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La planificación moderna

Estamos ante la víspera de procesos electorales en Venezuela y de la necesidad de buscar un liderazgo que concentre estrategia y astucia para enfrentar los obstáculos de un bloqueo económico salvaje; así como habilidades y destrezas para planificar, tal como expresa el Gobernador del estado Portuguesa Rafael Calles, con “Menos lograr Más”. A esta visión se une como entidad descriptiva de lo que debe ser la planificación en los nuevos tiempos, un fragmento del discurso de toma de posición de Rafael Calles en el 2017: “Antes de nombrarlos debo darles órdenes públicas para que nuestro pueblo lo sepa. Que nadie se equivoque conmigo, se los digo desde ya. Yo tengo un trato abierto y cordial con mi pueblo. Y así deben ser los Secretarios y Directores de la Gobernación. No quiero ver a ningún Director llegando a un municipio a pelear con los Alcaldes, ustedes están para servir”. Acá, la clave: planificar en la modernidad es construir acciones para servir y no ser servido. Pero ahondemos un tanto en el concepto y vayamos entendiendo de qué se trata planificar en escasez y con la sombra a la espalda como recordatorio de lo difícil y complejo que significa planificar para las grandes necesidades colectivas.

Rafael Calles, en sus enseñanzas como gerente social y político, ha entendido que planificar significa evitar la improvisación. Se trata de entender que planificar bajo criterios de escasez y de sombras detrás de las espaldas del equipo de gestión gubernamental, es un recordatorio difícil y complejo que significa planificar para las grandes necesidades colectivas.

Hay una frase anónima muy significativa para quienes tienen que planificar: “si no planificas el éxito, planificas el fracaso…”  El no planificar, llego a expresar en algún momento Calles,  produce estrés y ansiedad, porque uno no saber a qué atenerse ni por dónde resolver de forma continua y prolongada en el tiempo las necesidades de logro de colectivo; no planificar crea desequilibrio en la postura del gerente público o privado; se hacen efervescente los conflictos humanos e institucionales; no planificar conlleva a no delegar tareas o responsabilidades, lo que sin lugar a dudas implica una sobrecarga de trabajo sobre humana; y no planificar, fortalece la falta de creatividad e innovación,  consolidándose la falta de creencia en la motivación y desarrollo de la actividad gerencial, ante la falta de una hoja de ruta preestablecida y un plan de acción predefinido para medir el progreso y el avance. Si esto ocurre en un líder social y político de esta nueva era del proceso de transformación de los pueblos latinoamericanos, hay una franca desventaja para llegar a consolidar una gestión eficiente y eficaz para los pueblos y por ende para los procesos ideológicos que sobrevaloran lo social por encima de lo económico-financiero. 

Al hacer mención acerca del término planificar, es aproximarse al futuro, estando en el presente, para configurar modelos o escenarios a la medida de nuestras ideas.  Existen autores que poseen diferentes puntos de vista sobre este tema,  cada uno tiene una forma distinta de definir la planificación, incluso, algunos la ven como una ciencia, otros como un proceso administrativo, pero analizando los diferentes puntos de vista, podremos construir nuestro propio concepto de planificación.

A juicio de Frederick Winslow Taylor (1856-1915), promotor de la organización científica del trabajo y es considerado el padre de la Administración Científica por su parte, define la planificación como: “Uno de los elementos de la administración científica es la “conveniencia de un departamento de planificación o de  preparación del trabajo”. Dos de sus conclusiones son: “armonía, no discordia” y cooperación, no individualismo”. “Llegara la época en que todas las grandes obras serán hechas por este tipo de cooperación, en la cual cada hombre ejecuta la función para la que se encuentra más capacitado, conserva su propia individualidad y sobresale en esa función, y todo ello sin perder nada de su originalidad y de su propia iniciativa, y,  sin embargo, controlando y trabajando armoniosamente con muchos otros hombres”.

Por su parte Henri Fayol (1841-1925) ingeniero de minas francés, ejecutivo de minas, autor y director de minas que desarrolló la teoría clásica de la administración, a veces referida como fayolismo la define, como “una función destinada a “prever, organizar, mandar, coordinar y controlar” y dice que prever es “escrutar el porvenir y confeccionar el programa de acción”. Al mismo tiempo, Aleksandr Aleksándrovich Fridman (1888-1925), fue un matemático y meteorólogo ruso, especializado en cosmología relativista opina, en resumen, el componente ideológico de la planificación dependía en su imagen como un instrumento eficaz, que en manos de economistas y tecnócratas hábiles, conducían a la realización de las aspiraciones nacionales.

Por otra parte, para Jorge Ahumada (1917-1965), chileno, de profesión ingeniero agrónomo, fue uno de los primeros en realizar estudios de economía en Estados Unidos de Norteamérica, y quien definió la planificación como una ética y política neutral; no es en sí buena ni mala; se planifica para la justicia como para la injusticia, para la virtud como para el vicio.

Hacer mención a la planificación en la modernización de los Estados Nacionales en Latinoamérica, es políticamente neutral su concepción, en el sentido que no exige ni mayor concentración ni mayor dispersión de decisiones, sino que se orienta hacia la concepción de gestión e indicadores de desempeño. Todos estos puntos de vista, de autores destacados, nos permite crear un concepto de planificación en un ámbito administrativo, enmarcándonos dentro de las instituciones venezolanas, llegando a definir la planificación institucional como el proceso que permite expresar las decisiones políticas en objetivos institucionales en el corto, mediano y largo plazo.

En un aspecto puntual, la planificación institucional, busca corresponder a los Planes de Desarrollo de la Nación  y expresar los productos finales o terminales (Bienes y Servicios Finales) que realiza la entidad pública mediante sus programas institucionales”, los mismos que deben ser compatibles con los Planes de Desarrollo. Dentro del proceso administrativo, podemos decir, que planificar, consiste en sistematizar previamente objetivos, estrategias y políticas en planes y programas de acción. Los objetivos son fines que se quieren alcanzar y las políticas, el marco referencial que se fija para ayudar en la toma de decisiones.

Por otro lado, organizar, es otro de los conceptos que vemos ligados comúnmente a la planificación y se refiere a la obtención de recursos y a la estructura Organizativo-Funcional de la institución. Estructurar es determinar las unidades administrativas que componen una unidad mayor, las funciones que cumplen cada unidad, y las responsabilidades y autoridad que se otorga.

En Venezuela, podemos hablar de planificación, como tal, es a partir de época reciente, puesto que se hicieron muchos intentos a través de los años pero todos resultaron con poco éxito y no lograron involucrar a los diferentes actores sociales de la nación.  A lo largo de esos intentos, las organizaciones venezolanas, fueron evolucionando y adaptándose a los cambios que se hacían inminentes para llegar así a definir lo que conocemos como proceso evolutivo de las organizaciones venezolanas, el cual pasa por cuatro etapas, en cada una de ellas las organizaciones presentaban ciertas características que las diferenciaban y definían su evolución hacia una nueva etapa.

 Para la primera etapa,  la organización se basa en un modelo instrumental que considera al trabajador como una pieza más de su estructura, esta etapa, llamada por algunos autores, tradicional, se vincula con las ideas de organización propuestas por Taylor y Fayol. Ellos tienen como referencia el cambio que le imprime a la sociedad la revolución industrial. Era necesario diseñar nuevas formas de elaboración para obtener  mayor producción y satisfacer las demandas crecientes de bienes y servicios. Y las características de las organizaciones de esta etapa son : poseen un concepto formalista de la organización, un concepto mecanicista del trabajador, un concepto de la división del trabajo y el concepto ampliado del Homo Economicus, que no es más que aquel individuo que trabaja por una remuneración, más que por cualquier otra cosa.

Luego, para la segunda etapa, que se da a partir de la segunda década del siglo XX se inicia una nueva concepción en el campo de la administración. Los científicos sociales reafirman que el elemento humano es el elemento más importante de la organización. Es aquí donde surge la denominada escuela de relaciones humanas cuyo sistema de valores se centra en armonizar el liderazgo, la comunicación y la motivación. Las organizaciones de la época poseían una  característica fundamental, y era la  convicción de que las instituciones  no crecían más allá de las aspiraciones del hombre que actuaba dentro de ellas, al mismo tiempo, tiende a desaparecer el hombre máquina para dar paso a un individuo con motivaciones complejas y diferenciadas, socialmente integrado, capaz de reflexionar y participar activamente en las decisiones del grupo. Es decir, capaz de contribuir con los procesos de planificación.

Después de la segunda guerra mundial, podemos decir que surge la tercera etapa dentro de la evolución de la organización venezolana, y en esta,  las instituciones son el elemento fundamental para la recuperación económica y moral de la sociedad. De aquí nace la idea de darle mayor impulso a la organización, observándola como un sistema. Es lo que hoy se llama “Enfoque de Sistema” o “Teoría de la Organización”.

En esta etapa, la organización es un sistema de actividades similar en cualquier contexto, el sistema funciona mediante la incorporación de insumos al proceso y la salida de bienes y servicios, como resultado de la operación organizacional de transformación, las decisiones se desarrollan siguiendo una racionalidad aprehensible, el hombre tiene una escala de valores que debe interpretar en cada situación, se trabaja con modelos simplificadores que insumen todas las alternativas, el comportamiento de la organización resultara de las decisiones que se adopten basadas en el sistema planificador.

Las etapas anteriores se caracterizan por los cambios ocurridos en la forma del trabajo, en la relación del individuo con la organización o en la sistematización de los procesos. En cambio, en la cuarta  etapa, los cambios no se producen en la organización sino fuera de ella, pero la determinan.  Y las principales características de la organizaciones de esta parte de la evolución organizativa venezolana son, la revalorización de los entornos, la renovación del sentido humano dentro de la empresa, la relevancia del conocimiento, la administración estratégica y el diálogo y negociación.

En el mundo moderno, la planificación está orientada al ser humano como elemento indispensable dentro de la organización, donde la participación de todos los miembros es importante en la planificación y en la toma de decisiones, y como expuso Mildred Toro, en el 2012 en su investigación titulada “La Planificación: Conceptos Básicos, Principios, Componentes, Características y Desarrollo del Proceso”, la planificación es la primera función administrativa porque sirve de base para las demás funciones. Esta función determina por anticipado cuáles son los objetivos que deben cumplirse y que debe hacerse para alcanzarlos; por tanto, es un modelo teórico para actuar en el futuro. “La planificación,  comienza por establecer los objetivos y detallar los planes necesarios para (según Toro), alcanzarlos de la mejor manera posible.

La planificación determina donde se pretende llegar, que debe hacerse, como, cuando y en qué orden debe hacerse. La planificación, en concreto, es  seleccionar información y hacer suposiciones respecto al futuro para formular las actividades necesarias para realizar los objetivos organizacionales; una técnica para minimizar la incertidumbre y dar más consistencia al desempeño de las organizaciones; y es, la planificación, la tarea de hacer que sucedan cosas que de otro modo no sucederían, a juicio de Ewing David.

Desde el punto de vista pedagógico, se hace mención a una planificación didáctica, donde los facilitadores y docentes relacionan las decisiones de política de aprendizaje con la contextualización institucional, permitiendo de este modo que el diseño y programación de su práctica docente no sea un elemento aislado, pero respetando al mismo tiempo la independencia y autonomía profesional, necesarias para el desarrollo de su actividad; a partir del momento en un facilitador asume enseñar lan bondades de la planificación,  comienza a planificar, tanto en la dimensión de proceso mental como en la dimensión referida a la explicitación gráfica, se pone de manifiesto la utilidad de la planificación como herramienta para la toma de decisiones.

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