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Nada es homogéneo
Estos días he estado recordando la amena obra de Carlos Irazábal, el libro que en su época fue un bestseller titulado “Hacia la democracia” (1974). Irazábal insistía en que nada es homogéneo y citaba al filósofo griego Heráclito (–544 a –484), quien sostenía que nadie se bañaba dos veces en el mismo río.
Las fuerzas armadas dan la apariencia de homogeneidad, pero en su seno perviven varias tendencias las cuales habrán de jugar especial papel en el caso de que la alternativa democrática gane las elecciones del 6 de diciembre. Algunas tendencias dentro de ellas contribuirán a la defensa de lo que exprese la mayoría, justamente nos apoyamos en Irazábal en que nada es homogéneo. Sin lugar a dudas el curso de los acontecimientos determinará un respaldo de sectores de las fuerzas armadas para abrirle camino a la democracia, a la República civil, que los militares puedan volver a sus cuarteles.
Este es punto clave. La República civil tiene entre sus propósitos colocar al estamento militar bajo el estamento civil como lo establece la Carta Magna. Quienes quieren salvar la institucionalidad de las fuerzas armadas no deben temer al establecimiento de la democracia en la República civil, por el contrario el porvenir de la institucionalidad de las fuerzas armadas está en una Venezuela democrática.
Todas los estudios de opinión sobre la intención del voto otorgan amplia mayoría a la oposición o alternativa democrática frente a la dictadura militar. Por supuesto, como decía Ramón Guillermo Aveledo en su artículo semanal en El Nuevo País, “no hay que contar los pollos antes de nacer”. Así es, hay que reforzar la unidad, apoyar a los candidatos únicos de cada circuito electoral con un programa que exprese los sentimientos de la población de ese circuito y al mismo tiempo, un programa nacional que será igual en cada circuito, que levante la idea de la democracia, esto es vital.
Se requiere de mucha firmeza en la dirección nacional de la alternativa democrática que va a darle coherencia a la campaña electoral que se avecina y que concluirá con las votaciones del 6D. No dudamos de la firmeza de esa dirección y que ella sabrá anteponer los intereses nacionales por encima de las aspiraciones personales. No se trata de la defensa de un partido, de un liderazgo, sino de salvar a Venezuela, porque como se ha dicho, Venezuela ha sido llevada al borde del abismo por una camarilla militar-civil que se quiere perpetuar en el poder, y el país exige un cambio.
