Opinión Internacional

Benedicto XVI, presidente Bush y embargo interno del régimen cubano

Benedicto XVI, presidente Bush y «embargo» interno del régimen cubano

El cardenal Tarcisio Bertone, jefe de la diplomacia vaticana, con sus promesas al nuevo dictador de la isla-cárcel de presionar al gobierno norteamericano para el levantamiento de sanciones, está cumpliendo el triste papel de un eficaz embajador de la diplomacia comunista cubana

1. Del 16 al 20 de abril próximos, Benedicto XVI visita los Estados Unidos, en el primer viaje de su Pontificado a este país. Durante esa visita, además de cumplir con sus compromisos pastorales, se entrevista con el presidente Bush y pronunciará un discurso en la ONU.

2. Se comenta que el Pontífice intercedería ante el presidente Bush para obtener el levantamiento o la atenuación del llamado «embargo» externo norteamericano a la isla-cárcel de Cuba.

3. Esas especulaciones tienen asidero en declaraciones del propio secretario de Estado del Vaticano, cardenal Tarcisio Bertone, formuladas al periódico «L‚Osservatore Romano» poco después de su reciente y deplorable visita a Cuba comunista. En tales declaraciones, después de aseverar, afrentando la verdad histórica, que la Iglesia en Cuba «no es una Iglesia perseguida»; y de calificar a las universidades cubanas como «renombrados centros educativos superiores», cuando en realidad constituyen refinados laboratorios de ateismo y de apostasía de los jóvenes cubanos, en particular de los católicos, diagnosticó que los «problemas cruciales» de Cuba se reducen al «embargo» norteamericano, que sería responsable por «frenar» el desarrollo de la isla.

4. «Como se sabe, los problemas cruciales de Cuba son los del embargo impuesto por los Estados Unidos y de las sanciones económicas de la Unión Europea, que frenan su desarrollo», dijo el cardenal Bertone a «L‚Osservatore Romano».

El jefe de la diplomacia vaticana pareció olvidar que el «problema crucial» de la isla-presidio, desde hace medio siglo, es un régimen comunista que mantiene en la miseria a la población porque asfixia la propiedad y la libre iniciativa; y que aplica «métodos diabólicos» para someter a la población en general y a los católicos en particular, según expresión lapidaria del añorado obispo católico cubano Eduardo Boza Masvidal, él mismo una víctima de esos «métodos diabólicos», antes de partir al destierro.

5. A continuación, al responder a una pregunta del entrevistador respecto de la posibilidad de un «incentivo a un diálogo con los Estados Unidos», de parte de la diplomacia vaticana, que pudiese significar una «vuelta de página» en las relaciones antagónicas entre los gobiernos de Estados Unidos y Cuba, el cardenal respondió con un enfático «sí»; confesó que también «es ésta la expectativa del presidente» cubano, o sea, del dictador Raúl Castro; y reconoció que «aseguré a éste que la Santa Sede se empeñará para que estas sanciones, si no se eliminan, por lo menos se reduzcan».

6. El jefe de la diplomacia vaticana, en sus promesas al nuevo dictador de la isla-cárcel de un «empeño» para presionar al gobierno norteamericano para el levantamiento de sanciones, está cumpliendo más bien el triste papel de un eficaz e insustituible embajador de la diplomacia comunista cubana.

Actuando así, el cardenal Bertone subvierte los términos lógicos de los «problemas cruciales» cubanos: embiste lanza en ristre contra un efecto, el «embargo» externo, y hace silencio sobre la verdadera causa del problema, el sistema comunista imperante, que aplica un literal «embargo» interno de carácter represivo, feroz y sanguinario, que asfixia, amordaza y mantiene en la miseria a 11 millones de mis hermanos cubanos.

7. Con posterioridad al viaje del cardenal Bertone, el régimen cubano se ha apresurado a formular una sucesión de promesas «cosméticas», que incluyen el incentivo a los pequeños agricultores, una válvula que el régimen ya ha abierto y cerrado en anteriores oportunidades; eventuales flexibilizaciones a las restricciones para salir de la isla, la liberación del ingreso de los cubanos a los hoteles y la liberación de la venta de computadores y celulares, medidas que quedan limitadas de antemano por el miserable salario mensual de aproximadamente US$ 17,00; y hasta la firma de un pacto internacional de derechos sociales y económicos, lo que no ha impedido que continúen las torturas a presos políticos y la represión a la población, inclusive, durante la visita del cardenal Bertone. Por ello, esas promesas pueden ser vistas como ases que el régimen coloca hoy en la manga de su «embajador ad hoc» para facilitarle las gestiones ante Washington, y que mañana podrá retirar o restringir, como Fidel Castro lo hizo en incontables oportunidades, después de engañar a los incautos.

8. Sobre otros dichos y hechos procastristas del cardenal Bertone durante su último viaje, tuve oportunidad de escribir dos artículos: «Benedicto XVI y el viaje a Cuba del cardenal Bertone» (Marzo 4, 2008), en el cual mostré que lo más grave del viaje a la isla-cárcel del alto prelado es la enigmática continuidad de la política de mano extendida del Vaticano y de importantes figuras eclesiásticas hacia la tiranía del Caribe; continuidad enigmática que ineludiblemente llega al pontificado de Benedicto XVI, del cual el cardenal Bertone es secretario de Estado y viajó a Cuba como enviado; y «El cardenal Bertone y la fraudulenta Œpolítica religiosa‚ castrista» (Marzo 9, 2008), en el cual comenté, entre otros aspectos, cómo las escuelas y universidades cubanas pasaron a ser refinados laboratorios de ateismo y de apostasía de católicos, las mismas que, cuarenta años después, el cardenal Bertone calificó increíblemente de «renombrados centros educativos superiores y universitarios de que Cuba dispone».

9. La actuación diplomática del secretario de Estado de la Santa Sede está contribuyendo a prolongar la agonía de mis hermanos que sufren en la isla-cárcel, lo cual coloca un problema de conciencia de los más graves que los fieles católicos cubanos podrían tener, porque dice respecto al propio pontificado de Benedicto XVI. No obstante, ello no disminuye la consideración y veneración debidas hacia la Cátedra de Pedro, porque es doctrina pacífica que en el terreno diplomático es lícito manifestar perplejidades y hasta discrepar de orientaciones vaticanas, cuando se lo hace de manera respetuosa y fundamentada.

10. Cuánto desearía que los hechos contradigan las aprensiones de tantos católicos cubanos, de la isla y del destierro, de las que me he hecho eco en este artículo, sobre eventuales y lamentables desdoblamientos de la próxima entrevista de Benedicto XVI con el presidente Bush. La responsabilidad ante Dios y ante la Historia de ambas personalidades, con relación a la libertad de Cuba, es enorme. Es mi ferviente anhelo que de ambas personalidades resuenen palabras que contribuyan efectivamente para la libertad y la prosperidad cristiana de Cuba.

Armando Valladares, ex preso político cubano, fue embajador de Estados Unidos ante la Comisión de Derechos Humanos de la ONU, en Ginebra, durante las administraciones Reagan y Bush.

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