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La salud en Venezuela, en terapia intensiva

Cuando pensaba que nada peor podía ocurrirnos a los venezolanos, porque sentía que ya habíamos tocado el tope de la desidia, del abandono, de la impunidad y de la corrupción sin límites en virtud de la situación de crisis de toda índole por la que atravesamos en los actuales momentos, despierto y reacciono para darme cuenta que existe algo mucho peor: La crisis de la salud, esa que nos afecta a todos los mortales y seres humanos, porque se trata de nuestra vida y perpetuidad, aunque hay algunos que son extraterrestres o se creen dioses del olimpo, a los cuales seguramente estos problemas no les duelen ni les tocan en modo alguno, pues en mi saber y  entender viven en un mundo paralelo.

Y es que nos enteramos a través del twitter, uno de nuestros medios de comunicación social de más uso en el país, dada la censura con la que someten a los medios en general, que en el día de hoy muere otro paciente, esta vez, en una clínica de la ciudad capital. El motivo del deceso es insuficiencia renal y respiratoria, uno más que pasa a sumar a las nueve muertes que han ocurrido en extrañas situaciones con síntomas todos muy similares, las causas que producen el diagnostico son desconocidas, a decir de los médicos, quienes no saben aun si se trata de un virus o una bacteria, lo que sí es bien sabido, es que estas  muertes se producen en menos de 72 horas, de manera vertiginosa.

Esto se veía venir, la verdad sea dicha. Hemos llegado a una situación insostenible pues  el servicio de salud en Venezuela está en el piso y es nefasto, se encuentra en terapia intensiva y atraviesa, sin temor a equivocarme,  por una de las peores crisis de su historia. En nuestro país, la medicina ha retrocedido unos 30 años, a decir de muchos, dada la escasez de insumos y medicamentos para atender enfermedades y emergencias. Esta falta de insumos es parte del desabastecimiento de los productos de primera necesidad, donde escasean medicamentos para atender enfermedades crónicas, como diabetes, hipertensión, problemas en el sistema nervioso y enfermedades cardiovasculares; por si fuera poco medicamentos oncológicos para la atención de pacientes con cáncer.

Sin embargo, en hospitales y clínicas privadas los médicos con un gran sentido de solidaridad y humanidad hacen maromas en un esfuerzo titánico para continuar,  atienden a sus pacientes con las manos, porque es lo único que les queda, llegando al punto que dada la impotencia en el momento de resolver, proceden a adquirir de sus golpeados bolsillos, con sus sueldos mediocres, los medicamentos necesarios para brindarles la atención medica que requieren con urgencia, en vista de la desesperación ante la  situación de adversidad.

Los venezolanos padecemos a diario la escasez, la vivimos en carne propia, la sufrimos, sin importar clase o estrato social. Muchas veces, nos vemos en la necesidad de recorrer farmacia tras farmacia con la esperanza de encontrar, en ese eterno peregrinaje, el medicamento que nos cure nuestra dolencia o malestar, ya ni vitaminas se consiguen, ni antialérgicos, ni medicamentos para afecciones en la piel y mucho menos antibióticos, ni siquiera suero fisiológico pues ahora se recomienda agua de coco, y pronto estaremos acudiendo a la medicina alternativa, el yerbatero pues, hasta eso hemos llegado.

El control de cambio que mantiene el régimen y que afecta a la economía venezolana en la actualidad, arropa al sector salud  en virtud que no se reciben la divisas para las importaciones, no hay productos, ya que el 93,85% de los insumos médico-quirúrgicos es importado. La Federación Farmacéutica asegura que la escasez de medicamentos alcanza un alarmante 60%, este retraso en la liquidación de divisas eleva las deudas de los importadores con sus proveedores internacionales, congelando líneas de crédito y retrasando la compra de productos, así  la deuda en un año ronda los 1.563 millones de dólares en el sector.

El régimen por su parte, se hace de la vista gorda y  desestima toda esta situación calificándola como una campaña de desinformación y terrorismo. Lo insólito es que encima estamos ante una absoluta indiferencia oficial, hermetismo y silencio sepulcral de las autoridades sanitarias, lo que hay que calarse!  Pensar que un régimen como este va a decretar una situación de emergencia sanitaria, así sea por humanidad, es una locura, toda vez que sus personeros aducen que la escasez es poquita, ínfima que la distribución y la importación de medicinas fluye sin mayores problemas, aun cuando contradictoriamente, reconocen que existen fallas importantes en el nivel de atención hospitalaria y  que admiten que se han reportado problemas en la existencia de algunos medicamentos, prometen que investigaran porque hay medicinas que existen pero que no son distribuidas regularmente prometiendo y prometiendo que en este orden de ideas, resolverán con celeridad.

Creo realmente que hay razones suficientes como para preocuparse. La situación es francamente grave y hacer caso omiso con relación al llamado de alerta de muchos médicos ante esta situación absolutamente irregular, es irresponsable y no ayuda a resolver esta crisis, que apunta a agravarse en magnitudes desproporcionadas e inimaginables, la realidad patente es que  el estado de alerta se ha decretado por sí solo, ya no se requiere que el gobierno lo haga,  la gente está angustiada y los pacientes pierden la paciencia.

Los venezolanos tenemos el derecho a contar con un sistema de salud digno y lucharemos en la defensa de nuestro derecho constitucional a la vida la cual debería constituirse en una garantía gubernamental, debería esto ser suficiente como para tomar las riendas de la situación e intentar resolver de algún modo. La verdad pareciera y lo asumimos con tristeza, que los venezolanos no somos una prioridad para el régimen. Resulta una absoluta tontería, intentar tapar el sol con un dedo y ocultar una realidad que está a la vista de todos, la salud Nicolás es una prioridad, los venezolanos estamos muriendo, ya no es el ebola que llegó  a Venezuela ni la chicunguya lo que nos preocupa, ni siquiera el dengue, estamos muriendo de mengua poco a poco, abran los ojos y reflexionen por Dios, porque no hay mal que dure cien años ni cuerpo que lo resista.

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