Opinión Internacional

Alarma frente al arma

Primeras páginas de periódicos de todo el mundo han venido reproduciendo la serie de insultos, amenazas, denuncias de planes de magnicidio y de Golpe de Estado, que ha proferido un Presidente Chávez cada vez más exaltado.

La peligrosa escalada vivida en los últimos días, parece querer darle la razón a los militantes chavistas en su aspiración de hacer realidad los coros de que avanza la espada de Bolívar por América Latina.

Pero además, esa misma espada avanza peligrosamente por otras regiones. Ya no se trata solo de las estratégicas alianzas con los Países del Alba, o de Petrocaribe. Ya no es solo la coincidencia anunciada con Irán, Bielorrusia, o Vietnam. Ya no es solo declarar la expulsión del Embajador de los Estados Unidos por solidaridad con Bolivia. A pesar de las declaraciones conciliadoras de Rusia, no hay dudas de que un clima de Guerra Fría ha vuelto a estar en el tapete: las amenazantes palabras pronunciadas por el Presidente Dimitri Medvedev de que Rusia no tolerara nuevas humillaciones (de los Estados Unidos), se parecen mucho a las afirmadas por el Mandatario Venezolano cuando estallo la crisis de Georgia, muchas semanas antes.

Estas confrontaciones se dan en momentos en que se requiere de una profunda transformación pacifica y constructiva en el marco político, jurídico e institucional planetario, para llevar en la practica las grandes líneas aprobadas en el 2000 para enrumbar al Mundo en el cumplimiento de las Metas del Milenio

Visitaba en estos días la biblioteca del Premio Nóbel de la Paz, Rene Cassin en Estrasburgo y pude constatar todos los esfuerzos que junto a otros pacifistas, se hicieron hace más de 60 años para tratar de detener la II Guerra Mundial. Pero a pesar de sus esfuerzos, no pudieron hacerlo, porque el lenguaje del odio, de la violencia, de la confrontación se hizo presente en regimenes totalitarios como el Nacional Socialismo, el Fascismo o el Stalinismo. El trágico desastre que ello produjo lo lamentamos todavía hoy.

Solo después de concluir la Gran Conflagración, se pudo construir el edificio de la Paz y los Derechos Humanos, con lo que la ONU recogió el desafió que la Sociedad de Naciones en Ginebra no pudo hacer: Asegurar el mantenimiento de la Paz, y la prohibición no solo del uso de la fuerza, sino de la amenaza del uso de la fuerza

Hoy vivimos momentos peligrosos en que vuelven a repicar los tambores de la Guerra. Y por ello debemos prender las luces de alarma para denunciar los antivalores y oponer resistencia frente al arma del odio, al arma de la destrucción, al arma de la dominación. Espero que tengamos más éxitos de los que tuvo Rene Cassin a fines de los años 30!

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