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Notas sobre ciudadanía y poder

“La ley humana tiene razón de ley solo en cuanto se ajusta a la recta razón…pero, en cuanto se aparta de la recta razón,
es una ley inicua; y así no tiene carácter de ley, sino más bien de violencia.” Santo Tomas de Aquino

 

Cada día nos encuentra en el difícil tramite de resolver las privaciones de una sociedad afligida y menoscabada. Ecoanalítica apunta una disminución del 16,4 del PIB en 2016 lo cual, solo es visto en países en guerra. Peor aún; desde el 2012 nuestros economistas advierten una retracción del aparato productivo que podría llegar a un 60%. Nos empequeñecemos económicamente en términos impensables sobre todo si observamos que ingresaron más de un millón de millones de dólares en los últimos 3 lustros.

Por años, sin embargo, no solamente la oposición sino los más destacados y estudiosos académicos con que contamos dentro y fuera de Venezuela reclamaron revisión de la política económica y de la orientación del modelo económico y petrolero, pero, fueron acusados de traidores y desestimadas sus opiniones.

Entretanto, millones de compatriotas decidieron probar suerte allende las fronteras patrias, llevándose por cierto el talento y el conocimiento que por una generación al menos produjo el país y decretando con ello para el futuro falencias y carencias profesionales significativas. Los que emigran no lo hacen por frivolidad ni aventurerismo. Lo deciden y articulan con razonamientos lógicos y experiencias complejas. Cuando no es el empobrecimiento brutal a que nos condujo este desastre absurdo y pernicioso del chavismo, son las consecuencias de un sostenido proceso de descomposición social los factores a distinguir. Un sobrino mío médico, fue atacado por el hampa mientras cumplía guardia en la emergencia de un hospital de la gran Caracas y recibió una lesión grave en su aparato auditivo por salir a mediar protegiendo a los pacientes. Cuando volvía meses después al trabajo y bajándose frente al hospital para cumplir con su faena fue con otra trabajadora secuestrado y jugándoselo todo, se lanzó del vehículo en marcha provocándose nuevamente lesiones serias. Sin que pudiéramos ni nos atreviéramos siquiera a cuestionarlo lo vimos vender lo poco que tenía y marcharse a Chile. Permanecer en el país no es opción te dicen los jóvenes capacitados y en la universidad, no hay ingresos de docentes provenientes de las promociones destacadas y emigran muchos de los que deberían tomar el relevo de los que se jubilan y una inevitable mediocridad se adueña del espectro académico.

Nadie puede sostener seriamente que no vivimos un periodo decadente. Ningún escenario escapa de la corrupción o el manejo incompetente de militares ignorantes y legos. La salud sigue a la educación y a la seguridad en las prestaciones públicas más calamitosas por ineficientes y compite con el hambre convertida en endemia que alcanza especialmente a los niños, ancianos y mujeres. El bajón proteico augura un aumento de la morbilidad y la mortalidad inevitable, inexorable, como un signo del destino.

La política deriva en tragedia cuando la dinámica del conflicto y la atención societaria no lograr concertar un abordaje racional y humanístico. El asalto cínico, brutal, inhumano del marxismo indigesto y contaminado que como una excusa sirve de referencia a lo que más bien pareciera un aberrante e irresponsable ensayo de vileza ha prevalecido. Urge derrotarlo. Ellos son la muerte en la vida y esa realidad es inaceptable.

El drama no es tanto por los problemas no resueltos sino por, una especie de colapso ciudadano que estimulan desalentando y desmoralizando a la nacionalidad que yace perpleja o tentada por la resignación. Y por eso y ahora más que nunca necesitamos de la militancia política, de la consistencia espiritual de un pueblo que otrora llamaron valiente y no puede abandonar su tradición de coraje en el verso del himno nacional. El poder reside en el pueblo como la soberanía y es tiempo ya de mostrárselo a los que confiados en la enajenación de los uniformados afirman que nada ni nadie los apartara de las dignidades públicas. En verdad hay que terminar, cueste lo que cueste, esta agónica eternidad.

@nchittylaroche

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