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No hay legitimidad ni guerra, hay dictadura y masacres

Venezuela es un país al norte de Suramérica, frente al Mar Caribe, con 916.445 km2 de territorio nacional  y una población de unos 28 millones de habitantes (no se ha realizado durante estos 20 años recientes un Censo confiable, de manera que debemos proyectar resultados de los censos anteriores que, a diferencia de cualquier cifra emanada del oficialismo sucialistadelsiglo21, eran un reflejo más serio de la realidad. Sospecho que le agregan 2M para que ese lote sirva de refugio al surplus de multicedulados con los que infla su votación el castrochavismo), y cerca de tres millones de esa población total están hoy en la diáspora, obligados a buscar en el exterior la seguridad, el empleo, el salario suficiente y el mercado abastecido, elementos que no existen en la Venezuela actual, destruida y secuestrada por los lacayos del neoestalinismo castrista, que lleva 20 años de sistemática y terca imposición del modelo marxista-estalinista, de colectivismo igualitarista, de pensamiento y partido únicos y excluyentes.

Para que ocurra una guerra es imprescindible que existan dos bandos armados enfrentados, y en Venezuela no  se da esa condición esencial, pues la sociedad civil, la que está conformada por personas desarmadas, constituye el 99% de la población total, como en la absoluta mayoría de los países del mundo (ni siquiera en los más militarizados, la población armada abarca más del 3% del total), y más del 84% de esa sociedad civil rechaza el esquema retrógrado que ha producido un desastre, con Crisis Humanitaria incluida, pero los que controlan los poderes y quienes los apoyan, una obvia minoría, hacen caso omiso de la voluntad mayoritaria, adulteran su  expresión electoral cometiendo fraudes organizados por un CNE tramposo, con 4 de 5 rectores sumisas y descaradas militantes del PSUV, sentencian en su contra desde el poder judicial, integrado también por incondicionales del esquema secuestrador, designados sin respetar los lapsos y requisitos de currículum y experiencia profesional pautados en el marco legal, apoyados por un poder “constituyente” producto de una farsa interna del PSUV, un conglomerado monocolor y aclamacionista, copia de las vergonzosas “asambleas del pueblo” de NorCorea y Cuba, que a su vez nombra al Fiscal y al Contralor, autoriza una elección presidencial adelantada que excluye a la genuina oposición (con dos fantoches que hicieron de rivales, Falsón y Bertucci) y “reeligen” a la marioneta de la Nomenklatura raulista, para completar el círculo de ilegitimidad del castrochavomadurismo. La AN, el Legíslativo, es el único poder legítimo, impedido de ejercer sus funciones por arbitrarias sentencias del TSJ rojo, y todo lo anterior en un contexto en el que las Fuerzas Armadas (Ejército, Marina, Aviación y Guardia Nazional) fueron colonizadas por el proyecto castroestalinista y se dedican a sostener a la minoría que maneja los hilos del poder ilegítimo, y a lucrarse con la administración de las oficinas y empresas del Estado, Narcotráfico y Contrabando de extracción, en connivencia con los patrones ideológicos del ñangarato criollo, los parásitos cubanos, que controlan Registros y Notarías, emisión de cédulas y pasaportes, Medios y Desinformación, cuarteles y represión, y con los socios financistas, chinos, rusos, iraníes y turcos, que cometen ECOCIDIO mientras depredan nuestros recursos naturales, y trasladan materias primas y ganancias sin Contraloría ni transparencia.

La porción institucional armada de la sociedad venezolana hasta 1998 contenía unos 100.000 integrantes de las Fuerzas Armadas, pero este régimen -subalterno de la mafia militar castrista– se dedicó desde 1999 a prostituir las FFAA, comprometiendo a sus oficiales con malversación de fondos públicos, al colocar militares en cargos de la administración civil, ministerios, gobernaciones, manejando grandes presupuestos sin supervisión, de lo que derivó la mayor corrupción que haya ocurrido en los dos siglos y pico de esta República, con analfabetos funcionales encargados de la Tesorería Nacional (tipo Alejandro Andrade y la enfermera de Chávez), los Planes Bolívar I y II (Cruz Weffer), y recientemente el CAMIMPEG y el “Arco minero” (Padrino López y el alto mando), espesa red de turbios manejos de grandes sumas que terminan en paraísos fiscales, depositados a nombre de testaferros, que pueden ser familiares o simples cómplices (tipo Samarck, Gorrín) dispuestos a hacerse multimillonarios en pocos meses, a costa de lo que falta en los hospitales, los mercados y las instituciones educacionales de Venezuela. Había otros 50.000 adscritos a las fuerzas policiales y CICPC, 150.000 funcionarios armados. Pero, por copiar el esquema castrista que militariza en exceso, aumentaron indebidamente la cantidad de funcionarios armados, reduciendo requisitos para el ingreso, lo que trajo como grave consecuencia el injustificado incremento de las FFAA y las Policías, de las que forman parte elementos con prontuario y personalidades sociópatas, capaces de cometer todo tipo de delitos, incluso portando el uniforme. En lugar de prevenir delitos, perseguir delincuentes, defender a la Nación, sus ciudadanos, sus recursos y su territorio, se dedican a atracar, a extorsionar, y a reprimir (añadiendo altas dosis de sadismo y crueldad a sus actividades, como disparar lacrimógenas y perdigones a quemarropa, poner metras en el cañón de la escopeta, golpear entre muchos a un ciudadano que sólo ejerce su derecho a  manifestar su rechazo a la dictadura, detener arbitrariamente y torturar detenidos).

La degeneración no se limita a corromper cuantitativa y cualitativamente FFAA y Policías, han organizado en paralelo otros dos conjuntos armados al exclusivo servicio del régimen, las “Milicias” abiertamente violatorias de la Constitución, y los “Colectivos armados”, pandillas con palos, armas blancas y de fuego, a las que facilitan motocicletas, malandros encapuchados que se encargan de amenazar a los habitantes de los barrios más humildes, para forzarlos a mantenerse apartados de toda expresión de disidencia, y de agredir los eventos opositores, funcionan con frecuencia en coordinación con policías o militares, lo que les garantiza efectividad e impunidad. Chávez era ficha del castrismo desde su adolescencia, por ello al “loquito pintaparedes” de Barinas lo infiltraron en las FFAA a inicios de los 70, como parte del Plan B, derrotado el Plan A el de las guerrillas patrocinadas por Cuba. Como Fidel en su momento, crucifijo al pecho, prometiendo elecciones y democracia hasta que tuvo el control total, Chávez también negaba todo nexo con el Comunismo, hasta que la Oposición solicitó un Referendo Revocatorio en su contra, en el 2003. El descarado CNE lo demoró AÑO Y MEDIO, mientras implementaban los espejismos de las Misiones con nombres de próceres, la más efectista Barrio Adentro, a cargo de piratas cubanos, babaláos con bata que tomaban el pulso y recetaban píldoras genéricas (simples intermediarios en los espacios con ranchos, para remitir a los hospitales tradicionales la mayoría de los pacientes). Con el cuento de las misiones, los parásitos cubanos INVADIERON el país y tomaron bajo su control Registros y Notarías, emisión de cédulas y pasaportes, Propaganda y Desinformación, cuarteles y represión, y la Nomenklatura castrista beneficiándose con gran cantidad de dólares y barriles de petróleo, “en pago por el alquiler de sus agentes”. Se calcula que al menos hay 40.000 parásitos cubanos en territorio venezolano, aunque los rotan cada tantos años, el número no baja, y se encargan de la seguridad de su agente en la presidencia, aunque sea usurpador e indocumentado.

Y la guinda de este criminal e insólito esquema represivo-delictivo la conforman unos 4.000 miembros de las bandas armadas FARC y ELN, oriundas de Colombia, pero refugiadas en el territorio venezolano (al oeste y al sur respectivamente), con el beneplácito del agente castrista Hugo Chávez (muerto en La Habana, diciembre 2012), y de su sucesor, también subalterno de la vergonzosa y parasitaria monarquía cubana, el indocumentado y usurpador Maduro. Hay otro grupo, más discreto y difícil de cuantificar, ubicado en la isla de Margarita, parte de Hezbolah, una organización terrorista musulmana, cuyas violentas acciones se desarrollan contra el estado de Israel, al que agreden desde el sur del Líbano, que usan el territorio neoespartano como su refugio internacional, para esconder temporalmente algunos de sus miembros, y blanquear capitales, en connivencia con funcionarios de Siria, Irán y del sucialismodelsiglo21 (Tareck el Aissami el más prominente).

Hecho este apretado resumen, que demuestra que Venezuela está secuestrada por un grupo de delincuentes que actúan en constante violación de los preceptos constitucionales, controlan todos los poderes (excepto dos tercios del Legislativo, al que anulan con arbitrarias sentencias del sumiso TSJ), no tienen más del 15% de apoyo popular, pero se sostienen gracias a la progresiva prostitución y el indebido incremento de las FFAA, y el funcionamiento en paralelo de los mencionados grupos (cubanos, milicias, colectivos, FARC, ELN, Hezbolah), analicemos las posibilidades de permanencia en el poder de la pandilla madurista y sus grupos armados.

Cuantitativamente serían unos 170.000 en las FFAA regulares, más una cantidad similar en las patéticas milicias (que militarmente equivalen a casi cero). Los colectivos agrupan en total nacional unos 30.000, la mayoría en las grandes capitales. Alrededor de 40.000 parásitos cubanos y unos 6.000 juntando a los terroristas internacionales, las NarcoFARC, el ELN y Hezbolah. Un gran total de 416.000 elementos presuntamente a las órdenes del esquema usurpador (1,49% de la población). Pero no hay armas suficientes para dotar a la mayoría de los milicianos, que a su vez son adultos mayores que, obligados por su extrema pobreza, aceptaron uniformarse y participar de los ridículos ejercicios bélicos (que todos hemos visto en videos), a cambio de un pago mensual y alguna bolsa CLAP (con reducido contenido y calidad). El descontento ha permeado también hacia el estamento militar, las tropas y la oficialidad baja y media, junto a sus familias, sufren la escasez de alimentos y medicinas, y el bajo poder adquisitivo del salario, derivados ambos de la destrucción del aparato productivo nacional y la consecuente hiperinflación. Así que Maduro y su combo, las Farías, los hermanos Rodríguez, Carreño y demás impresentables, Padrino López y su alto mando, no tienen garantizado el apoyo de esa masa que -en teoría y declaraciones por cadena de radio y TV- el oficialismo da por seguro. Es minoritaria la porción de las FFAA y milicias que se mantendría “rodilla en tierra” a la hora de enfrentar una Fuerza Multinacional que viniera a romper el obvio desequilibrio, de una mayoría desarmada, amenazada y agredida por una minoría armada y adicta a la violencia. Ese lento goteo de funcionarios civiles y militares manifestando su adhesión a la fórmula constitucional de la AN y Guaidó, seguirá minando a la estructura despótica, que implosionará de ocurrir una confrontación armada.

Los colectivos y las bandas terroristas están habituados a la comodidad de actuar en espacios donde ellos son los únicos grupos armados (que además están respaldados por el esquema gubernamental, que organizó a los colectivos, e invitó a las FARC, el ELN y Hezbolah, a usar nuestro territorio a placer, y con el solapado respaldo del castrochavismo, la logística y los recursos que manejan los lacayos de la aberración castrista). FARC y ELN están en Venezuela HUYENDO de la persecución de las Fuerzas Armadas colombianas (que con Uribe redujeron a ambos grupos a su mínima expresión cuantitativa), y hasta ahora abusaron de sus víctimas venezolanas (cobrando vacuna en occidente, controlando parte de la extracción de oro y coltan en el sureste) porque sus socios sucialistasdelsiglo21 los apoyan y no hay forma de hacerles frente, ya que la mayoría -que querría sacarlos del país- está desarmada. Pero al ingresar una Fuerza Multinacional, la misma cobardía que los hizo distanciarse del ejército colombiano, los hará reubicarse para no ser diezmados por sofisticados misiles dirigidos por satélites que detectan el calor de sus cuerpos en sus refugios nocturnos. Y por último, Maduro debe saber cómo terminaron sus vidas Allende, Ceaucescu y Hussein. Al chileno lo suicidaron sus escoltas cubanos, por órdenes de Fidel, al rumano lo detuvieron juzgaron y fusilaron, en horas, los militares en quienes más confiaba, que buscaron ubicarse en el lado ganador, ya conocido el derrumbe del Muro en Berlín, y al iraquí lo hallaron en un refugio improvisado bajo tierra, en el patio trasero de una humilde casa en Basora, su área natal, lo juzgaron y ahorcaron. Una de las opciones que los gringos le ofrecen, con todo pago, está en Cuba, Guantánamo.

Por último, para los militares que todavía no se han vinculado a ilícitos administrativos o delitos de lesa humanidad, si barajan la opción de argumentar que “actuaron obedeciendo órdenes superiores”, les recuerdo que desde los Juicios de Nuremberg 1945-46 (en las antípodas de las Leyes de Nuremberg, de apoyo a las atrocidades nazis), alegar “obediencia debida” no es válido para exonerar o atenuar los crímenes cometidos. Hay autoría material e intelectual, la obediencia por subalternidad no elimina ni reduce la obligación de conocer y cumplir estrictamente las leyes. Enviar presos uniformados y armados a reprimir, viola las leyes y el Derecho a la Vida, y demuestra que; A. Los genuinos funcionarios no están dispuestos a cometer esos crímenes. B. Constituye delito de Lesa Humanidad, disfrazar de militares a convictos que pagan condena por graves crímenes. C. Evidencia que los presos están en deuda con la dictadura castrochavista, por los insólitos e ilegales privilegios que les han permitido controlar las cárceles, con sus Pranes y Luceros, y disfrutar en ellas de armas, drogas, prostitutas, discotecas, piscina, gimnasio, tiendas, además de comunicación con el exterior para diseñar y ejecutar extorsiones, secuestros, atracos, sicariato, y cobrar en la cárcel el botín. A Maduro y sus compinches les pueden suceder muchas cosas, ninguna de ellas agradable. Lo más conveniente es mantenerse lejos de esa NarcoBanda.

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