Opinión Internacional

Bolivia en tiempo de paradojas!

El desenlace final de la confrontación violenta que se libra en estos días en Teherán, entre el régimen islámico del presidente Abudineya y las fuerzas sociales del líder opositor Musavi, debe estar preocupando al Presidente Morales y a su grupo Gobernante.

Ese desenlace tendrá repercusión directa y/o indirecta en el interior del bloque de países y gobiernos radicales del planeta entre los que figuran en primer plano Venezuela, como “cabeza de playa” del islamismo en Latinoamérica, y Bolivia como punta de lanza en el centro territorial estratégico de América del Sur.

Es una confrontación de visiones del mundo y de la vida!.

Están en juego el islamismo como corriente de pensamiento en expansión, la “captura” de países y regimenes radicales como el de Venezuela y Bolivia y el posicionamiento en áreas geoestratégicas como la nuestra.

Es un “choque entre civilizaciones y culturas” como diría Huntington.

Masavi mira a occidente, al proceso de paz, al progreso y a la democracia moderna; mientras que el régimen imperante pretende establecer, como lo está haciendo hasta ahora, un bloque de países que integren una “comunidad” con propósitos diversos entre los cuales destacan la acción violenta y el terrorismo de estado.

En Bolivia las expectativas del régimen iraní se centran en las vetas de uranio del Oriente como material estratégico para el desarrollo de la tecnología nuclear y, la instalación de una poderosa estación de TV para la difusión y expansión de la doctrina islámica desde el Chapare, zona libre del masismo.

Sin embargo, la tecnología moderna de las comunicaciones – celulares e internet- están derrotando hasta el momento a la “cortina de hierro” que pretendió esconder al mundo la brutalidad de la represión en las calles de Teherán.

Sea cual fuere el desenlace, el régimen represivo iraní y sus estrechos aliados – Corea del Norte – Venezuela y Bolivia- entre otros, saldrán debilitados políticamente del conflicto.

Es una paradoja: mientras la eficiente estructura de medios del Gobierno Central proclama la “marcha imparable” de una “revolución democrática y cultural” que modificaría supuestamente, desde sus cimientos, las bases del capitalismo, en el país real se va imponiendo con más fuerza que nunca una especie de “social capitalismo”.

La economía informal, el auge del narcotráfico y sus rebalses, el contrabando y la mega – corrupción, están prefigurando un país violento y complejo sometido a una dictadura real bajo el escaparate de una democracia plebiscitaria con un solo poder – el ejecutivo- y un caudillo indígena campesino que día que pasa pareciera va perdiendo nociòn de la realidad.

Se hace proclamar “libertador” o se presume potencial “emperador” de un imperio regional indígena-campesino con perfiles ideológicos arcaicos.

Los “criollo- mestizos” del entorno presidencial boliviano deben estar siguiendo con inquietud el desarrollo de los acontecimientos en Irán y en las calles ensangrentadas de Teherán.

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