Moral y luces son nuestras primeras necesidades
Para Bolívar la construcción de una gran sociedad debía reposar sobre un pilar moral que permitiría deslastrarse de los vicios, malas costumbres y dependencia de los hombres.
Tras esta frase lo que anticipaba el Libertador era que sin fuertes principios morales y una buena educación, el país estaría sujeto a las veleidades de los gobernantes que no tendrían control sobre sus posibles desafueros.
Hoy esas ideas son aún más necesarias que hace dos siglos, porque la moral pública y privada están en un nivel tan precario, que de seguir así, pronto dejaremos de ser una nación para convertirnos en un aglomerado de gente cuya única posibilidad es ver cómo hacen para salvarse del caos.
El nivel de corrupción, tanto pública como privada, unido al desconocimiento de todo orden legal y peor aún, constitucional, es un caldo de cultivo para la total invertebración de Venezuela. Pero además de esos flagelos, se ha insertado en la nación, como un quiste, una total ausencia de valores en diversos sectores de la población, que están convencidos de que el fin justifica los medios y que el único propósito en la vida es enriquecerse, sin mirar cómo, y disfrutar de las mieles que produce el dinero fácilmente adquirido.
Sin un gran acuerdo nacional que se dedique a adoptar las medidas necesarias para sacar al país de la quiebra económica y moral de la que hoy adolece será muy difícil, por no decir imposible, sentar las bases para reconstruir y crear las condiciones necesarias para que Venezuela pueda ser viable como nación.