OpiniónOpinión Nacional

Les pompiers de Notre Dame

Alfredo Maldonado

La primera piedra de la espléndida catedral de París, la iglesia de Nuestra Señora, Notre Dame, la puso hace 9 siglos el gran rey y emperador Carlomagno, pero la iglesia como tal no empezó a construirse sino mucho tiempo después, más allá del año 1.100, y casi 20 años después terminó siendo el rey Luis VII –faltaban aún muchos luises y estupideces para que los habitantes de París le cortaran la cabeza a la monarquía y le dieran la oportunidad a aquél gran general corso para ir a apagar sus ansias en las nieves rusas- quien impulsara tan grandiosa construcción, más parisina incluso que la Torre Eiffel. Notre Dame tiene al menos 9 siglos de esplendor en plena mitad del Sena, sobre la Ile de la Cité, isla de la ciudad, corazón histórico de Paris y, diríamos, de Europa, la bisagra entre la fé del gran gótico y la apertura hacia nuevos pensamientos.

Este incendio de comenzar la Semana Santa de 2019 no es la primera tragedia de la gran catedral símbolo de la cultura católica, de hecho se afirma que el gran Víctor Hugo escribió su historia del jorobado para llamar la atención sobre el estado de deterioro en que se encontraba, los siempre católicos franceses siempre han tenido sus peculiaridades de anticlericalismo y de abandono de lo religioso; han producido santos extraordinarios, han sido guías de la cultura mundial, pero también muy ellos mismos.

Muchos saben de Notre Dame sólo por esa historia, varias veces llevada al cine desde aquella dramática versión en blanco y negro con un maravilloso Lon Chaney (el padre, el hijo no pasó de hombre lobo sufriente años después) creando un doloroso e impactante jorobado, hasta la versión Disney, que es otra cosa. Pero Notre Dame es mucho más, es la verdadera corona y el gran símbolo de todo lo que es y ha sido Paris en el desarrollo de la humanidad occidental. La Bastilla se convirtió en signo de rebelión popular, la Torre Eiffel en audacia de progreso, las nieblas del Sena en casos del Comisario Maigret, Notre Dame en muestra de la grandeza de la fe y lo profundamente humano de la religión. Corazón histórico del mundo.

Más de 900 años de historia no se cuentan así como así, pero pueden terminar de un manotazo incendiario y no deja de llamar la atención que, junto a los numerosos mensajes de dolor, preocupación y condolencia, las autoridades insistan, reiteren, que se trata de un accidente, una casualidad, y no de un atentado terrorista, que a juzgar por la invasión de musulmanes y de islamistas fanáticos que rezan sus plegarias incluso en el Metro de Paris, si los agarra allí la hora, se sentiría uno tentado a prejuiciar sospechas por el mundialmente demostrado fanatismo islámico y fuertemente anti toda religión que no sea la de ellos. Aceptemos, pues, la versión oficial, aunque un fiscal ha sido nombrado para investigar. También podría haber sido un nazi fanático, que aunque parezca mentira los sigue habiendo, o algún estúpido que dejó alguna llama olvidada.

En cualquier caso debemos felicitarnos –los que no sólo admiramos el monumento sino que tenemos la suerte de conocer algo de historia- por el esfuerzo, el empeño, de los bomberos –les pompiers- de París que lograron contener tan incómodo incendio en una lucha que duró muchas horas y pudo salvar la estructura pero no la aguja ni parte de los techos. Nos aseguran las autoridades y los expertos que los efectos del fuego, y la estilizada punta encima de la catedral que se derrumbó por la furia y la fuerza de las llamas, serán reconstruídas, se salvará la construcción y la gran fuerza de la enorme y hermosa catedral que no importa cuánto crezcan Paris, Francia, Europa y el mundo, sigue y seguirá siendo la figura central. Pero a la historia, a los vientos, los roces,  todo lo que formaba parte de Notre Dame, ¿quién los recupera?

Miles de hombres y mujeres se han ido a la cama con el dolor encendiéndoles los espíritus porque cuando desde ahora cuenten a Notre Dame la historia será diferente. Tal vez los millones de turistas que la visitan no se den cuenta –es el monumento más visitado del mundo- pero algo cambiará en Notre Dame, y es mucha la historia que deberá iniciar nuevos capítulos.

No en las misas, en las almas.

Los comentarios, textos, investigaciones, reportajes, escritos y demás productos de los columnistas y colaboradores de analitica.com, no comprometen ni vinculan bajo ninguna responsabilidad a la sociedad comercial controlante del medio de comunicación, ni a su editor, toda vez que en el libre desarrollo de su profesión, pueden tener opiniones que no necesariamente están acorde a la política y posición del portal
Fundado hace 28 años, Analitica.com es el primer medio digital creado en Venezuela. Tu aporte voluntario es fundamental para que continuemos creciendo e informando. ¡Contamos contigo!
Contribuir

Publicaciones relacionadas

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Te puede interesar
Cerrar
Botón volver arriba