La reincidencia como problema
Imbuidos todavía en los coletazos del episodio epistolar que el ex – Ministro Giordani inició, en trance lavatorio de manos y “mea culpa” tardío, siguen apareciendo voces disidentes dentro del chavismo. Pero en las “críticas” que erosionan la ya agrietada base política de Nicolás Maduro, quizá tienden a magnificarse o a sobredimensionarse, porque si bien intentan marcar distancia de la catastrófica gestión económica de Nicolás Maduro (lo cual, ciertamente, no es poca cosa), se cuidan celosamente de no criticar ni mal poner las decisiones que, errada y empecinadamente, tomó en su momento Hugo Chávez, para crear y mantener un modelo político y económico cuyo fracaso es hoy evidente, y ciertamente, insostenible.
Desvirtuar la misión de PDVSA hasta convertirla hoy en una corporación endeudada y con una caída lamentable de su capacidad productiva; endeudamiento a niveles delirantes de la República, a través de fondos sin control alguno y que estimularon una corrupción sin límites y un consumismo importador que ha ido destruyendo a la producción nacional “endógenamente” castigada; enfrentamiento y acoso a la empresa privada, aumentando la estatización de la economía vía expropiaciones y confiscaciones, convirtiendo en pérdidas y quiebras resultados empresariales que eran rentables y productivos; un cerco cambiario que con CADIVI, permitió un saqueo de más de 20 mil millones de dólares y engordó a una boliburguesía cívico-militar que disfruta tranquila sus fortunas súbitas agradeciendo la impunidad revolucionaria; controles y regulaciones de precios, ideológicamente justificadas como lucha contra la especulación y “guerra económica”, cuya persistencia en el tiempo es la causante, además de la idea “socialista” de vender o producir a pérdida, de la escasez actual; sumado a un aumento de la liquidez como mecanismo de financiamiento del BCV a la gestión del gobierno, completan este coctel de confianza ausente, garantías evaporadas e inflación en aumento.
Maduro, apoyado en la bota militar que aunque no le calza, lo sostiene, quizá acalle estas “críticas” y logre cerrar filas, amenazando con excomulgar del proceso y retirarles el cambur respectivo a quienes hoy exhiben alguna queja o pataleo. El gobierno es, a estas horas, una vocación de poder, y toda la estructura y andamiaje institucional y legal moldeado durante estos 15 años, concurren a esa finalidad, no a otra.
Mientras tanto, los problemas del país se agravarán, porque como sabemos, la “revolución” nunca se equivoca, ni reconoce jamás sus errores. Preferirá antes, terminar de hundir al país. He allí, en la repetición y celebración del error, en la exaltación del fracaso y ocultamiento de la verdad, silenciada a punta de consigna y propaganda, la gravedad de la reincidencia como problema.
