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La salud y la insania

Conferencia

Heme aquí entre ustedes. Y no por formalidad y menos por cortesía expreso mi gratitud a esta universidad por permitirme honrarme  con su invitación y agradecer de modo muy especial a la Dra. Zulmary Nieto, quien ha asumido los riesgos de avalar mi presencia.  Riesgos múltiples, desde luego, el primero, nacido de mi  inmensa ignorancia sobre el  tema propuesto, tanto más cuando  que de dónde vengo sabios ha habido en preguntas  y respuestas  sobre la salud. Erradicador del paludismo, el doctor Arnoldo Gabaldón, del mundo un hito y mástarde,tantos otros, sabio y experto, Antonio Benítez una auctoritas del planeta, de los más altos  de la OMS, hoy ciudadano de Francia, quien en mi  lugar aquí podría estar.  De estos días, anteriores a los presentes, la sabiduría y conocimientos de los doctos doctores  Ronaldo Benítez, Bernardo Rodríguez, Gustavo Pineda…

Pero permítanme  justificarme un tanto, si es que puedo. En una oportunidad un general de muchos soles me recriminaba, “usted no es militar no sabe de eso” Discurríamos sobre los peligros de realidad o  ficción entre las relaciones de nuestros dos países siameses, Colombia y Venezuela.  Eso era  asunto de la seguridad y, obviamente, de  la  guerra. Sin la guerra posible o real no habrá necesidad de defensas, ejércitos y más cosas de matar. Naturalmente con semejante   argumento  ad hominen del mariscal, recurrí a un argucia no menos grotesca, sabe usted, generalísimo que los más grande sabios desde todos los tiempos en asuntos de nacimientos  son hombres, causa de partos los más y parteros, los menos, pero los más sabios de esos asuntos  y hasta este momento, a pesar de sus históricos o histéricos  ejemplos, ninguno ha parido. Y luego con sobriedad pero con no menor picardía, repetí al sentencia de  Alejandro Magno, “debo más a Aristóteles,  mi maestro,  que a Filipo mi padre, éste me dio un reino y aquel me enseñó a gobernarlo”. La guerra es pues,asunto de la política por otras vivas, de políticos ambiciosos, ejercicio político que se hace  y produce  muerte en nombre de la paz, la libertad y la vida independiente. Pero,en este momento, quisiera recurrir una puesta en escena  más bella,  hoy soy el “médico a Palos” o el médico a la fuerza,  me toca ese papel y a la Dra.Zulmary, el papel de Molierepero ella más bella que el francés. Espero que la comedia resulte para bien.

Cuando el hombre vivía en el Paraíso no existían problemas de salud.  Ni ningún otro. La felicidad quedaba reducida  de  la oportunidad de disponer de todo. Miel, leche, frutas, carnes, agua fresca  sin perturbación alguna del esfuerzo para adquirirla y de los riesgos de la contaminación para producirla. Todo era plena seguridad. Clima en perfecto equilibrio del ser  humano creado por Dios a su imagen y semejanza   y la natura, de Dios inventada también, para que el hombre de ella fuera rey.   No había hambre, contaminación, ni inseguridad ah!  Ni el sabio y hábil  marketing. Ni de gobierno alguno hubo necesidad. Solo era paz, felicidad. La felicidad quedaba establecida, como armonía entre Adán y Eva, la primera definición exacta de la calidad de vida, de la salud perfecta,  era pues  la armonía. Todo hecho estaba. Con levantar la mano o recoger con ella, siempre  igual siempre hay, salvo un detalle de  importancia  capital, el hombre, es decir Adán y Eva, la multitud de aquella era, no sabía qué era la felicidad ni tenían  dimensión del placer, porque no hay modo alguno de conocer el placer y la dicha si no se conoce la infelicidad y el displacer. Del hambre, de instinto primario y primigenio,  alcanza sentido cuando no hay qué comer, como la libertad y la ley alcanzan  el suyo cuando se sojuzga, oprime   y  la ley se hace arbitrariedad y es así cuando el hombre se  interroga qué hacer.

Seréis como dioses, prometió Satán, si bebéis y coméis del árbol del conocimiento y del saber. Lo que vino después sabido es. La muerte apareció como el más trágico signo de la insania, de castigo fatal,  en este caso, pena por  mentir,  culpar a otro  de la responsabilidad que a cada quien compete, sin importar si respuestas hay para zafarse de ella más allá o cambiar de habitáculo cada vez, carece de significación.  Lo importante fue desde ese tiempo saber qué era la salud.  Se comprendió, no importan sus niveles de abstracción que la salud es condición necesaria para vivir. Y, por exigencia de elemental lógica, sería condición necesaria definir el vivir. Vivir, tiene dos formas de expresión, ser y existir. Se puede vivir sin ser, pero no es posible ser sin existir. Y este es un problema complejo para ser asumido por todos, la comunidad científica, teológica, religiosa. Dejemos solo una aproximación. Ser es consciencia de su mismidad,  existir es mera existencia.  Quien se conoce a sí mismo vive, es ser. Quien nada sabe de sí, simplemente existe. Hoy, me atrevo a decir sin mayor miedo, que fue el primerdescubrimiento de la epistemología, reconocer los límites de lavida para intentar buscar su  superación  o diferir o hacer más largo el tiempo de la espera.

Imprescindible es prevenirlos de que no  manejo informes, análisis, investigaciones de trabajos muy finos, muy bien logrados de la OMS, la OPS, de sus homólogas de Europa, Asia, Australia, África. Y si recurrimos a algunos datos no por estadística sino como problema.  Tampoco a las exóticas investigaciones para resolver problemas de la ausencia de la gravedad o de complejos posibles a cargo de la astrofísica para que el hombre resuelva cómo   recorrer  y  salir de la galaxia. Quiero ejemplificar.  Antes de los inmensos desarrollos de la ciencia, de las tecnologías, con sus descubrimientos de antibióticos, etc. la muerte tenía casi como su única resistencia  la condición corporal y la fe, pero,  su trayecto de existencia era muy corto.  Las pestes diezmaban  muchas vida, pero un tanto menosque los dictadores y las guerras sagradas o profanas. Y como presupone Harari, en los próximos años quizá  relativamente cerca, seremos,podremos, seremos o podremos ser inmortales, es decir, como dioses, habida cuenta que la ciencia, en especial, habrá dado respuesta a la muerte en todas sus expresiones que,  para simplificar, las  enfermedades quedarán como nombres, el horror de la palabra cáncer desaparecerá y del SIDA, sonrisas sin sorpresas por los avances presumibles en  cosas de la sexualidad … la endocrinología será una ciencia del pasado y todo o casi todo,la cardiología un capítulo simple  de la electrónica, peros… las muertes por celos, despechos, odios…ese es otro problema.  Ya no será causa del desamor nacer sin el corazón en el pecho…habrá pechos  para los corazones deshechos y corazones para los pechos en descenso. Probablemente se podrá intercambiar cabezas  y otras cosas también.

Otras referencias pero sin detalles quedarán  como muestras, llamados de atención  para continuar  las investigaciones ad hoc,  tales como las causadas por drogas, muy pocas en relación a su producción de muertos, pero infinitas en ganancias pese a los riesgos, negocios, en la distribución, y excluiremos los grandes negocios, inversiones en las “drogas”  socializadas, legalizadas y legitimadas  y  sus terribles daños como el alcoholismo, el  tabaquismo,asumidos como ejercicio de la  libertad, del libre mercado;  exceso de velocidad de los automóviles, sus cadáveres dispersos en las vías  e inválidos en las familias y la sociedad,  los complejos problemas de la diabetes,… eso es cuestión de expertos en asuntos de la salud pública,  seguridad de estado, problemas da la conducta humana que encuentra en la droga placeres inimaginables y tragicomedias impredecibles,  como se dice en extenso.  Yo he venido a escucharlos y a rogarles me escuchen. Siendo así, permítetemeuna definición salud,

La salud es el estado de armonía del ser consigo, del ser con la sociedad y del ser con la naturaleza. La fuente más próxima a esta tesis que desarrollaremos poco más adelante, es la que se precisa en el  proemio de la carta  constitutiva de la OMS. “Estado completo de bienestar físico, mental y social y no solo la ausencia de afecciones o enfermedades”.  Esta definición supera las diversas dogmáticas religiosas sobre la salud, del mismo modo las visiones dualistas que desde la filosofía  han alimentado tanto a ideologías sobre el cuerpo y el alma cuanto la visión de algunas propuestas religiosas, místicas, que hacen  del dolor, el sufrimiento, del flagelo  camino del cuerpo para alcanzar la salud del espíritu.  Podríamos reconocer y optar por   la visión budista,   hinduista, sobre salud, y nos solazaría ver que es menos restrictiva que la determinada consciente o inconsciente en las aproximaciones occidentales,  de una u otra forma signadas por el judeo cristianismo  y nos seria ‘útil  para  mejorar la erudición  asumir al definición   de salud del Coram. Ello es bueno saber que existe, no  por la dogmática  de su contenido, sino por algo mucho másinteresante, verlas, estudiarlas, para superar sus incompletitudes.  Así mismo, sea un ejemplo   para hacer más comprensivo el planeamiento, es nuestro el rechazado en nuestros trabajos a la diversidad de éticas. No existe una éticacristiana ni protestante, ni islámica, ni budistas. Como no existe arte élite ni arte popular. Ni ciencia burguesa ni ciencia proletaria. Ni ciencia imperialista ni  nacional. Ni éticas para Nicómaco y menos para Amador. Ello es  relativizar la ética, no en sentido einsteniano, sino la vulgar postura de  poner su discurso  al servicio de las costumbres según son dominantes las visiones religiosa, políticas, culturales,  del poder, etc., confiar  la moral como ética, como su praxis cultural, axiológica, la identidad ética y moral es una hábil receta para mantener y justificar el poder. Permítanme concluir con una analogía, la ética  es hoy lo que siempre ha sido la matemática. Universal pero incompleta. O si prefieren en proceso de perfectibilidad.

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