Mis contactos con Thomas Buergenthal
Fui amigo del mundialmente conocido apreciado y admirado jurista, Thomas Buergenthal. Nació en 1938, en L’ubochna, Checoeslovaquia (actualmente Eslovaquia) y, con sus padres creció en el ghetto judío de Kielce, en Polonia. De allí, fue internado en los campos de concentración nazis de Sachsenhausen y Auschwitz. En este último, cuando los rusos estaban a punto de liberar el campo de exterminio, tuvo que unirse a la marcha de la muerte, en la que las SS llevaban a los sobrevivientes de Auschwitz hacia el Oeste. Buergenthal, a quienes llamábamos Tom, me contó que siendo un niño que ni siquiera estaba próximo a cumplir los 10 años, junto con niños de su misma edad, para evitar que quienes se quedaban atrás en la marcha y eran asesinados, corrían hasta la cabeza de la misma, donde descansaban un rato para luego proseguir. Su padre había muerto, pero una vez que él fue liberado, un oficial del ejército americano le dijo que su madre había sobrevivido y le hizo llevar a la ciudad del donde ella estaba. De allí se fue con ella a los Estados Unidos, donde comenzó su extraordinaria vida, que lo llevó a ser Magistrado de la Corte Internacional de Justicia y Presidente de la Corte Interamericana de Derechos Humanos.
Conocí a Tom a raíz de su participación, con el ex presidente colombiano, Belisario y mi hermano Reinaldo en la Comisión de la Verdad creada por las Naciones Unidas para investigar los asesinatos cometidos en El Salvador por funcionarios de su gobierno. El texto de su informe fue publicado por la ONU, bajo el título: Informe “DE LA LOCURA A LA ESPERANZA: LA GUERRA DE 12 AÑOS EN EL SALVADOR”.[1]
Tom me dedicó un ejemplar del Ensayo que él escribió para la colección de cursos de la Academia de Derecho Internacional de la Haya, bajo el título “Self-Executing and non Self-Executing Treaties in National Law and International Law”, que traduje bajo el título de “Tratados Auto-Ejecutables y no Auto-Ejecutables en el Derecho Nacional y en el Derecho Internacional”, y que fue publicado en la Revista de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas de la Universidad Central de Venezuela # 117, Caracas, 2000.
Durante largo tiempo tuve contacto con él y pude tener su asesoramiento
Quienes deseen tener más detalles sobre su vida pueden leer la versión en español de su libro “A Fortunate Child”, traducido al español por Marín Arias, bajo el título: ‘Un Niño Afortunado”.[2]
[1] Ver: http://www.derechoshumanos.net/lesahumanidad/informes/elsalvador/informe-de-la-locura-a-la-esperanza.htm
Tuve el honor de conocerlo personalmente a través de mi esposo Pedro Nikken B de quien fue entrañable amigo además de colega en la Corte Interamericana de Justicia. Una amistad que Pedro valoró y cultivó hasta los últimos días de su existencia .