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Octavio Lepage

El fallecimiento de Octavio Lepage enluta a Venezuela. No sólo sus compañeros de Acción Democrática, sino todos los comprometidos con la causa de la democracia y  la  libertad, sabemos que se nos ha ido un compatriota insigne. Su ejemplo será acicate para perseverar en la lucha.

Cuando el país vivía otro tiempo de oprobio y desprecio, el de la dictadura militar de Marcos Pérez Jiménez, Octavio asumió la responsabilidad de liderar la resistencia. Sus jóvenes manos empuñaron el mando del combate, que luego traspasó a Leonardo Ruiz Pineda. Después vinieron ocho años de cárcel y exilio.

Al recuperarse la democracia el 23 de enero de 1958, continuó su entrega al servicio de la nación recobrada. El pueblo lo eligió varias veces como su representante en el Congreso Nacional. Interinamente, ocupó la Presidencia de la República. El domingo pasado, en las palabras que pronuncié frente a su féretro en el Capitolio Nacional, dije que le rendíamos homenaje en el hemiciclo de sesiones del antiguo Senado porque la mezquindad y la miseria humana, ahora enseñoreadas en el poder, impedían que lo hiciéramos en el Salón Elíptico, donde la patria vela a sus hijos ilustres.

Octavio se nos ha ido cuando el país está oscurecido por la noche que volvió hace 18 años. Tenebroso tiempo de ignominia y desprecio. Con sus escritos que abrían rutas para la reflexión o con sus intervenciones en asambleas y foros, alumbraba espacios para la vuelta de la libertad. Se le leía o escuchaba con atención y respeto por la lucidez y sabiduría de sus análisis de la tragedia que nos envuelve y de lo que hay que hacer para salir de esta otra dictadura militar que tiene como mascarón de proa un civil ignaro que deshonra el solio presidencial por donde pasaron, enalteciéndolo, un Rómulo Gallegos y un José María Vargas y tantos otros que han contado con la admiración  y el reconocimiento nacional e internacional.

La Asamblea Nacional, que el pueblo venezolano rescató para que fuera ágora de la democracia, declaró que el Parlamento, “institución que por varias décadas atesoró el trabajo del doctor Octavio Lepage”, se une al duelo que aflige a los venezolanos al despedir a quien libró “denodada lucha contra toda forma de opresión política”. Militantes y dirigentes de partidos democráticos amigos, formaron filas al lado de Acción Democrática, para estar presentes a la hora del adiós.

En lo personal, más que un amigo entrañable o un compañero de trinchera de lucha, perdí un hermano.

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