OpiniónOpinión Nacional

María Elisa Pifano: Kintsugi para mi tierra

María Elisa Pifano (1958), se acercó de una manera cosmopolita a las artes del fuego, esto le permitióadquirir una visión amplia y abierta de la estética.

“Estudiando en Nueva York pude percibir toda la información visual que te da lo multicultural, no sólo de las artes visuales, sino de las diferentes culturas que confluyen en esa ciudad.  El espectro de posibilidades en el aspecto creativo se me abrió y por lo tanto no fue para mi una alternativa hacer cerámica utilitaria”(María Elisa Pifano, 2019).

En la exposición “Lienzos de Barro”  Galería Graphicart, 2019-2020 destaca la originalidad de su lenguaje plástico, que busca interactuar y comunicar al espectador su búsqueda.  En algunas obras podría sentirse confundido el público gracias a las texturas logradas que llaman a ser tocadas e indagadas para saber sise está ante un lienzo. Al ver y sentir las texturas descubre que fue engañado, al estar ante una trampa visual, de ahí el título de la serie Lienzos de Barro.  Tensión lúdica que crea la artista por la que el público descubre sensorialmente que está ante tierra y agua convertida en roca. Este espíritu lúdico se mantiene a lo largo de  la muestra en las diversas series, en algunas semejan habitáculos a los que el espectador se ve atraído a recorrerlos visualmente para   descubrir las posibles sorpresas que podrían  esconderse en sus laberintos; en otras  parecieran poderse mover las piezas de su posición original, o buscar un sentido al trazado de líneas y formas geométricas sobre la cerámica.

Se encuentra presente la idea de construcción en bloques tipo Lego en su lenguaje visual, que piden al otro  reordenar las piezas imaginariamente. El abstraccionismo y el constructivismo son las tendencias estéticas de estas series.  Dominan círculos, puntos, líneas, ángulos, cuadrados, y rectángulos entre una cromática de tonalidades  suaves  y contrastantes como el negro y el blanco, verdes, azules, marrones, amarillos. Crea un abstraccionismo que es su propio principio de realidad.  

“Lo que me inspiró es crear algo que yo no había visto. En estos últimos cinco años me he dirigido más hacia la abstracción geométrica constructivista. Me inspiran  los árboles, la naturaleza, los colores de los pájaros, lo que esté a mi alcance. En el arte abstracto la intención específica del artista no es necesariamente lo que percibe quien lo mira, pero percibe algo y se conecta. Lograr esa conexión es lo que yo quiero”(M.E.P,2019).

Una de las piezas de la exposición que destaca es el mural “Círculos y Cuadrados», trabaja serialmente con formas que poseen fuertes cargas simbólicas como el caso del círculo, asociado a la perfección, lo solar, la totalidad y el cuadrado vinculado al cuatro número Pitagórico, relacionan a la justicia, “a los puntos cardinales y  a la cruz de las estaciones ”(1), y por tanto al cosmos.  Se distingue su  creación  de la cerámica artística del medio al estar alejada del ensamblaje, de la figuración y asumir el reto de crear un lenguaje a través de un constructivismo poético.

Logra transmitir a cada pieza el gozo que siente al convertir cual alquimista lo telúrico y lo acuático,  en una especie de nigredo que a través del proceso creativo se muta en piedra filosofal.  La creación de la cerámica es paradójica, pues el horno donde las piezas de barro se convierten en roca estética, es una especie de vientre simbólico. Y es difícil saber con certeza qué va a brotar de él, cómo se van a comportar los pigmentos y las formas que asumirán los moldeados al quemarse.  Es un nacimiento azaroso ver los fragmentos convertidos por la alquimia del fuego en arte.  

Se está ante una estética que evade lo regional y asume el eclecticismo propio de la posmodernidad, tal como se puede percibir en la propuesta de la artista inspirada en lo que en la  filosofía estética  japonesa se llama Kintsugui; concepto utilizado por Joko Ono en  instalaciones como “Para Zurcir en cuatro estaciones”(1966-2017) expuesta en Córdoba, España,  ambientación participativa en que el público podía cambiar o reparar prendas de ropa, inspirada en esa tradición milenaria japonesa de reparación de cerámicas rotas con oro u otros materiales preciosos. Concepto también utilizado por el artista chino contemporáneo Ai Wei Wei en sus  instalaciones, donde la imperfección se transforma en belleza y en armonía.

“Cuando un objeto se deteriora o rompe y se reconstruye tiene una historia que contar sugiere máximas de vida. Las roturas se aceptan y luego se celebran, prueba visible de la imperfección y de la fragilidad, de lo efímero de la vida, pero también de la mejora de todo lo que se reconstruye gana fortaleza y sabiduría. Es un ave Fénix que renace de las cenizas”(2).

El mural inspirado en dicho concepto de María Elisa Pifano se titula: “Kintsugi para mi tierra” donde las huellas de fracturas o imperfecciones son abstraídos y usados como un elemento de su creación. Estas líneas curvas,  sinuosas tridimensionales están  adheridas sobre placas de cerámica, cual  oración estética  que resane  las fracturas  de nuestra alma colectiva. De ahí que la serie aísle,  destaque y abstraiga las huellas de posibles fracturas como metáforas sociales y políticas de las lacerantes huellas que dividen y destruyen a Venezuela.

Citas:

(1)Juan Eduardo Cirlot, Diccionario de Símbolos, editorial, Labor España, 1981, p.330

 (2) Guillem Catalam, Kintsugui, p.8. Academia.edu/21558963/

Los comentarios, textos, investigaciones, reportajes, escritos y demás productos de los columnistas y colaboradores de analitica.com, no comprometen ni vinculan bajo ninguna responsabilidad a la sociedad comercial controlante del medio de comunicación, ni a su editor, toda vez que en el libre desarrollo de su profesión, pueden tener opiniones que no necesariamente están acorde a la política y posición del portal

Un comentario

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Botón volver arriba