Opinión Internacional

Cara y cruz de la ¿judeofobia?

En tiempos recientes se viene hablando de un rebrote del antisemitismo en Europa.

Atentados islamitas se han producido contra una escuela con niños judíos en Francia y contra dos sinagogas en Estambul. Al mismo tiempo que esto ocurría pasó algo a lo cual la prensa internacional no le ha dado ninguna importancia. El 14 y 15 de noviembre por primera vez en la historia un judío llegó a la presidencia de una república americana. Fue en Perú donde el segundo vicepresidente David Waisman se hiciera cargo del país mientras el mandatario Alejandro Toledo asistía en Bolivia a la cumbre iberoamericana.

En Perú hay solo tres sinagogas y menos de cinco mil personas asisten alguna vez a éstas. Pese a representar menos del 0.02% de la población los judíos peruanos han llegado a posiciones muy prominentes en el último lustro. Tanto Waisman como Efraín Goldemberg, el primer ministro de Fujimori, Eliana Karp, la actual primera dama, y los diversos ministros y parlamentarios judíos han debido pasar regularmente por la Plaza de la Inquisición (donde está el Congreso) o por una calle que conecta a ésta con Palacio de Gobierno y que durante el virreinato se llamó ?Matajudíos?.

Este cambio es muy significativo pues Lima, que sigue siendo muy racista, fue durante la colonia el bastión de los tribunales y la persecución antisemita en las Américas.

Otros judíos han estado o están muy cerca de convertirse en mandatarios de potencias occidentales. Job Cohen, alcalde de Amsterdam, no pudo llegar al premierato holandés porque su partido laborista perdió por un punto en las elecciones de enero de 2003. En el Reino Unido un judío practicante acaba de ser elegido líder unánimemente por su partido. Se trata de Michael Howard quien, a su vez, es el primer jefe conservador que ha logrado poner en las encuestas a los tories por encima del gobernante laborismo.

En las presidenciales estadounidenses de 2000 la mayoría fue obtenida por la plancha de Gore y el judío ortodoxo Joe Lieberman, quien es hoy candidato presidencial demócrata. Si el colegio electoral no le hubiese dado el triunfo a Bush, Lieberman pudo haber precedido a Waisman como el primer americano de origen no cristiano que llegue a gobernar algunos días su país.

Por otra parte, Ariel Sharon ha declarado que la manera en la cual se debe contrarrestar el rebrote antisemita es con más inmigración judía a Israel.

Hay unos 15 millones de judíos en el planeta, de los cuales el 30% vive en Israel y el grueso del resto en países que se proclaman democracias tolerantes. La población hebrea de la Tierra Santa es de unos 4.6 millones de personas; unas 10 veces más de lo que era antes de la Segunda Guerra Mundial. La mayoría de los inmigrantes de la posguerra escaparon del Holocausto, provinieron de la casi total transferencia de judíos del mundo islámico y Etiopía, o abandonaron el descompuesto bloque soviético.

Hoy los nuevos posibles inmigrantes sionistas viven en democracias relativamente más prósperas y abiertas que Israel que vive con crisis económica y violencia. Más bien, muchos israelíes se van al exterior.

La represión dura está sembrando inseguridad a los propios hebreos. El muro, en vez de contener a las bombas humanas, puede ir encerrando a Israel. Los israelitas ortodoxos que vivían en Jerusalén antes de la colonización sionista sostienen que no se debe desmantelar las comunidades del exterior para poner a todos en un vulnerable superghetto en conflicto con sus vecinos.

Lo que ha beneficiado a los judíos del mundo son sociedades donde se proteja a las minorías.

En el territorio que detenta u ocupa Israel el 45% de la población es árabe. El grueso de ellos ni siquiera es ciudadano y el resto nunca ha encabezado un ministerio o una Corte Suprema.

La mayoría de los judíos vive en países donde son minorías que pugnan por sistemas más abiertos y multiétnicos. A ellos les hace daño las posiciones que plantean que en el único país donde son mayoría (Israel) se haga lo inverso.

Una parte del resentimiento de sectores mahometanos contra los judíos se da en una equivocada forma de solidaridad propalestina. Las comunidades judías y musulmanas del exterior y la Tierra Santa podrían volver a rehacer su tradicional amistad si es que en el país que origina el conflicto se contienen los fundamentalismos.

Esto puede pasar porque los hebreos, en su propio beneficio, generen una república constitucional, secular, multiétnica e incluyente que permita a todos sus habitantes ser ciudadanos en igualdad de condiciones, incluyendo la de llegar a ser gobernantes.

Isaac Bigio es un analista internacional con grados y posgrados en historia y política económica en la London School of Economics, donde también ha enseñado.

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