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La política desnaturalizada

La política en estos últimos lustros ha sido desnaturalizada y está asediada y amenazada por una serie de factores e imperativos de tipo político: el deterioro generalizado de los partidos y clase política, la corrupción, el neopopulismo y la antipolítica; de tipo social y cultural: la desconfianza, despolitización, fundamentalismos diversos; de tipo económico: pobreza, mayor exclusión social, cartelización de la política, entre otros. Sin embargo, la mayor amenaza a la política radica es el vaciamiento actual, la ausencia de contenidos y programas, y la correspondiente falta de apoyo que se traduce en rechazo de parte de la ciudadanía.

El retiro o abandono de la política, la huida al reino de lo privado, la presencia de una cultura del yo, el alejamiento en los ciudadanos de la sociedad y el incremento del individualismo dentro de sus imaginarios y prácticas pareciera ser una constante en nuestros días, en fin, la distancia abrupta del ciudadano con la política constituye cuestiones que afectan y condicionan el horizonte de la política y de la propia democracia, ambas como instancias y proyectos a ser revalorizados frentes a los desmanes o alternativas de tipo autoritario que como nunca antes asechan a la democracia en estos días de pandemia y de escalada militar y nuclear en Ucrania por parte de la Rusia de Putin.

Jean-Paul Fitoussi y Pierre Rosanvallon, pensando en el escenario actual europeo y las nuevas desigualdades y modos que definen a la política, han precisado muy oportunamente el hecho de que hoy es de buen tono denunciar la gran miseria del medio político. Muchos factores alimentan esta actitud. Pero no hay que equivocarse de diagnóstico señalan. En efecto, la función política nunca ha sido tan insoslayable en nuestra sociedad. Si se considera que la función de lo político es ‘poner en forma’ y ‘dar sentido’ a la sociedad, nunca fue tan necesaria como en nuestros días de desaliento e incertidumbre. En un momento en el que el modo clásico de organización del vínculo social se desmorona, es esencial, en efecto, retomar a esa función primordial de lo político. La compleja realidad mundial actual signada por la pandemia (coronavirus) y el reciente conflicto en Ucrania han puesto a prueba a la política democrática y a la propia institucionalidad mundial a escala planetaria. 

Registramos en todas partes, algunas más que otras, situaciones que bajo todo punto de vista representan una amenaza y reto para la política en la actualidad, en plena época (post Covid-19), sobre todo por la manera como inciden e impactan en los ciudadanos y en la sociedad respectivamente. Esas amenazas no solo provienen del interior de la política cuando esta se devalúa, se deteriora y deja de ser sinónimo de servicio y proyecto colectivo, generándose las mutaciones y divorcios entre los ciudadanos, entre otros fenómenos que definen la época contemporánea.

Por otra parte, tendríamos un conjunto de amenazas del exterior, nos referimos al terrorismo, las nuevas desigualdades, el surgimiento de religiones con una carga fundamentalista y xenofóbica importante, nuevas armas químicas de destrucción masiva, pobreza, miseria y el resurgimiento a escala mundial de los nacionalismos beligerantes y separatistas, por supuesto y más recientemente en pleno 2022, el la mutación la pandemia mundial, el virus chino Covid-19, que produce daños y consecuencias en muchos órdenes. Unos y otros fenómenos tienden a rebasar a la política democrática y la ubican en un sitial poco alentador.

Además, es importante no obviar que en el período actual se han producido algunos cambios en las esferas sociales, económicas, políticas y culturales, todos estos cambios en su conjunto han creado formas singulares de interconexión regional y global, estas últimas son más extensas e intensas que nunca, por lo menos en lo que a periodos anteriores refiere, y que están poniendo en cuestión y reconfigurando las nuevas comunidades políticas, valores, sentimientos de pertenencia y, en particular, algunos aspectos del Estado moderno y de la propia democracia. Asistimos, por consiguiente, al advenimiento de una Democracia Compleja y de la Sociedad del Riesgo como lo han observado autores como Daniel Innerarity, Ulrich Beck, Scott Lash, Anthony Giddens, Carlota Sole y Arjun Appadurai, entre otros.


Profesor de la Universidad de Los Andes
E-mail: [email protected]

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