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Las Relaciones con los Multilaterales: Entre Deberes y Derechos

A veces, los gobernantes de los países miembros de instituciones multilaterales parecen no medir los efectos de sus decisiones y acciones, y se terminan pagando las consecuencias más adelante. Luego, tan solo queda corregir, pero los costos quedan y los esfuerzos de rectificación se hacen mayores.

Antecedentes

A comienzos del presente milenio, el Expresidente Hugo Chávez fustigó a las instituciones financieras internacionales (IFIs), especialmente al Fondo Monetario Internacional (FMI) y al Banco Mundial (BM), acusándolos de ir en contra de los países en desarrollo y querer  imponer sus políticas neoliberales en favor de los intereses de los países desarrollados. Venezuela era miembro desde 1946. Así, Chávez llegó a plantear la salida de Venezuela de estas entidades (especialmente del FMI), así como crear el denominado Banco del Sur para América Latina en su sustitución. A pesar de que la institución fue creada, nunca ha logrado consolidarse por variadas razones, entre ellas, las asociadas a la falta de un convencimiento real de los países acerca de su utilidad real, la captación y uso de los recursos, las condiciones para el financiamiento y el poder de voto de sus países miembros. No obstante, la idea era sustituir a las instituciones de Bretton Woods (FMI y BM).

Lo cierto es que Venezuela, con el transcurrir de las últimas dos décadas, se fue apartando de las  organizaciones multilaterales globales, aunque no renunciando a ellas formalmente. Se trataba de hacer entender a la comunidad internacional y regional que ni el país ni América Latina necesitarían del Fondo y el Banco Mundial, puesto que el Gobierno de Hugo Chávez buscaría estructurar mecanismos financieros regionales para atender el desarrollo independiente de América Latina. Al disponerse de recursos petroleros suficientes y gobiernos aliados regionales importantes, entre ellos Brasil y Argentina, se podía soñar en un futuro como ese.  En ese ínterin, Venezuela ayudó decididamente a Argentina a pagar su deuda con el FMI en épocas de su grave problema de endeudamiento externo de comienzos de este siglo, lo que le hizo ganar un aliado incondicional. Es de señalar que ningún país de igual tendencia ideológica que Venezuela, ni de aquellos tiempos ni actuales, llegó a dar pasos firmes para alejarse del FMI y el BM, por lo que mantuvieron su membresía aunque no sus relaciones y obligaciones normales, ni siquiera Argentina y Nicaragua.  

¿Qué se Construyó?

En la práctica, Venezuela se ha quedado hasta los momentos sin ver cristalizada la construcción de una sólida institución financiera regional, a la vez que con unas relaciones muy disminuidas con las IFIs, especialmente con el FMI. En este último, no se ha cumplido con las mínimas obligaciones que permitiesen atender cualquier infortunio que se le plantease al país; en otras palabras, la necesidad extrema de acudir al ente en búsqueda de recursos financieros. En este sentido, el país no ha permitido la visita de las misiones técnicas del FMI para la realización de la evaluación anual de la economía nacional, obligación esta a la cual se adhieren todos los países cuando aceptan ser miembros del Fondo (el último Informe de evaluación bajo su Artículo IV data de 2004). Es más, la entrega de estadísticas regulares también ha sido un obstáculo muy importante para el mantenimiento de normales, fluidas y saludables relaciones bilaterales.

¿Ante una Realidad Creada?

El pasado mes de agosto sobrevinieron los efectos de la realidad que durante años habíamos construido como país. Y es que ante la aprobación y asignación de Derechos Especiales de Giro DEG (unidad del Fondo), el país se ha visto afectado.  En efecto, el FMI procedió a aprobar y asignar de manera general (no selectiva) US$ 650.000 millones aproximadamente como forma de ayudar a paliar la crisis actual de los países miembros. Del total de la asignación de DEG aprobada, a Venezuela le corresponden US$ 5.080 millones aproximadamente; sin embargo, el desembolso de dichos recursos ha estado envuelto en una diatriba asociada al reconocimiento político del Gobierno de Nicolás Maduro, donde las sanciones aplicadas por EEUU y tantos otros países al país parecen haber ejercido mucho peso para evitar su desembolso efectivo y, obviamente, su utilización productivamente. Obviamente, el incumplimiento por parte de Venezuela de las obligaciones asociadas a su membresía ha cargado mucho más el ambiente adverso para su materialización.

Es claro entonces que la calidad de las relaciones mantenidas entre el país y el ente multilateral están determinando la falta de disposición de los recursos asignados en momentos en que más los requiere el país para atender la pandemia actual y otras necesidades.

Entre tanto, al Banco Central de Venezuela (BCV) solo le ha quedado la alternativa de registrar contablemente esos recursos como parte de las reservas internacionales, pero la realidad indica que parece estarse lejos de su verdadera disponibilidad y uso. Así, las reservas internacionales en manos del BCV desde el pasado 8 de septiembre muestran un crecimiento de cerca de US$ 5.000 millones, producto del registro contable antes mencionado,  aparentando respaldo al valor de la moneda nacional.

¿Un Vuelvan Caras?

Lo que es cierto es que recientemente hemos tenido que recapitular y volver sobre nuestros pasos cuando el Gobierno Nacional denunció que el FMI se negaba a entregar al pueblo venezolano los US$ 5.000 millones que le correspondían al país para luchar contra la pandemia (Vicepresidenta de la República Delcy Rodríguez, a comienzos del pasado mes de octubre en la XV Conferencia de las Naciones Unidas para el Comercio y el Desarrollo UNCTAD).

Esta denuncia, más allá de ser un justo reclamo para cualquier país miembro del Fondo, más aun en las actuales circunstancias, denota que el Gobierno venezolano ha tenido que “retractarse” y reconocer (aunque no explícitamente y sin dar ningún paso de rectificación) la relevancia que tiene el ente multilateral en la vida de los países. El Gobierno ha visto la oportunidad de acceder a nuevos recursos en las actuales dificultades de la nación sin importar su origen fondomonetarista. El acceso a estos fondos adquiere mayor relevancia en razón del bajo nivel de reservas internacionales del país.

Una Oración por la Recapitulación

Los inconvenientes en materializar la disponibilidad de los nuevos fondos del FMI siguen estando del lado de Venezuela. Primero pareciera que deberán cumplirse las obligaciones/compromisos del Convenio Constitutivo del Fondo como forma de demostrar la buena voluntad y cooperación de las autoridades nacionales con la Institución y sus miembros. En otras palabras, pareciera que no es posible acceder a recursos del FMI si el país no cumple con sus obligaciones como miembro. ¿El problema? Que ahora (bajo una urgente necesidad) es cuando Venezuela necesita de los fondos y nuestro pasado de relaciones con los multilaterales está condicionando su acceso. 

Como aprendizaje, la situación referida demanda de “los hacedores de política” la realización de correcciones en todos los ámbitos de la vida nacional (político y económico), así como un mayor pragmatismo (y menor ideologización) en nuestras decisiones y responsabilidades como parte de la comunidad internacional. No se trata de aceptar “imposiciones” irreflexivas por parte de los multilaterales, ni utilizar a estos solo cuando convengan a nuestros intereses; se trata de la búsqueda de acuerdos en favor de los ciudadanos en un marco de respeto y cumplimiento de las responsabilidades entre las partes (derechos y deberes). Episodios como el ocurrido con el FMI deben ser evitados en bien del país.   

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