito disponible, convirtiéndose de hecho ese sector en una verdadera máquina de hacer dinero.

Esa disponibilidad de efectivo, la mayoría de las veces sin ningún análisis del riesgo crediticio, disparará enormemente la locura consumista.

Por cierto, si bien es correcta la medida de ofrecer una banda para un dólar libre, la misma se volverá agua y sal si no se toman medidas drásticas para frenar la especulación. Si no se hace se repetirá el círculo vicioso que hemos vivido en estos últimos 40 años, de empresarios que venden con ganancias exageradas para adquirir divisas, agotando así las reservas internacionales, y convirtiéndose además, en otras máquinas de hacer dinero.

No sé por qué el equipo económico no fija de una vez una rigurosa política impositiva. ¿Será por dogmatismo, incapacidad o por ignorancia?

Empresas estatales ineficientes

Pero la escasez no se puede atribuir únicamente al sector privado. Hay productos básicos cuya elaboración, total o parcialmente, está en manos de empresas del Estado y que también brillan por su ausencia, como el café, el azúcar, el cemento, la harina de maíz pre-cocida, el aceite de automóvil, el aceite comestible, las cabillas, la leche, etc. Hasta las baterías de los vergatarios no se consiguen por ninguna parte.

Este pésimo manejo de muchas empresas en manos del Estado es un mal que arrastramos desde la cuarta república, con su correspondiente alta tasa de corrupción. Mientras no se desliguen los administradores de esas empresas del partido de gobierno y no se creen instituciones contraloras efectivas, no se solucionara el problema.

Chávez había previsto este problema y abogó por una contraloría social que estos burócratas han sabido esquivar hábilmente.

Una influencia extranjera dañina

No ha sido poco el daño que han ocasionado a nuestro país gurus que de vez en cuando aterrizan con soluciones mágicas, y en este caso del desabastecimiento por supuesto que tienen su cuota de culpa, con sus teorías sobre el “consumismo” y demás estupideces.

Un ejemplo de esas propuestas equivocadas la tenemos en la que hicieron unos “expertos” franceses sobre la necesidad de impulsar la agricultura urbana como solución.

Por Dios, si el 95% de la población en Venezuela es urbana. Además, con qué tiempo? si la mayoría debe levantarse a las 4 o 5 de la mañana para llevar sus niños al colegio o ir al trabajo y regresar a sus hogares ya entrada la noche. Y en qué espacio de tierra? Están más pelados que rodilla de chivo.

A ponerse las pilas

El gobierno debe resolver el grave problema del abastecimiento sino quiere perder las próximas elecciones legislativas, y por ende el poder. Y para ello debe dejar esa manera de enfrentarlo con esa pesada burocracia paquidérmica, empezar a diagnosticar correctamente la situación y tomar rápidamente las acciones correspondientes. No hay otra.

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