Confianza económica basada en la legalidad
Los mercados financieros han reaccionado con alivio ante las perspectivas de una segunda vuelta electoral. Tanto lo expresado en Lima como en Wall Street por los asesores de inversiones debe tomarse muy en cuenta: la confianza económica en el Perú debe basarse, gane quien gane, en la legitimidad del nuevo gobierno que se instale el próximo 28 de julio.
En círculos donde la seguridad jurídica es fundamental por los capitales de riesgo que se comprometen, el anuncio de una segunda vuelta ha sido visto como una expresión de respeto a la voluntad ciudadana.
Evidentemente, lo prioritario es subsanar los múltiples errores que pusieron en duda la transparencia de la primera vuelta y crearon incertidumbre entre los agentes económicos. Pero, igualmente fundamental es que en la nueva campaña se despeje las dudas sobre el manejo económico.
En vez de retórica electoral, debe ahora exponerse y sustentarse con precisión los lineamientos de política económica y con qué equipos técnicos y profesionales proponen llevarlas a cabo los candidatos de Perú 2000 y de Perú Posible.
En este sentido, para que los electores depositen su voto debidamente informados, es necesario un debate público del ingeniero Alberto Fujimori y del doctor Alejandro Toledo, sobre todo considerando que el primero no se presentó en los diversos foros convocados en el primer tramo electoral.
Así, no sólo se aclarará el panorama y despejará dudas sobre el manejo económico, sino que -como señala la influyente agencia de calificación de riesgo Standard and Poors- la transparencia de la segunda vuelta determinará la fortaleza del nuevo presidente para mantener la solvencia crediticia del Perú.
Del mismo modo, esta segunda vuelta debe servir para determinar cuáles serán las prioridades legislativas a debatirse y los consensos que será necesario establecer entre las diversas bancadas, dado que no hay mayoría propia de nadie en la nueva composición del Congreso de la República. El interés del país está por encima de todo.
