Opinión Internacional

Colombia, el proceso con el ELN

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Bogotá (AIPE)- En estos días comienza una nueva ronda de negociaciones del gobierno colombiano con el Ejército de Liberación Nacional (ELN), guerrilla castrista que desde 1965 comete toda clase de delitos en nombre de la revolución. Esta guerrilla trajo las minas anti-personas, llamadas en Colombia “quiebrapatas” y ha sido experta en secuestros. Hace unos meses se dio inicio a diálogos entre el grupo armado y el gobierno, pudiéndose lograr la desmovilización del ELN, pero no en las condiciones que los guerrilleros esperan.

Las reuniones preliminares en Cuba fueron un simple acercamiento para que los negociadores se conocieran y se ventilaran las posiciones. Vale la pena recordar que con la guerrilla marxista de las FARC y con el ELN ha habido varios intentos de negociación sin éxito. Ojalá que ahora vaya en serio, pero confronta muchos problemas. Uno es la multiplicidad de facilitadores, “países amigos” y comisiones alrededor del proceso. Así, el ELN escoge con quién, según su conveniencia del momento. Pero a estas alturas lo único que funcionará es la negociación con el gobierno. El resto es ruido que estorba el proceso. La mal llamada “Sociedad Civil” (Bernal Cuellar, el ex procurador, y otros personajes cercanos al ELN), con quién desea hablar simultáneamente el ELN, no representa a nadie. Nadie eligió a sus voceros, quienes no tienen legitimidad.

El proceso que se inicia tiene antecedentes diferentes. Las negociaciones con el M-19 y el EPL no incluyeron requisitos de verdad, justicia o reparación, mientras que la negociación con las autodefensas ilegales sí exige todos esos elementos. Este último proceso sigue su curso con dificultad. Ya 30.000 hombres entregaron las armas y la mayoría de los jefes de las autodefensas están detenidos en una cárcel de alta seguridad en Antioquia. En esta negociación, el inefable Sr. Frühling, para entonces delegado de derechos humanos de la ONU, sostenía que, aún con confesión plena, sometimiento a cárcel y la entrega de bienes, el proceso con las autodefensas no cumplía con los “estándares internacionales”, los cuales no existen sino en la imaginación izquierdista de ese burócrata.

La izquierda colombiana e internacional se opuso al proceso de paz con las autodefensas argumentando que el Estado era muy blando. Tal vez no pensaron algo que ya resulta claro: en un proceso con el ELN o las FARC la opinión no admitiría algo muy distinto a lo que se pactó con las autodefensas. Y eso es bien lejano a lo que seguramente aspira el ELN, que prefiere el trato dado al M-19 hace 15 años. A aquel grupo marxista, como premio por la desmovilización, se le entregó un ministerio (el de Salud) y varios puestos en embajadas colombianas en Europa. Y sería interesante saber cuánto se pagó al escaso millar de reinsertados del M-19 durante 15 años. Sabemos que fue una millonada. Ya que se habla tanto de la verdad, empecemos con esa verdad.

En esta oportunidad, el gobierno no permitirá que el ELN utilice la negociación como propaganda para mejorar su deteriorada imagen. Por eso hay que descartar la convención nacional con 2500 participantes que exigen. No se sabe qué poderes tendría la tal convención ni quién escogería a los participantes. Para los colombianos esa “convención” recuerda las audiencias públicas de las FARC en el Caguán, durante el gobierno de Andrés Pastrana (1998-2002). Durante meses la televisión oficial trasmitió las aburridas audiencias presididas con arrogancia por guerrilleros armados. Eso no sería tolerado hoy.

Es posible que el ELN sí esté ahora interesado en una salida negociada. ¿Por qué? Porque está derrotado. Por eso mismo, el gobierno no debe ofrecer mucho porque sentaría un mal precedente para una futura negociación con las FARC y además puede dar al traste con el proceso con las autodefensas. El afán ahora es del ELN. Ya no tiene más de 3 mil hombres y mujeres armados, en malas condiciones. Grupos enteros se han desmovilizado por su propia voluntad. El ELN ha sufrido, además, del duro embate de las Fuerzas Militares, el ataque y pérdida de territorio a las autodefensas y hasta sus colegas marxistas de las FARC se metieron en sus territorios para disputar las rentas ilegales. En Arauca, el departamento petrolero que fue dominio del ELN, los dos grupos combaten duramente. Allí el gobierno ya controla las regalías petroleras que el ELN recibía durante años. En la zona aurífera del sur del departamento de Bolívar y en Barrancabermeja, el ELN fue expulsado por las autodefensas. El ELN simplemente ya no tiene capacidad militar.

El gobierno, entonces, debe apartar a las comisiones que interfieren el proceso y determinar si el grupo marxista tiene interés real en deponer las armas. Y se debe mantener la presión militar mientras el ELN siga cometiendo delitos. El éxito de la negociación con el M-19 y el EPL hace tres lustros se debió a que ya estaban derrotados.

___* Director, Centro de Análisis Sociopolíticos, Bogotá.

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