Opinión Internacional

Asamblea sin agua bendita

Los Obispos de Bolivia reunidos en Asamblea Plenaria concluyeron que la
Asamblea Constituyente ha perdido la confianza del pueblo y ha generado una
actitud de dudas.

Al mismo tiempo, la Iglesia Católica, haciéndose eco de la situación que
atraviesa el país pidió al Gobierno de Evo Morales que debe utilizar la
Asamblea Constituyente para hacer del país una nación «más fraterna y
pacífica» donde no existan «las imposiciones de las mayorías sobre las
minorías».

La Asamblea anual reunió a 84 obispos en la ciudad de Cochabamba, quienes
llegaron a la conclusión de que «se debe privilegiar el bien común, la vida
en democracia, los valores y derechos fundamentales de la vida social, la
familia, la educación y la libertad religiosa, entre otros derechos que
permitirán hacer de Bolivia un país en el que prevalezca la paz».

El Cardenal Julio Terrazas aprovechó también la oportunidad para manifestar
que «la inseguridad y la violencia, además de la poca seriedad de los
argumentos y la utilización de la fuerza no es el camino para resolver los
problemas nacionales», sugiriendo «el camino de la concertación y el
diálogo que es la vía más humana para poder construir una sociedad entre
todos», al tiempo que pidió a los ciudadanos de Bolivia a no buscar
«culpables del pasado o nostálgicos» y los instó a «construir la historia de
acuerdo con el momento que toca vivir».

El secretario General de la Conferencia Episcopal Boliviana, Jesús Juárez,
expresó que la nueva Constitución debe preservar los principios básicos para
una mejor organización, donde la primacía sea la persona humana para
construir un país para todos.

Estas declaraciones de la Iglesia Católica se constituyen en un planteo que
con objetividad y sin entrar en una relación de complacencia, buscan que se
conserve y se restablezca el equilibrio, la tolerancia y el respeto dentro
de nuestra sociedad. Por supuesto que esto no le cayó bien al oficialismo,
pero nos devuelve la fe el que la Iglesia tome el camino de la recta virtud,
que implica abogar por la rectitud de las costumbres y por el respeto a los
derechos humanos y la justicia, antes que halagar a los poderosos, o a
quienes exigen que se les permita gobernar en un clima de abusos.

El gobierno actual no muestra simpatía con la Iglesia Católica ni con
ninguna religión, y este es un dato que también nos ha alertado, porque
sobre todas las cosas, se privilegia el afán de ser los únicos protagonistas
y referentes historico-sociales-políticos, excluyendo a otros referentes que
tienen gran peso en un país de tradición religiosa. Pensamos que el Gobierno
actual no a invocado al agua bendita, utilizando una expresión del Cardenal
Julio Terrazas, porque está buscando restarle ingerencia a la Iglesia para
acumular mayor poder político. Si la Iglesia es dejada de lado, el país
girará sólo bajo el poder terrenal de los funcionarios y sin que el poder
emanado de la religión invoque a la rectitud, lo cual es un beneficio para
quienes intentan concentrar y hegemonizar el poder.

La Constituyente, es hasta el momento un terreno baldío, que sólo despierta
temores e incertidumbres en el pueblo boliviano. La Asamblea sufre de una
parálisis congénita, dejándonos ver que sus principales objetivos han sido
el permitir la reelección del Presidente Morales y dar curso a un proyecto
de país que para su aprobación no ha respetado los dos tercios, ni se ha
adscripto a ningún tipo de legalidad.

Esta es la razón por la que la Asamblea le escapa al agua bendita.

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