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La tercera muerte de Hugothep Tchavezkamón

En pleno siglo 21 -de la era cristiana-, con la globalización y las redes en efervescencia, cuando más del 90% de la población mundial tiene acceso a la radio, la TV, y a equipos portátiles que permiten las comunicaciones en ambos sentidos, transmitir y recibir informaciones, opiniones e imágenes -fotos y videos- que nos muestran la realidad al momento de ocurrir, en cualquier lugar del planeta, es sorprendente que tantos grupos e individualidades evidencien no saber de acontecimientos en torno a los cuales ha circulado suficiente información, por todos los medios existentes, y durante un largo tiempo, tres factores que no dejan posibilidades al desconocimiento total o parcial en que algunos se escudan, para justificar sus posiciones de indiferencia o de respaldo a los sectores políticos, económicos, militares, responsables de los graves daños al planeta (contaminación, deforestación, extinción de especies vegetales y animales, calentamiento global, etc), a países enteros (Siria, NorCorea, Cuba, Ucrania, Tíbet), o a minorías (étnicas, religiosas, socio-políticas, GLBT). Se entiende que hasta la mitad del siglo 20 las informaciones tardaran en llegar y en su totalidad sólo estuviesen al alcance de unos pocos, en las grandes ciudades. Que la calidad de la información dependiera del tamaño de cada lugar y su distancia a las grandes urbes donde se producía e intercambiaba. Pero en  estos tiempos de globalización generalizada, exhibir escasa o errada información es síntoma de negligencia o complicidad por dogmatismo. El conocimiento primordial está al alcance de todos, quienes no lo aprovechen o lo distorsionen, se suman a los culpables de los crímenes  que esas informaciones denuncian. Hay culpas por comisión y por omisión.

El 5 de marzo del 2013 se anunció la muerte oficial de Hugo Chávez, pero desde el 8 de diciembre del 2012, cuando apareció por última vez en TV informando que se iría a Cuba a continuar el presunto tratamiento del cáncer por el que fue hospitalizado en el CIMEQ de La Habana, no hubo evidencias de su real condición durante 69 días, excepto declaraciones del indocumentado, erigido en facultativo a cargo de la labor de informar sobre el estado del paciente, tarea que siempre ha sido responsabilidad de los médicos tratantes, en cualquier país del planeta. Como quiera que aumentaba la desconfianza en los reportes de Maduro y sus cómplices, el viernes 15 de febrero mostraron unas fotos que evidenciaban manipulación de imágenes con Photoshop, con el enfermo imaginario sonriente y sus dos hijas sobre la cama, en grosera violación de la asepsia que debería reinar en un ambiente clínico. Fue tal el rechazo a los sospechosos collages, que dos días después improvisaron un supuesto traslado aéreo de La Habana a Caracas, con escala en Maiquetía, pero manteniendo al moliérico enfermo en el mayor secretismo, lo que atizó los rumores de que se trataba de una tramoya vulgar e irrespetuosa, para con el país y el mundo. Transcurridos 87 días desde la muy cursi despedida que incluyó una designación sucesorial al estilo castrista, con mención de luna llena, tuvieron que morirlo el 5 de marzo, porque ya ese cuento no se lo tragaban ni los enfranelaos rojos más dogmatizados. Pero ya muchos sabían que la defunción original ocurrió en el CIMEQ, a fines de diciembre del 2012, y la parafernalia usada para ocultarlo, hizo crecer el número de los santotomases que desconfiaban de la versión oficial y sobre todo de sus voceros. De modo que, a los efectos de lo que la Historia habrá de indicar, cuando lo que sostiene este tinglado de falsedades se caiga por su propio peso (¿cayó la URSS, no va a caer esta parodia chavista?), será que el charlatán eterno murió dos veces, de verdad en La Habana, y por la conveniencia de los jerarcas del castrismo y del chavismo, que se encargaron del reacomodo gatopardiano durante ese lapso gris de 87 días, tuvo que volver a fallecer el 5 de marzo, sin resucitar a los tres días, en ninguno de sus dos óbitos, a pesar de lo cual han intentado fundar una religión en torno a su muy chabacana y perjudicial existencia. La devaluación de las creencias.*

Ya Jorge Giordani, el único monje previo de la religión chavista, había denunciado en su lectura del evangelio sucialistadelsiglo21 que, para costear los gastos de la última cena (adelantada a octubre del 2012, porque no llegaría ni a disfrutar la sopa, si ese importante condumio hubiese sido realizado en diciembre -como lo establecen las sagradas escrituras-), hubo necesidad de “cacerollum rasparémibus” (traducido del latín antiguo en que se expresan los dominicanos:  raspar la olla), y esa dolosa acción reversa, de tomar indebidamente los panes y los peces para repartir entre la feligresía, a fin de garantizar sus respaldos a la hora del té electoral, aunque permitió la dudosa victoria del ungido -por el mecanismo de los multiembatolados, que con ropajes de diferentes apariencias, y participando cada uno varias veces, consiguen inflar los resultados de la consulta popular para reinstalar al mesías-, dejó sin dinares a chiripalandia, y eso produjo sus inevitables consecuencias desde el año siguiente, cuando Barrabás asumió el trono y todos los falsos milagros del fenecido dos veces, implosionaron gradualmente, hasta quedar casi en la carraplana con la drástica caída de los precios del QUESO, el principal rubro de la boli-economía, luego de haber destruido todos los demás, a lo largo de 14 insolentes años.

Para el año III DC (3º después de Chávez) eran inútiles las excusas que atribuían a las plagas y catástrofes naturales, al imperio romano, o a quienes siempre se opusieron a los desmanes del faraón bi-muerto, las culpas por el pésimo estado de la nación, y el descontento se volcó en las elecciones del nuevo Sanedrín, dos tercios de sus miembros eran heterodoxos. El desastre provocado por las arbitrariedades del que tuvo dos decesos, fue empeorado por las torpezas del sucesor, que ni siquiera había nacido en tierra santa y se asesoraba con déspotas de la atrasada y conflictiva Babilonia, por lo que de todas las obras positivas que le atribuyeron al doble fallecido, sólo una había quedado en pie; Las Tablas con los 350 mandamientos que habían sido redactados en el año I de su período antiguo, que agregaron un año a cada lapso faraónico, y permitía la reelección en una sola ocasión. Tuvo que violar sus propias Tablas para introducir la reelección indefinida y otros cambios convenientes, que no estaban permitidos en las 350 leyes originales. Pero hete aquí que bajo la dinastía barrabasiana, representada con los enormes jeroglíficos que mostraban un toro y un pollo en promiscua conjunción zoológica, el apoyo popular llegó a sus niveles más bajos. Suspendió todos los mecanismos de expresión de la voluntad popular, hasta atreverse a decretar en papiro real la invalidez de los artículos más importantes de las Tablas, lo que enfureció al pueblo, que se manifestó en contra suya hasta en la cúspide de las pirámides. En lugar de respetar y atender los reclamos de la inmensa mayoría, Barrabás anunció que con sus funcionarios de confianza y sus pocos seguidores, se proponía elaborar unas nuevas Tablas, que se adaptarían a su proyecto babilónico, que era lo que las Tablas vigentes no permitían, y las mayorías habían rechazado hasta la saciedad.

Ocurrió entonces algo extraordinario, coincidieron los heterodoxos y los enfrentados a Barrabás  -seguidores del dos veces fallecido-, en que las Tablas del año I no habían perdido ni un ápice de vigencia y calidad para servir a la Nación, requerían sí que se las respetase y aplicase estrictamente, y era obvio, para los más comprometidos con el antiguo régimen, que -siendo evidente que este desastre actual era innegable consecuencia de las erradas ejecutorias de Hugothep I, y lo único defendible y útil producido durante sus 14 años de reinado eran esas Tablas con los 350 mandamientos, la suplantación de esas Tablas era una inaceptable herejía, que provocaría una atroz dictadura y el equivalente a la tercera y definitiva muerte del anterior faraón rojo, conservado en cera.

http://analitica.com/opinion/opinion-nacional/traslado-falso-como-las-fotos-o-alegria-de-tisico/ *

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