Opinión Internacional

Carlos El Chacal, Islam y Revolución

Quien no conozca la sangrienta trayectoria de Carlos Illich Ramírez alias El Chacal, al leer su libro titulado « L’Islam Révolutionnaire » Editions du Rocher, creería que se trata de otro de esos escritores franceses que vomitan litros de tinta, de literatura antinorteamericana, género cuya meca es Francia. Las 272 páginas que conforman dicho libro – junto a la reproducción de cartas escritas por Carlos desde la prisión, dirigidas al presidente argelino Bouteflika y a Yasser Arafat, entre otros destinatarios – están compuestas primordialmente por una visión del autor, que no oculta complejos y resentimientos por el poderío militar norteamericano. En ese sentido, Carlos es reiterativo a través de casi todo el libro, al punto de producirle vértigo al lector con su ritornello contra el gran satán yankee.

«La tercera guerra mundial ha comenzado, pero ésta vez fueron los USA los que comenzaron. Los USA le han declarado la guerra al género humano».

En revancha, Carlos en su libro se cuida muy bien de no gastar ni una sola línea para contarnos sus aventuras terroristas ; sin embargo promete hacerlo en sus memorias, a publicarse después de su muerte. Descubriremos entonces, por qué éste aguerrido terrorista nunca exportó sus temerarias acciones al tan detestado territorio norteamericano. Sin embargo, no todo es antinorteamericanismo, un Chacal convertido en predicador del Islam revolucionario, dedica todo un capítulo a contarnos su sumisión a la voluntad divina.

«La palabra divina debe ser leída y reinterpretada y revivida a cada amanecer, es por ello que el Islam es y debe ser una revolución permanente»

«Bien lejos de la deriva sostenida por las sociedades occidentales, descristianizadas y desculturizadas. El Islam revolucionario, nace de la revuelta de una generación de musulmanes, hartos de la laicidad desvalijadora de sociedades, que se vuelven opresoras en nombre del progreso y de la modernidad. En fin el Islam, no es ni moderado ni extremista, es una religión de justicia, y precisamente justicia es lo que más falta hace en éste mundo».

Como buen venezolano, Carlos no dejó pasar la oportunidad para echarnos su propio cuento de camino en referencia a Osama Ben Laden

» Nuestros caminos se cruzaron a principios de los años 70. El joven Osama pasaba sus vacaciones en el Libano…»

«…si yo llegara a cruzarme nuevamente con Osama, me encantaría, luego de saludarlo fraternalmente, poder animarlo a que continúe su magnífico combate, exhortándolo a que proteja bien su vida, puesto que él se ha convertido en el símbolo viviente de la Yihad»

Huntington y Fukuyama de manera reiterada son citados en el libro:

«en realidad no habrá choque de civilizaciones, por cuanto el concepto es falso; tampoco habrá guerra de religiones, de ello yo estoy profundamente convencido por la buena y simple razón de que la revuelta está en todas partes, ella es internacional, y no solamente islámica. Ella es multiforme, y los antimundialización son un ejemplo de ello…»

Venezuela no podía faltar y en ese sentido, Carlos señala que:

» de manera encarnizada la administración Bush se ha venido esforzando por cazar a Chávez, y colocar en su lugar, para dirigir a Venezuela, unos personajes que le sean completamente sumisos. Por otra parte todo el mundo debe recordar que Chávez fue el primer presidente en ejercicio en viajar hasta Irak, atravesando Iran, con la finalidad de romper el embargo político que aislaba al régimen nacionalista y socialista del partido Baas.»

Sin disimular su orgullo de ser venezolano, Carlos dice que:

» en mi Venezuela, ellos – los americanos – se esfuerzan por derrocar a Chávez – el único jefe de Estado que tuvo el coraje moral de escribirme directamente – apoyándose para ello en un sector de la burguesía local. Hasta el presente Chávez, sigue allí. No habría que interpretarlo como una derrota para la administración Bush, la cual descubre en Chávez a un tipo que posee el coraje y la voluntad de resistir, pero sobretodo que es un anunciador de resistencias futuras».

Carlos quien obtuvo su título de bachiller en Caracas en 1966, considera que sus grandes inspiradores fueron, además de su propio padre; Gaitán, Cipriano Castro, Mao, Gustavo Machado, Fidel y el Ché Guevara.

El autor, quien paga una condena a perpetuidad en Francia insiste en que:

«…En la actualidad soy un prisionero del Estado francés el cual no respeta ni su propia legalidad; tan solo una hipotética intervención de Venezuela o una acción militar internacional podrían cambiar ésta situación. «

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