Opinión Internacional

Campesinos saltan del negocio de la coca al turismo

A sus 54 años, casado y con dos hijos, López ahora atiende junto a otros ex cultivadores posadas ecoturísticas de una y dos habitaciones cada una en casas pintadas de colores en las que recibe a turistas nacionales y extranjeros, especialmente alemanes y españoles.

«Salir de lo ilegal para entrar en lo legal es… para que la familia de uno esté mejor, más contentos porque se sale de algo que no sirve», dijo López a la AP.

López es miembro de una de las familias que sembraban coca en las faldas de la Sierra Nevada de Santa Marta, un imponente macizo en el litoral colombiano.

Pero abandonó los cultivos ilegales en 2004 tras conocer un plan del gobierno que invitaba a los cultivadores de coca a formar asociaciones e ingresar a negocios legales subsidiados por el Estado durante tres años, explicó en una entrevista telefónica.

Se unió entonces a un centenar de familias que también dejaron la coca y juntos compraron una finca de 318 hectáreas donde construyeron 18 posadas turísticas con capacidad para 19 personas. Cada visitante paga unos 45 dólares diarios por el alojamiento y desayuno.

El cambio de sembradíos es la punta de lanza de un programa oficial llamado «familias guardabosques» que comenzó en 2003 y que busca que con incentivos de dinero, equivalentes a unos 300 dólares al mes, las familias abandonen la coca, materia prima de la cocaína, por actividades legales.

La oficina presidencial de Acción Social indicó que desde el inicio del programa se han inscripto 122.552 familias.

Al menos 116.361 de esas familias siguen en el programa con diferentes actividades como el turismo. El resto, 6.191, se retiraron o fueron excluidas del programa porque agentes de Acción Social encontraron nuevos cultivos ilegales en sus terrenos.

Cada familia escoge a qué se quiere dedicar. López optó por el turismo y ahora obtiene unos 500 dólares al mes de su trabajo y ya no recibe el subsidio de Acción Social porque cuenta con un ingreso estable. Aseguró que con el cultivo de coca en las 1,5 hectáreas que tenía conseguía alrededor de 400 dólares, pero cada tres meses.

Quienes no apostaron por el turismo se dedicaron al cultivo de café y cacao, al caucho, la miel, las artesanías y la pesca artesanal, de acuerdo con datos de Acción Social publicados en su sitio de Internet.

En su último informe anual, la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito indicó que en 2009 los cultivos de coca en la Sierra Nevada alcanzaron 314 hectáreas desde las 1.262 hectáreas que ocupaban en 2004.

Los críticos del programa aseguran que la reducción de los cultivos no se debe al plan oficial sino a que los cultivadores se desplazan a otras zonas del país donde aún no son contabilizados. Dicen además que el programa es una forma de conseguir votos a cambio de dinero.

«Me parece que es, simplemente, una forma de clientelismo del gobierno. La gente vota, es decir, le compran el voto con esos subsidios», dijo el activista y escritor Alfredo Molano en diálogo telefónico.

Según Acción Social, en el país funcionan 230 posadas como la de López que están en los departamentos de Magdalena, en el norte del país; Chocó, Antioquia, ambos en el noreste colombiano; y en Guaviare, Amazonas y Putumayo, al sur.

López afirmó que los viajeros que llegan a sus posadas buscan la paz que ofrece el exuberante paisaje tropical de la zona.

«Si quieren los llevamos a las fincas y se les muestra… cómo se crían cerdos y todo lo que se hace en el campo», explicó López. Dedicarse a las posadas, dijo, «fue un cambio total».

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