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La necesidad de cambio de las direcciones políticas

Quienes creemos en los partidos políticos y tenemos además años de militancia, estamos convencidos desde nuestros años juveniles de la idea de que no es posible aspirar a tener regímenes democráticos sin la existencia y la participación activa de los partidos. Pero a partir de la década de los ochenta, nos viene preocupando el nivel de formación de los cuadros dirigentes de los partidos y de quienes conforman sus direcciones políticas.

Si nos detenemos a revisar los discursos, las declaraciones, las discusiones internas de nuestras direcciones políticas, nos encontraremos con una “prosa” llena de lugares comunes e ideas lineales trazadas especialmente bajo el amparo de la obsesión electoral. Es una “prosa” de escasa imaginación creativa donde es difícil encontrar ideas sobre los graves y delicados problemas del país, pues son en su gran mayoría dirigentes de “maquinarias” electorales alimentadas por el populismo y el clientelismo político.

Quienes nos hemos atrevido por años al interior de nuestros partidos a señalar estas cosas, somos marginados de cualquier representación partidista, pues se nos señala como teóricos habladores de “pendejadas” que no “pateamos” los barrios, ni nos confundimos con el barro de la gente.

El patrón político de estos “pateadores” de barrios son el populismo, el clientelismo, la incondicionalidad al “jefe” del partido y el aprovechamiento de la ignorancia política de vastos sectores de la población la cual es aprovechada por estos “pateadores” de barrios para “vender” sus proyectos políticos personales que en muchos de los casos, están divorciados del proyecto político-ideológico del partido al cual pertenecen, de allí que les sea fácil, saltar de uno a otro partido sin que medie el menor reparo ideológico.

Son cuadros políticos con una nula generación de conocimiento e investigación, es decir, forman parte de la oficialización de la mediocridad, de la adulación y de la incondicionalidad, como credencial de mérito con lo cual han hecho su “carrera política”. El mundo político de este tipo de dirigente gira siempre en función de una sola estrategia, la electoral, practica ésta que cobro mayor fuerza a partir de la descentralización de 1989.

A partir de la década de los ochenta las direcciones políticas de nuestros partidos se convirtieron en una especie de sindicatos sin visión estratégica de las luchas sociales y políticas, pues, la únicas virtudes que se reconocen, son las virtudes electorales sin importar mucho si estas ayudan o no a desarrollar una acción política, social, económica y cultural acorde con las nuevas invenciones tecnológicas que ha desarrollado la nueva revolución industrial que tiene un impacto transversal en todos los sectores de la economía y la sociedad, lo cual impone importantes desafíos en la lucha política de estos tiempos de globalización.

Las direcciones políticas de nuestros partidos, parecieran no tener claro (salvo sus naturales excepciones) los caminos que hay que recorrer para construir un modelo de desarrollo que se destaque en el actual escenario de crisis mundial de la economía, y esto es debido a que parecieran no estar motivadas por un proyecto político de largo plazo, sino por proyectos personales o de grupos de corto y mediano plazo sin visión de historia.

Difícilmente conseguiremos superar 33 años de crisis económica, política, social y cultural, sino contamos con unas direcciones políticas con el suficiente nivel para entender que tenemos la necesidad de priorizar la vida social frente a lo lógica desbocada de la globalización que está más interesada en la productividad, la competitividad y el consumo como premisas básicas para la superación de la crisis económica mundial que tiene además como apoyo, la Nueva Revolución Industrial (NRI) que es una ola de tecnologías e ideas que están haciendo que las manufacturas automatizadas tengan poco que ver con las viejas industrias manufactureras.

La NRI ha modificado los patrones del comercio global incorporando nuevas versiones de IPAD que son dispositivos electrónicos capaces de acceder a mapas animados que muestran lo que ocurre en las instalaciones de producción de las empresas, es decir, la NRI transformó las variables del cómo producir, qué producir y para quien producir.

Enfrentarse a los conflictos históricos estructurales del país en estos tiempos, pasa por superar las acciones populistas y clientelares de nulo o poco peso intelectual. Muchos de los males que hoy padecemos los hemos creados nosotros mismos. En estos tiempos no es suficiente con “patear barrios” y ganar elecciones, se requiere además de inteligencia, capacidad y talento para incorporarlos a las direcciones políticas de los partidos.

No se trata de hacer de las direcciones políticas estructuras elitistas y excluyentes, sino exigir preparación, dedicación, esfuerzo, saber y conocimiento. Si no hacemos esto, la agenda de discusión de las direcciones políticas, continuará siendo precaria.

Miguel Molero

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